Hay personas que logran cruzar los límites trazados por la ciencia, a las que a menudo se les etiqueta, como en un intento de hacerlas aterrizar en este mundo limitado. Definidas como “milagro médico” o “fenómeno” se les coloca en la estantería, categorizadas y enmarcadas. Al lado de ellas, en otro cajón están encerradas un montón de alas cortadas; son de quienes se atreverían a buscar la luz más allá de lo cognoscible, el único camino verdadero.

Guergana Bránzova, una de las jugadoras búlgaras de baloncesto más exitosas, consiguió dejar atrás una enfermedad que la medicina contemporánea califica de incurable. La atleta ganó la lucha contra la esclerosis múltiple (EM) gracias a una dieta y, sobre todo, estudiando las causas metafísicas detrás de la enfermedad.

Tuve el primer síntoma el 1º de enero de 2013 cuando, al despertarme, me di cuenta que no podía ver con un ojo –recuerda Guergana–. Fui haciendo numerosas consultas con médicos y pronto escuché las dos letras, EM, que me eran muy familiares del diagnóstico de mi madre. Le pregunté al profesor en Medicina en cuántos pacientes se observa mejora. Respondió que tal vez un 1.5% de 3000 personas se sentía mejor. Fue en aquel instante que decidí seguir otro rumbo. Empecé a buscar las raíces, la causa del estado de mi cuerpo y me dediqué al autoconocimiento.

Por casualidad, Guergana dio con el libro Libre de esclerosis múltiple, de Ann Boroch, y decidió viajar a Los Angeles y conocer a la naturópata. Fue ahí donde comenzó su cambio.

Me di cuenta de que la EM era, en realidad, mi fuerza y emprendí mi propio camino desentrañando mi mundo interior, mi ego, mi carácter –dice Guergana Bránzova–. La mentalidad es la base en la que hay que apoyarnos y darnos cuenta de lo que causa en nuestras vidas. Es necesario fijarnos en nosotros mismos, y también desprendernos de todos los marcos y definiciones a los que nos habíamos sometido. Pero quizás lo más importante es ser fieles a nosotros mismos. Es lo que hice, junto con la dieta libre de gluten, productos lácteos y azúcar.

Dos años más tarde el escáner mostró que no había signos de la enfermedad, y los médicos estaban desconcertados acerca de cómo era posible. Para Guergana, empero, no había nada extraño; simplemente había logrado leer el mensaje de su cuerpo y cambiar. Abrumada de preguntas, decidió compartir su experiencia en un libro.

“Conciencia y cuerpo en un todo” es una guía para un cambio positivo en el que describo mi filosofía de la vida –dice la autora– . Consiste en ser conscientes, ser buenos con nosotros mismos, mirarnos en la persona que tenemos enfrente, sonreír desde adentro hacia afuera, mirar la vida desde arriba y desde diferentes perspectivas, crear belleza, estar abiertos a lo nuevo y lo desconocido. Es lo que significa para mí conciencia y cuerpo en un todo. El libro también contiene un programa de dos semanas que he llamado “Comencemos juntos”. Mediante este programa, con la ayuda de la desintoxicación y de técnicas específicas y manera de pensar, podemos lograr el cambio.

En la actualidad, Guergana Bránzova lleva una vida colorida y muy activa. Disfruta de cada instante y es feliz incluso cuando llora. La ex basquetbolista de la NBA y del Fenerbahce vive con su marido turco y sus tres hijos en Estambul, donde desarrolla una academia de baloncesto para niños, trabaja en proyectos con la Federación Internacional de Baloncesto, se dedica a su Fundación “Sé mejor” y sueña con abrir algún día una academia también para los niños de la ciudad de Burgás, en la costa búlgara del mar Negro, en memoria de su padre Boycho Branzov, el gran jugador de baloncesto y entrenador búlgaro.

Versión en español por Daniela Radíchkova
Fotos: Archivo personal