Sus cromáticas sendas peatonales se han convertido en una autentica sensación .Es un arte insertado en el entorno urbano que no sólo produce fruición, sino que también educa. El artista reside en Madrid, se desempeña en géneros vanguardistas y lanza mensajes que sobreviven más allá de la existencia efímera de las obras creadas.
Hristo Guelov formó parte de la primera oleada de emigrantes tras la caída del Telón de Acero. Abandonó Bulgaria llevando encima un capital único: los años que había pasado en la Academia de Bellas Artes. En España, país en que se asentó, terminó estudios de tecnologías del grabado y estuvo una veintena de años trabajando en el mundo de los Mass Media. Sin embargo, tras llegar a dominar a la perfección las nuevas tecnologías y medios expresivos para la comunicación decidió retornar al arte. Hoy en día se autodefine como arista visual.
Ser un artista visual quiere decir mantener contacto directo con el público. Es que los géneros tradicionales en el arte: la escultura, la pintura mural, la pintura de caballete, carecen de las mismas posibilidades de llegar a la gente. El mensaje del artista visual debe ser leído sin traducción, sin mediadores. Debe aparecer en el entorno urbano para sorprender y crear un ambiente nuevo y, luego, desaparecer. En resumen, se trata de una imagen artística temporal, de un efecto temporal.
Junto con artistas españoles, Hristo creó un equipo creativo para acciones en el espacio urbano y un diseño de movimiento. Luego no ha dejado de agregar nuevsa obras vídeo a su colección artística.
Me he criado en el mundo del arte gracias a mi padre, el pintor Nikola Guelov y voy notando como el arte va buscando nuevas formas y vías para llegar a los espectadores. Es por esto que el arte debe salir afuera, situarse en el entorno urbano, ya que la gente ya no frecuenta las galerías y los museos, con la excepción de los conocedores y los artistas profesionales. Es justamente esto lo que mueve a los jóvenes artistas modernos a crear sus obras y acciones en el espacio público y hasta en el regazo de la naturaleza.
Es un ejemplo de ello la instalación que Hristo Guelov hizo en Samokov, transformando la vetusta fuente urbana en una “Casa del agua”. Empleó a tal efecto 80 cintas azules de textil no tejido, que caían libremente desde el techo y estaban sometidas a las veleidades de los elementos.
Pretendía que su movimiento se asociara a unos caños imaginarios y así enfatizar en el agua. El agua que escasea y falta en muchos países, esta agua que debemos apreciar mucho.
¿Siente acaso nuestro artista cierta proximidad a Christo, quien ha ayudado a que centenares de personas del mundo entero caminen sobre el agua?
Sin duda, es que yo como compatriota suyo siento algo similar a nivel de mi subconsciente pero, con todo, procuro que mi trayectoria sea un tanto distinta. Mis próximos proyectos se relacionan con la cinética, es decir, que la gente perciba las veleidades de los elementos de la naturaleza como son la lluvia, el viento. Procuraré llegar a controlar los elementos para provocar emociones en los espectadores.
Un mes antes de que nuestro insigne compatriota Christo instalara sus muelles flotantes en el lago de Iseo, en el norte de Italia, Hristo Guelov había creado otra instalación acuática, con elementos color naranja. Optó por el río Yantra para montarla, en las afueras de Veliko Tirnovo, su ciudad natal.
Quería que se produjera una reconsideración de la postura frente a los refugiados..Es que ellos no huyen de su patria por mero capricho, sino que están forzados a hacerlo, en su mayoría. Por esto sujeté en el centro del río doce círculos color naranja que semejan los doce salvavidas que no han tenido la posibilidad de llegar a ninguna costa. De esta manera he planteado un tema para la reflexión: qué está pasando con esas personas. Y, también preguntarnos si nos podemos poner en su lugar y, procurar, no sólo en Bulgaria, sino también a nivel europeo, encontrar una solución a su problema. Es que en estos años estarán aquí los refugiados, antes fueron los españoles que escapaban de la guerra civil, y a comienzos y a finales del siglo XX han emigrado tantos búlgaros. De modo que se trata de un proceso que se repite en la historia y, por medio de esta instalación, he querido que la gente tome conciencia del mismo.
Versión en español por Mijail Mijailov
Fotos: Archivo personal
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