Las elecciones 2017 serán recordadas por la injerencia de dos Estados en las mismas −Rusia y Turquía− y por los bloqueos nacionalistas en la frontera en un intento por impedir que ciudadanos búlgaros ejercieran sus derechos constitucionales. También serán recordadas por un ejemplo de los manuales, el de cómo se pierden comicios ganados por el Partido Socialista Búlgaro.

En el momento en que Kornelia Nínova, presidenta del BSP, dijo que la democracia nos había quitado muchas cosas y que debíamos querernos con el fraternal pueblo ruso, materializar proyectos rusos, nacionalizar la compañía de electricidad CEZ, entre una serie de otras cosas, el elector búlgaro se movilizó y erigió vallas para protegerse contra los fríos vientos que soplaban desde el Kremlin, señala el politólogo Evguenii Daynov explicando el resultado inesperadamente alto logrado por el GERB en las elecciones, y augura que: De modo que no se producirá aquel reordenamiento que Putin se creía que iba a lograr: o sea, que el Kremlin tuviera a sus grupúsculos de personas en los diferentes grupos parlamentarios. El mayor número de esas personas estará en el seno del Partido Socialista y en el de los llamados “patriotas” pero el Kremlin no logrará contar con un grupo parlamentario entero.

Respecto a la futura coalición hay que decir que el vencedor en las elecciones se encuentra metido en la situación que afrontaba Serguei Stanishev en 2013 cuando había en el Parlamento muy pocos partidos y cada uno de éstos generaba daños, estima Evgueni Daynov. Tras el frenazo ilegal de electores en la frontera, le resultará muy arduo a Boiko Borisov persuadir a sus socios de Occidente de que se dispone a gobernar con los “Patriotas Unidos”. Evgueni Daynov no descarta la posibilidad de que los llamados “patriotas” se decanten, en última instancia, por el Partido Socialista Búlgaro ya que, además, uno de los líderes de esta coalición, Valeri Simeonov ha destacado ya la gran similitud en los programes electorales de su formación y del Partido Socialista.

Parván Simeonov, sociólogo de la Gallup vaticina que, muy probablemente, el GERB forme una coalición con los “Patriotas Unidos” con el apoyo del partido Vola (en español "voluntad") y, en momentos críticos, del Movimiento de Derechos y Libertades. A Europa, sin embargo, le resultará difícil aceptar un gobierno conjunto de fuerzas reconocidas por ella misma como pro europeas, y otras, nacionalistas, dice el sociólogo. La cuestión más importante, empero, es qué tipo de política promoverá el nuevo gobierno, de reformas o de consolidación de la mafia.

Ignoro si se tratará de una consolidación de la mafia puesto que ésta se encuentra en todas partes, dice tajante Parván Simeonov. Se trata más bien de la reafirmación de un gobierno del día por el día, del derroche innecesario y, cuando alguien proteste, de derrochar más aún. Me temo, sin embargo, que incluso si otra persona acceda al poder, las cosas no cambiarán mucho. No he podido escuchar las pretensiones de la izquierda, lo que he oído han sido más bien ciertos mensajes social-nacionales de patetismo revisionista con respecto a la UE. El problema más importante para Bulgaria es que más temprano que tarde este país deberá comenzar a recortar los gastos y en ese momento se producirán dolores sociales, protestas, descensos de los rátings de aprobación. Sin embargo, no podemos durante toda la vida hacer política para apuntalar nuestra credibilidad, provocar elecciones para conservar nuestro egoísmo, enmendar el sistema electoral para mantener nuestra vida política, decirle a la gente que la democracia nos ha privado de muchas cosas, para ganar las elecciones. Ya va llegando el momento en que Bulgaria deberá decir: no podemos pagar más por universidades innecesarias, no podemos mantener una Sanidad ineficiente ni tolerar una Administración Pública abultada. Bulgaria continúa aplazando lo difícil, sigue siendo gobernada sin una mentalidad estratégica. Esto es lo que hay que cambiar y, arrinconar, al menos un poco, a la mafia. Yo, sin embargo, no soy optimista.

Nadie tiene interés ni siquiera en las reformas más mínimas, vuelve a comentar Evgueni Daynov y agrega: Esperamos, pues, más de esto mismo, puesto que al Parlamento no accederá persona capaz de resistir al modelo “¿Quién?” de feudalización a expensas de la sociedad civil y la democracia. Pero esa gente se excederá, ya que no habrá quién le avise sobre tal o cual cosa y hará alguna estupidez, como la que había sido nombrar al magnate mediático Delyan Peevski al puesto de jefe de la Agencia Estatal para la Seguridad Nacional. Y, como los ciudadanos avispados no estarán representados, muy fácilmente echarán mano del único instrumento a su alcance que son las protestas multitudinarias. De manera que los políticos estarán jugando con el fuego si decidan consolidar definitivamente el monopolio de la mafia en Bulgaria. La mala noticia es que, para mostrar que no serán devueltos al régimen comunista, los búlgaros se verán forzados a apoyar al pilar de la oligarquía, Boyko Borisov. Sin embargo, el precio a pagar por la oligarquía siempre se traduce en pobreza e injusticia, y esto ya lo había dicho Aristóteles, concluye el politólogo.

Versión en español por Mijail Mijailov