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Los tomates bio búlgaros con bendición celestial

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Foto: БГНЕС

La Iglesia ortodoxa de Bulgaria resolvió, siendo uno de los dueños más importantes de tierra agrícola en el país, prohibir el uso en las granjas en arriendo de pesticidas y cualquier otro tipo de intervención en el medio ambiente. Además de en los terrenos concedidos para ser cultivados por otros agricultores, la iglesia está cosechando éxitos ecológicos y biológicos también en las granjas eclesiásticas y monasteriales que han cobrado fama no sólo en este país por la calidad excelente de las hortalizas y frutas bio que producen, del pescado, los productos lácteos y la miel. No sería de extrañar si resultara que el mayor número de productos agropecuarios orgánicos en Bulgaria se producen con una bendición celestial. De esto se han cerciorado también los integrantes de la delegación de la Fundación Internacional de Agricultura Biológica quienes se sintieron especialmente impresionados por su visita al colmenar ecológico del monasterio de Kremikovtsi, en las afueras de Sofía.

En realidad la agricultura biológica es un sector que tiene un desarrollo impetuoso en los últimos años aunque esto no se note necesariamente en las tiendas de comestibles en Bulgaria. El número de las granjas biológicas ha rebasado la cifra de 6 mil y un 90% de su producción de frutas, hortalizas, quesos y carnes se exporta a Alemania, Austria, Suiza y varios países escandinavos en los que, sin embargo, los productos son reempaquetados y se comercializan bajo marcas familiares para los consumidores locales. De momento casi todas las cantidades se dirigen a la exportación porque en Bulgaria el mercado es pequeño e insolvente, y es que los productos orgánicamente cultivados siempre son más caros que los convencionalmente cultivados. Además, no siempre tienen una apariencia atractiva que digamos, sobre todo en comparación con las variedades híbridas de importación, y los búlgaros siguen todavía propensos a fijarse más en el color y la forma en vez de examinar el contenido de las frutas y legumbres. Sea como fuera, un 2 % de las granjas agropecuarias en Bulgaria ya son ecológicas, su número más creciendo en `progresión geométrica. El objetivo es que en los próximos años lleguen a constituir al menos un 20% del total.

Además de aumentar las áreas y las granjas de agricultura biológica crece también el número de las variedades de frutas y legumbres que en ellas se cultivan conforme las normas de la naturaleza. A las hortalizas tradicionales y típicas como espinacas, lechugas, calabacines, berenjenas, calabazas, maíz lechero etc.se sumaron productos hasta no hace mucho tiempo casi desconocidos y exóticos para los agricultores nacionales como alcachofa, olivas, kiwi, la apicultura y la vinicultura biológicas etc.

Los importantes problemas que afrontan los granjeros ecológicos en Bulgaria se derivan, a juicio de éstos, de la inexistencia de alicientes por parte del Estado para la producción de sus víveres saludables. Es cierto que para el nuevo período programado, años 2014 a 2020 de la UE los subsidios a su favor van aumentando cinco veces frente al anterior período presupuestario pasando de 33 millones de euros a 152 millones .Sin embargo , esto llegará de Europa mientras que los agricultores búlgaros insisten también en la asistencia de las autoridades nacionales. Desde el Ministerio de Agricultura y Alimentos aseguran que estos subsidios son prioritarios para la Administración Pública pero esto no se ve con especial nitidez ni en el presupuesto ni en los subsidios otorgados por este ministerio .Además, ora con fundamento ora según las preferencias personales de los funcionarios, las trabas y barreras burocráticas siguen agobiando a los granjeros que, en ocasiones, por tantos reglamentos y papeleos, no logran encontrar tiempo para dedicarse a sus propios campos, huertos y granjas.

Resulta esperanzador sobre este telón de fondo el hecho de que últimamente en el mercado interno vaya cobrando cuerpo una tendencia nítida: en las ciudades más importantes del país no dejan de abrirse tiendecillas representativas de las granjas biológicas en las que se comercializan productos alimenticios naturales y saludables de calidad y origen garantizado. El número de sus clientes no deja de aumentar y esto es indicio de que también los consumidores búlgaros ya entienden cada vez mejor las ventajas que tienen el modo de vida y la alimentación en consonancia con la naturaleza. Esto augura también buenos tiempos para los agricultores biológicos que ya podrán apostar, por igual, por el mercado extranjero y el nacional. Además, los cristianos creyentes no se quedarán indiferentes frente a la posición bastante positiva que la Iglesia ortodoxa búlgara ha ocupado con respecto a los productos ecológicamente puros.

Versión al español por Mijail Mijailov


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