Si atendemos a las “profecías” de la industria cinematográfica nos daremos cuenta de que llegará un día en que los robots se rebelarán contra sus constructores y los supeditarán. No por casualidad el famoso científico Stephen Hawking ha lanzado la advertencia de que la inteligencia artificial se reproducirá de manera autónoma y probablemente querrá deshacerse del ser humano. De momento, empero, los robots cumplen obedientes los mandos que se les imparten, y la inteligencia artificial no ha conseguido todavía tener un alma.

El Profesor Iván Chavdarov es uno de los científicos que inventan robots de comportamiento amistoso para con los humanos y cree que el control de estas máquinas seguirá para siempre en las manos del hombre. Unos años atrás, Iván Cholakov creó una prótesis altamente tecnológica de una mano humana cuyo accionamiento está sometido a la influencia de las llamadas señales bioeléctricas, que son las pequeñas contracciones musculares en la parte conservada de la extremidad. Su invento más reciente -que no tiene análogo en el mundo-, la mano humanoide robotizada, le ha valido el premio “Inventor del Año 2017”, otorgado por la Unión de Inventores de Bulgaria. La mano incorpora elementos de la inteligencia artificial, es dirigida por medio de un guante de sensores y se puede utilizar tanto en forma independiente como también como parte de un robot humanoide. Además está siendo accionada por 6 motores y cada uno de los dedos de la mano se puede mover independientemente del resto.

Iván Chvdarov agrega: El destino de la mano humanoide es el de remedar los gestos. En un proyecto sobre niños autistas incorporamos esta mano a una muñeca y los niños observaban el lenguaje de los gestos, aprendían a contar, asimilando las cosas nuevas, se socializaban con una mayor facilidad. Estos niños tienen un comportamiento muy interesante y en ciertos aspectos presentan un desarrollo mejor en comparación con el resto de los seres humanos. Por ejemplo, una buena parte de ellos suelen establecer una comunicación manejando dispositivos técnicos y por esto el invento acabó siendo de gran utilidad para esos niños que prefirieron comunicarse más con la mano robotizada a tener que hacerlo con un pedagogo.

Es un detalle curioso el que la mano humanoide se ha diseñado íntegramente con la ayuda de una impresora en 3D, una tecnología del futuro que despierta grandes expectativas en el terreno de la medicina y la biología.

Iván Chavdarov agrega: Por primera vez, gracias a la impresión en 3D, se crean objetos con la adición de material. Las partículas de material son minúsculas y no exigen ninguna clase de hormas, a diferencia de las tecnologías empleadas hasta ahora con las que se suprimen o transforman partes del material. Por ejemplo, en mi invento los dedos de la mano se imprimen ensamblados y así se evita toda una operación tecnológica que es el ensamblaje. Los dedos no tienen ejes, característicos de las piezas mecánicas convencionales. El eje se imprime directamente del plástico del que se confecciona todo el dedo, y esto sólo es posible con una impresión en 3D.

El inventor señala que es difícil predecir hasta dónde llegará en su evolución esta tecnología pero no descarta que se pueden crear artefactos de densidad diversa en ellos y que también se puedan mezclar materiales diferentes con el fin de obtener objetos de nuevas propiedades y calidades”.

Iván Chavdarov es autor de diez inventos y su invento más querido es el robot que camina. Dice: Hay una frase del arquitecto Ludwig Mies van der Rohe. Dice él “Menos es más” y esto me ha inspirado a buscar una solución invirtiendo recursos mínimos. Fue así como creé el robot caminante que, dotado con sólo 2 motores de accionamiento, puede moverse, girar alrededor de un eje próximo a su centro de gravedad, o sea, es extraordinariamente maniobrable. Puede, además, sortear diferentes obstáculos, es capaz incluso de subir escaleras, y esto es realmente una tarea muy compleja. Existen, desde luego, otros robots también capaces de subir los peldaños de escaleras pero son de diseño y forma de mando muy complicados.

El robotito, alto de apenas 15 centímetros, puede cumplir misiones diversas, incluso en la lucha antiterrorista, pues es capaz de moverse por terrenos peligrosos y de difícil acceso, reaccionar a contaminaciones químicas y a amenazas de atentados, dice el inventor. Iván Chavdarov finalizó en 1991 sus estudios en la carrera de Ingeniería Mecánica en la Universidad Técnica de Sofía especializándose en robótica. Actualmente se desempeña en el Instituto de Robótica de la Academia de Ciencias de Bulgaria. Trabaja en dos lugares y se considera un hombre de suerte, ya que su trabajo en los dos está relacionado con la ciencia. Desde hace unos meses dirige asimismo una “Robot academia” en la que revela ante estudiantes de talento los adelantos del mundo moderno de las altas tecnologías. Con dos de estos estudiantes -Radoslav Iliev e Ivelín Stoyanov-, Iván Chavdarov comparte el premio por el invento de la mano humanoide.

Versión en español por Mijail Mijailov
Fotos: Archivo personal