Hay personas que hacen del trabajo una misión y no sería exagerado llamarles líderes. Uno de ellos trabaja como director de escuela en el pueblo con el extraño nombre de Bel Kamen. Ahí los niños aprenden compasión y amor, viajan por el mundo desde su aula y transforman la educación en el objetivo más importante para todos los habitantes de la zona.
Cuando en 2009 se puso al frente de la escuela del pueblo de Bel Kamen, en Yakoruda, el profesor de Química y Biología, Alish Vakliov, entendió que iba a tener que mostrar iniciativa y convertirse en emprendedor. Según el sistema "el dinero sigue al estudiante", la pequeña escuela estaba condenada a la pobreza, pero el nuevo director se negó a conformarse. Por eso empezó a investigar en Internet y pronto tomó la decisión que cambió el sino del colegio: primero solicitó un puesto como profesor de inglés del Cuerpo de Paz, y después presentó un proyecto para una moderna sala de ordenadores ante la fundación "América por Bulgaria". Así llegó al pueblo para una estancia de dos años la voluntaria Suzy Rowe, para enseñar su lengua materna a niños y adultos. Con el dinero obtenido la escuela fue renovada y dotada de una sala multifuncional de ordenadores modernos con 13 plazas, pizarra interactiva, sistema multimedia, pantalla blanca para usar en otras aulas, sistema de audio, televisor LED y cámara de vídeo.
Tenemos Internet rápido, gracias al cual los niños pueden explorar el mundo más fácilmente, cuenta Alish Vakliov. Por supuesto, como una escuela pequeña y humilde no teníamos suficientes mapas, y los que quedaban estaban rotos y era complicado utilizarlos. En la red, sin embargo, podemos encontrar cualquier mapa del mundo que necesitemos: hay portales educativos, ponemos lecciones en vídeo, hacemos exámenes online en la pizarra interactiva, y vemos cosas que no podíamos hacer cuando faltaban materiales, como por ejemplo, experimentos de Química. Es como si estuviéramos en una sala de cine.
Actualmente en el colegio "Neofit Rilski" hay 40 alumnos de 1º a 7º que estudian en clases mixtas. Alish Vakliov dice que no es fácil para un profesor repartir su atención entre alumnos de distintas edades, pero el esfuerzo vale la pena, ya que según dice, los niños reciben muy buenas críticas cuando van a los colegios de las ciudades vecinas. Y esto en parte se debe a la voluntaria americana del Cuerpo de Paz, que ha sido aceptada con los brazos abiertos por todo el pueblo y es una fuente de conocimientos para todos.
De ella hemos aprendido que no es suficiente con transmitir las lecciones, revisar los deberes y pasar el tiempo de alguna forma, explica el director. Hemos aprendido que es necesario trabajar con los niños fuera del horario lectivo: por las tardes en los clubs de intereses. Hemos aprendido que debemos crear motivos, en el buen sentido de la palabra, para que los padres vengan más a menudo, que se interesen por lo que hacen sus hijos y que sean parte de la escuela. Y esa es también mi idea.
Por eso el director abre de par en par las puertas de la escuela a todos los habitantes del pueblo, que también utilizan los ordenadores.
Sueño con que la escuela se convierta en centro de la comunidad, y esto creo que ya es un hecho, dice Alish Vakliov, y continúa: Además, en el pueblo no hay otra institución para la enseñanza y la educación. No hay biblioteca, no hay centro comunitario, no hay cibercafé, no hay club de jubilados, no hay teatro y no hay cine, sólo una escuela, y en el patio está la guardería. Sueño con que todos trabajemos juntos, porque estamos creando el futuro de Bulgaria. Y aquí es especialmente importante el papel de los padres; sin su ayuda la escuela no tiene ningún beneficio, no se alcanzarán los objetivos educativos.
El director está convencido de que si no hubiera escuela, la mitad de los niños no recibirían educación y serían analfabetos como los habitantes más ancianos de Bel Kamen. Por eso aspira a que el colegio entre en la lista de escuelas protegidas, y lo solicitará cada año hasta que lo consiga.
Versión en español por Marta Ros
Fotos: cityzen.bg
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