Basta con encontrar tan solo un libro que cambiará tu mundo. La librería sobre ruedas tiene la misión de recorrer este país durante todo el verano con el fin de acercar los libros búlgaros a los lectores jóvenes.

Ilián Lubomirov es capaz de reunir a 500 personas para que escuchen sus poesías. Ya que goza de la admiración sobre todo del público joven, aprovechará su popularidad para acercarles los libros de mayor valor e importancia del caudal literario búlgaro. Durante los días calurosos estivales Ilián divulgará “Palabras sobre cuatro ruedas” viajando en un microbús de aspecto artístico, gracias a los grafitos de Nasimo (Es el pseudónimo de un pintor de grafitos búlgaro, autor de verdaderas obras de arte que, además de en las fachadas de los edificios, se pueden ver en ropa de estilo urbano y en varias galerías del mundo).

Las causas que promueven la librería móvil o en cuatro ruedas son varias: la primera es romper el cliché de que la gente joven no lee –dice Ilián Lubomirov– . En segundo lugar, me gustaría que la literatura búlgara cobrase más fama con sus buenos ejemplos y modelos que con los escándalos y las disputas personales entre novelistas y poetas. Y una cosa más: los presupuestos de las bibliotecas y las casas de cultura para renovar sus inventarios con literatura nueva son muy pocos, por eso, en todos los lugares a donde iremos, donaremos un 20% del precio de cada libro vendido para aumentar los fondos económicos de estos templos del libro. Para mí es de gran importancia que se crean y consoliden comunidades grandes en la literatura y arte búlgaros, quisiera también que enseñáramos a la sociedad homenajear a nuestros artistas mientras estén aún entre nosotros.

Ilián Lubomirov quiere recorrer 50 ciudades con su librería hippie, como él mismo la denomina. “Prestaremos mayor importancia a las localidades pequeñas, donde el arte y la cultura llegan apenas y la gente anhela encuentros de este tipo”, explica Ilián. Junto a él viajarán uno de los mejores poetas y novelistas búlgaros para presentar sus obras personalmente. El primero de estos encuentros artísticos  se celebró en Sofía el pasado 24 de mayo, Días de la Escritura Eslava y de la Cultura y Educación Búlgaras.

Es verdad que la grafomanía se extiende por todos lados y tan solo durante el año pasado fueron editados más de 2000 libros búlgaros –señala Ilián Lubomirov– . Pero junto con esta gran variedad de libros, hay literatura búlgara contemporánea de nivel mundial que no debe quedar desapercibida. Es por ello por lo cual junto con una decena de unas de las editoriales más grandes de este país hemos hecho una selección de unos 300 libros de poesía y prosa, la mitad de los cuales ya he leído y puedo recomendar personalmente.

Por ejemplo las novelas “La campana” y “432 hercios” de Nedyalko Slávov, las obras de Bozhana Apóstolova y Milén Rúskov, y también de una serie de poetas de la generación joven como Iván Lándzhev, Dimana Yordanova, Konstantín Trendáfilov, Irena Ivanova, Dimítar Gánev, Gueorgi Gavrílov, entre otros.

Estoy convencido de que si un escritor habla en el lenguaje de los jóvenes, si está dispuesto a comunicarse y presenta sus libros de una forma adecuada, será un escritor leído y al público le interesarán sus obras –dice Ilián Lubomirov y señala como ejemplo los poetas jóvenes que llenan las salas– . No basta sólo con escribir un libro y esperar, reposando en la cumbre de tu ego, que los lectores te admiren. Nosotros no tenemos agentes literarios y el marketing en la literatura se subestima porque existe y se divulga la opinión de que si un libro se vende mucho, entonces es una basura y es un absurdo total. No obstante, yo parto de mis propias observaciones y experiencia y estoy convencido de que la energía que hay entre un autor y un lector puede contagiarse.

Incluso desde la pequeña pantalla. Por eso, cuando finalice la gira estival con los mejores libros búlgaros de la contemporaneidad, Ilián Lubomirov perseguirá su nuevo sueño, trasladar las conversaciones sobre una literatura de alta calidad en un programa televisivo de su autoría. Mientras tanto, confiará en el efecto de la mariposa: si él mismo logra provocar el entusiasmo por los libros búlgaros aunque sea solo a cinco personas, luego estas cinco a otras cinco y así hasta el infinito, este país irá desapareciendo de las clasificaciones según las cuales la nación búlgara es una de las naciones europeas que menos lee y serán más las personas que estiren las manos hacia las pilas de libros, algunas de ellas por vez primera.

Versión en español por Plamen Jrístov
Fotos: Archivo personal