¿Son capaces de hablar las bacterias y, de ser posible, en base a cuál principio?
Evguenia Mijailova y Nataly Atanasova forman parte del primer equipo búlgaro que tiene la ambición de participar en la competición internacional de biología sintética e ingeniería genética, iGEM, que cada año se organiza en Boston. Es una competición de estudiantes universitarios de hasta 23 años de edad .Los integrantes del equipo búlgaro, que actualmente consta de 15 personas, se preparan para la competición en un laboratorio especializado de altas tecnologías en “Sofia Tech Park”. El proyecto del equipo búlgaro presenta dos vertientes, una biológica y la otra, ingenieril.
Se le llama “bacteria habladora”, señala Evguenia. Imagínense Vds. un reactor biológico y células que viven allá. Alguien debe medir sus indicadores y establecer lo que estas células necesitan. Hemos inventado la forma en la que las bacterias digan lo que las células necesitan, emitiendo una señal lumínica cuyas características se someten a la respectiva medición. El proyecto contará, asimismo, con una aplicación que lo acompañe. También existirá un sistema especial que permitirá, por control remoto, alimentar la bacteria. Suena como algo elemental, pero tendría una aplicación enorme en el sector industrial, no sólo en los laboratorios, sino también en los diferentes tipos de producción, en la farmacéutica, etc. En iGEM mostramos un modelo que se puede desarrollar en el futuro y se puede crear sistemas de medición de nueva generación a través de los cuales la bacteria podrá “contactar” con los seres humanos.
Nataly confiesa que el lado financiero del proyecto aparece como un escollo muy importante. Para la materialización de aquél se necesitan cuantiosos recursos, y los integrantes del equipo se ven precisados a buscar ellos mismos una financiación.
Para participar en esta competición hemos tenido que pagar 5 mil dólares por nuestra inscripción para la prueba y hemos recibido una caja con materiales biológicos con los que vamos a trabajar. Reunimos la suma con grandes esfuerzos y apreciamos ahora toda la asistencia que la gente nos ha brindado. Ahora, sin embargo, tenemos la necesidad de disponer de consumibles biológicos, reactivos, enzimas y muchas otras cosas muy diversas para que nuestro trabajo esté bien encarrilado. Hemos comprado una parte de estos materiales pero nos hacen falta otros muchos. Hemos hecho nuestro presupuesto y hemos calculado que necesitaremos de otros 20 mil dólares.
En casi todos los países, el equipo de iGEM está siendo organizado por las universidades que subvencionan la participación. Los profesores son mentores, quienes fijan el proyecto y el tema. Evguenia dice que, debido a razones financieras, no hay manera de que esto ocurra en Bulgaria.
No obstante, este hecho no nos desmotiva antes, al contrario, nos incita, nos azuza a mostrarles a los demás participantes que, incluso sin contar con la capacidad financiera que tienen los países restantes, somos capaces de conseguir solos el dinero indispensable y de insuflarles esperanza a los estudiantes universitarios búlgaros de que sí pueden dedicarse a la ciencia en Bulgaria. Nos quedaba solo una semana hasta el vencimiento del plazo final y ya comenzábamos a perder la esperanza, pero cuando comprobamos la cuantía del dinero en nuestra cuenta bancaria nos sentimos muy alentados. Comprobamos que la gente confía en nosotros.
El dirigente del equipo búlgaro es Boris Kirov, actualmente profesor que enseña en la Universidad Técnica de Sofía. Se ha graduado en Biotecnologías por la Facultad de Biología de la Universidad de Sofía “San Clemente de Ohrid”, y ha hecho un doctorado en Francia. Preparó un equipo para la competición iGEM en 2015 en Francia, país que conquistó varias medallas. Este año, primero ha anunciado sus planes de formar un equipo a sus estudiantes, a los que enseña en la Universidad Técnica. De allá ha reunido a un grupo de ingenieros en software. En el equipo participan, en pie de igualdad, los hombres y las mujeres, la mitad biólogos y, la otra mitad, ingenieros. Evguenia señala que este hecho les ofrece la posibilidad de conocer más ideas y más puntos de vista. Los integrantes del equipo desean demostrar que pese a las numerosas dificultades y múltiples escollos también en Bulgaria se puede tener éxito y enseñarles a los búlgaros jóvenes que hay por qué quedarse en este país.
Evguenia dirige ahora una exhortación diciendo: La época de las justificaciones y las acusaciones debe concluir ya. Las personas jóvenes deben actuar. No deben limitarse únicamente a resaltar los problemas, sino que tienen que ponerse a reflexionar sobre ellos e ir buscando soluciones. Escaparse no es una solución.
Versión en español por Mijail Mijailov
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