La Casa de Europa en Sofía ha sido escenario de un debate búlgaro-polaco importante y de candente actualidad sobre la migración dentro de Europa y con destino a ésta. Entre los participantes por parte búlgara estaban expertos del Centro de Estudio de la Democracia, de Sofía. Por parte polaca, los analistas de los procesos migratorios procedían del Instituto de Relaciones Internacionales de Polonia y del Centro de Estudios Orientales “Marek Karp”. Según los datos presentados, en 2016 en los países de la UE estuvieron casi 21 millones de ciudadanos de terceros países. Suman cinco los estados comunitarios que acogen a casi un 80 % de ellos: Gran Bretaña, Alemania, Francia, España e Italia. También existe otra estadística, la de los ciudadanos de terceros países que en 2016 obtuvieron por vez primera permiso para permanecer en un país de la UE. Estas personas suman 3,5 millones y en esta estadística Polonia ocupa el segundo puesto entre todos los países comunitarios habiendo acogido a casi un 18 % de estos migrantes. El grueso de éstos procede de Ucrania, país del que huyen por el conflicto en su patria y procuran encontrar mejores condiciones de vida en el extranjero. Esto demuestra indiscutiblemente que actualmente Polonia se encuentra en la cresta de una nueva oleada migratoria respecto a la cual, empero, sabemos muy poco, dice la doctora Mila Mancheva del Centro de Estudio de la Democracia.

La migración laboral de ciudadanos ucranianos a Polonia es un proceso migratorio relativamente nuevo pero bastante intenso. Se trata de más de 1 millón de ciudadanos de Ucrania que en 2016 se encontraban en Polonia. La tendencia persiste y se ahonda, y este proceso tiene una repercusión grave en la sociedad polaca. Es cierto que no se trata del proceso migratorio único en Europa. Los procesos migratorios son variados y multifacéticos y la migración laboral legal es aspecto fundamental suyo. Obviamente se trata de una migración laboral pero, al mismo tiempo de una migración política. Quiero fijarme en el aspecto económico de esta migración. Es sabido que tanto en la bibliografía especializada como en el debate público en todos los países de la UE, han calado hondo dos tesis sobre los efectos de la migración económica. Según una de ellas, los efectos de la migración laboral son positivos para el país de acogida. Muy frecuentemente se traducen en un aumento del monto de los salarios y una reducción de la inflación y el paro y, en definitiva, en una animación económica general. Según la otra tesis, empero, y la que, lamentablemente, predomina en los debates públicos en el seno de la UE, los inmigrantes laborales resultan perniciosos para los países de acogida, ya que usurpan puestos de trabajo de la población local, provocan un aumento del desempleo, muy frecuentemente llegan con intenciones de segunda procurando aprovecharse de las ventajas de los sistemas sociales. Al trabajar de forma ilegal hacen un dumping del precio de la mano de obra local, etc.

¿Cuál es el impacto económico de la migración de ucranianos a Polonia según los estudios? Lo aclara Anna Pilat, analista del Instituto de Relaciones Internacionales en Polonia.

Hay que advertir que sólo estamos al comienzo de este debate. Se trata de un fenómeno completamente nuevo, y el tema del dumping social no se ha investigado aún y, antes, no figuraba en absoluto. No vemos datos empíricos que confirmen que la nutrida migración de ciudadanos ucranianos haya ejercido un efecto negativo. A raíz del elevado número de inmigrantes, el año pasado tuvimos una tasa de paro inferior a la que registrábamos en los últimos años. Además, el sistema jurídico de Polonia en lo tocante a los procesos migratorios se ha estructurado de manera tal que defienda los intereses de los trabajadores polacos. Cuando declara su deseo de contratar a un ciudadano de un país al margen de la UE, el empleador polaco debe primero demostrar que es incapaz de encontrar un trabajador polaco para el respectivo puesto de trabajo. Ya será harina de otro costal hasta qué punto ello es ficticio o no. Además, desde el año 2014 contamos con una directiva para los trabajadores temporeros que también protege al sistema del dumping social. Fija algunas condicione mínimas para los trabajos y las remuneraciones a asignar a los trabajadores extranjeros para que éstos no hagan una competencia excesiva a los locales. Estas condiciones se refieren al alojamiento, la firma de contratos y la paga en sectores como el turismo y el agro.

Respecto a los ciudadanos búlgaros que residen en Polonia los expertos han opinado que hay un nutrido grupo de migrantes laborales que, sin embargo, son de gran movilidad, y están siendo contratados para trabajar en Eslovaquia, Polonia, Chequia, etc., sin radicarse permanentemente en algún país. A la pregunta de si volverán los numerosos migrantes polacos de a comienzos de los cambios en Europa a su patria, la respuesta ha sido unívoca: parte de ellos comienzan a retornar atraídos por las buenas condiciones que ofrece el sistema social de Polonia.

Versión en español por Mijail Mijailov