Antes, en la aldea de Staro Zhelezare, en el sur de Bulgaria, la vida transcurría como en cualquier otra localidad del país: sus habitantes se levantaban antes del amanecer para ocuparse del ganado y sacar a las vacas y las ovejas al pasto; luego, quienes no se dirigían a trabajar en las ciudades vecinas, se sentaban frente a sus casas a charlar sobre la vida y las novedades locales. En la actualidad, el día a día de los lugareños ha cambiado. Hace un par de años de la aldea se empezó a hablar como de una especie de galería de arte al aire libre, hasta que se convirtió en destino para los turistas curiosos.
La “galería” es obra del pintor Ventsislav Piryankov. Todo el mundo a la redonda conoce al artista y a su esposa polaca, Katarzyna, aunque la pareja viene de Polonia sólo en el verano. Ventsislav Piryankov es profesor en la ciudad de Poznan y trae consigo a Staro Zhelezare a sus discípulos para pintar sobre las fachadas encaladas de las casas y los muros. Los dibujos contienen ideas y mensajes y destacan por su conceptualismo. Los artistas interpretan con audacia personas y sucesos reales permitiendo que lo imposible se convierta en realidad. Es inusual ver cómo, sólo con la ayuda de la pintura y el pincel el campanario de la iglesia pueblerina ya semeja la torre del reloj Big Ben de Londres.
“En Staro Zhelezare lo imposible se convierte en algo bastante común –dice Katarzyna Piryankova– . En uno de los murales uno de los gitanos locales está junto al anterior presidente de Estados Unidos, Barack Obama, y nuestra vecina, la abuela Stefka posa, hombro con hombro, con la estrella del cine francés Brigitte Bardot”.
Según Katarzyna, el pueblo se convierte en una gran obra de arte y todo su ambiente va cambiando.
“En las aldeas ha quedado algo de esperanza –comenta– , por eso uno de nuestros llamados es que los jóvenes regresen a los pueblos, y también la gente del mundo del arte. Los pueblos son una fuente de ideas progresistas, y éstas residen en lo autóctono. Queremos atraer la atención sobre la gente local por eso a finales de julio hemos organizado un gran desfile con pancartas con consignas que rezaban: “¡Viene el futurismo rural!”, “¡Viva el arte rural mundial!”, y otras, absurdas y extravagantes como “En las ciudades el hombre explota al hombre, y en los pueblos es al revés”.
Lo que nosotros, los artistas, procuramos hacer parece ilógico, hasta ridículo, pero está motivado por nuestra sensación común que es en el campo donde hay un gran potencial para el bien de las personas y para resolver los problemas globales. Es allí donde todavía se puede encontrar algo que en las ciudades ya ha caído en el olvido. En el campo la gente es auténtica. En el mundo corporativo, donde existen intereses e impera el idioma de lo políticamente correcto las personas han perdido la autenticidad. Por medio de las pinturas en las fachadas y los muros pretendemos mostrar que la gente que vive en el campo también es protagonista de la actualidad. Inclusive, aquí es la más importante. Curiosamente, los vecinos de Staro Zhelezare reconocen los rostros de sus paisanos pero no los de las celebridades que hemos pintado junto a ellos; nos preguntan quién es quién. Es aún más interesante cuando vienen turistas y detienen a alguien de los lugareños porque su cara les suena de los murales que se han hecho virales en los medios informativos; la gente los observa con interés y se forja una idea”.
La aldea de Staro Zhelezare está al día con la actualidad. El actual presidente estadounidense, Donald Trump, aparece pintado sobre la fachada de dos de las casas. En una de ellas está representado como si estuviera hablando con una vaca, en el otro mural monta el tractor de un anciano local, el abuelo Iván.
“El dibujo está pintado en la fachada de la casa del abuelo Iván que ahora tiene 85 años y vive en ella con su esposa, la abuela Dela –cuenta Katarzyna Piryankova– . Refleja el tema de la emigración, porque los hijos, los nietos y los bisnietos del abuelo Iván viven en el extranjero, la mayoría de ellos, en los EE.UU. Estamos por finalizar un gran mural en el que aparecen el abuelo Lázaro y sus numerosas ovejas. Junto al pastor y su rebaño hemos pintado a la primera ministra británica, Theresa May –el tema del Brexit es de candente actualidad también aquí– . A los dos les da la bienvenida la abuela Velika, dueña de la casa. En otro muro Emmanuel Macron e Ivanka de Staro Zhelezare hablan sobre el telón de fondo de embutidos caseros”.
En una de las tapias recién pintadas se pueden ver el papa Juan Pablo II y los políticos polacos actuales, éstos últimos en constante conflicto. El Papa hace de conciliador pero la riña continúa.
“Staro Zhelezare debe gran parte de su fama a los Piryankov –dice el alcalde del pueblo, Ilía Tonov– . Antes, bastantes personas los veían con escepticismo, sin dejarse impresionar demasiado por los dibujos pero con el tiempo el interés creció y ahora son cada vez más los deseosos de decorar sus hogares por fuera y por dentro con sus obras. Durante todo el año hay un constante flujo de turistas, en especial los fines de semana, que vienen y lo observan todo y hacen fotos”.
Versión en español por Daniela Radíchkova
Fotos: Archivo personal
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