La preparación de Bulgaria para acceder a Schengen, el déficit de mano de obra cualificada y la aspiración del ejecutivo de lograr el acceso de Bulgaria a la Eurozona han figurado entre los asuntos básicos abordados en el transcurso de la XII reunión anual entre el Gobierno y el empresariado, celebrada en Sofía. Transcurrió el foro bajo el lema “Los grandes temas de 2018” y ofreció a los inversionistas la oportunidad de exponer sus objetivos y adelantos pero también de expresar sus recelos en torno a diferentes problemas ante el Ejecutivo. Como era de esperar, provocó un interés importante la cuestión de cuándo y por qué es indispensable que Bulgaria llegue a formar parte de la Eurozona. En respuesta a una pregunta sobre el rechazo de la anterior solicitud de Bulgaria para la adhesión a la zona Euro durante el primer gabinete de Boiko Borisov, motivado por dudas de corrupción, el ministro búlgaro de finanzas, Vladislav Goranov, manifestó:

Lo que interesa al BCE son cosas muy distintas. La corrupción es un problema para cualquier sociedad. Si nos centramos en los recientes sondeos sociológicos sobre el tema –puesto que la corrupción está siendo medida básicamente por factores sociológicos– veremos que Bulgaria dista mucho de ocupar el primer puesto.

Respecto a Schengen el primer ministro, Boiko Borisov, ha opinado tajante que Bulgaria ha cumplido todos los criterios para la adhesión.

Dice él: Para nosotros como Estado es suficiente el hecho de que todas las instituciones europeas hayan manifestado que Bulgaria está preparada para acceder a Schengen. Hay un país que por su propia conservación no nos quiere dejar entrar porque si nosotros fuéramos también un Estado Schengen y mañana fracasara el acuerdo con Turquía y medio millón de migrantes irrumpieran en Bulgaria, nos hundirían a nosotros pero ya no habría cosa que los frene hasta Holanda, por ejemplo. Ahí estriba el temor.

El primer ministro ha destacado como éxito la buena cooperación entre los ministros de Educación, de Trabajo y Política Social y de Interior, en virtud de la cual más de 17 mil niños –que no frecuentaban la escuela– ya han retornado a las aulas.

Otro problema que despierta preocupación es el déficit de cuadros cualificados para la empresa nacional. Han sido presentados datos según los cuales los provechos no logrados a causa de la emigración se expresan en la cuantía de 2 mil millones de euros al año, cifra que equivale al 4 % del PIB. Mientras 700 mil búlgaros se encuentran trabajando en países de la UE, un 38 % de las compañías en el país no logra conseguir trabajadores para sus plantillas. Tomislav Donchev, viceprimer ministro de Bulgaria, considera que la implementación del gobierno electrónico reducirá en un tercio a las personas ocupadas en la Administración Pública y permitirá reencauzar a una parte de ellas a la economía real. Donchev vislumbra tres salidas posibles para la crisis relacionada con el déficit de cuadros. La primera consiste en colocar en puestos de trabajo a los desempleados en el país, una tarea difícil de lograr puesto que una parte de los parados carecen de hábitos laborales, o bien, no han trabajado por espacio de más de 2 años. La segunda posibilidad apunta a atraer mano de obra del extranjero, algo que ya ha demostrado su eficiencia en el sector de los servicios. Semejante forma ayudaría a numerosos búlgaros establecidos en países de la UE y de las diásporas búlgaras en Moldavia, Ucrania y Serbia, a encontrar empleo en la patria. La tercera posibilidad, según Donchev, es que el Estado propicie para nuestros compatriotas que hayan trabajado y estudiado en el extranjero, a su retorno a Bulgaria, condiciones para seguir trabajando en este país no sólo en la capital Sofía, sino también en otras ciudades. A tal efecto, empero, se necesitan tanto ofertas competitivas de una buena remuneración como también ofrecimiento de viviendas al trabajador y a su familia, caso de no tener ellos tales en el respectivo núcleo poblacional.

Si las autoridades locales dispusieran de fondos de viviendas más extensos esto sería uno de los incentivos a la hora de conversar con determinado empleador. Técnicamente visto, esto suena un tanto primitivo pero estoy convencido de que esto puede ser uno de los incentivos cuando un trabajador acceda a aceptar un empleo en otro núcleo poblacional distinto del de su origen. Es complicado para uno decidir dónde deberá residir y trabajar. Esto se basa no sólo en el sueldo que uno cobre, sino también está en función de otras cosas: la existencia de una guardería infantil, de una escuela, de una carretera, el nivel de delincuencia en esa localidad, la pureza del aire, entre otros factores, termina diciendo Tomislav Donchev, viceprimer ministro de Bulgaria.

Versión en español por Mijail Mijailov