En 1953 el ingeniero Luben Bozhkov donó su colección de mapas antiguos, salidos de los talleres de los mejores cartógrafos y grabadores europeos, a la Biblioteca Nacional “Santos Cirilo y Metodio” de Sofía, legando así un conocimiento invaluable a toda mente despierta. Sin embargo, no pensó que lo que estuvo acumulando con tanto esfuerzo y amor estaría durante seis décadas en almacenes oscuros antes de ver la luz.

Actualmente, bajo el título Europa en los mapas antiguos, en el espacioso vestíbulo de la Biblioteca se puede ver la exposición con los objetos donados por el Ing. Bozhkov, que reflejan los procesos históricos, políticos y económicos en Europa entre los siglos XIII y XIX. Algunos de los más valiosos son un mapa de la Antigua Tracia confeccionado en Amberes en 1585, un mapa de la Península Balcánica hecho en Roma en 1689, y un mapa del Danubio con parte de las tierras búlgaras salido de un taller de Ámsterdam en el siglo XVII. ¿Quién fue el hombre con intereses tan cosmopolitas que ha recopilado esta increíble colección?

Luben Bozhkov nació en 1880 en la ciudad costera de Varna–cuenta Krasimira Alexándrova, directora de la Biblioteca Nacional–. Estudió Ingeniería Civil en San Petersburgo, Viena y Praga. Tras licenciarse regresó a Bulgaria, donde estudió Hidrología y Geología Costera y llegó a ser jefe del puerto de Varna. Él mismo confeccionaba mapas geográficos, lo cual fue una de las razones por las que fue elegido presidente de la primera Asociación de Geógrafos de Bulgaria. Eso explica también su pasión por coleccionar mapas. En los años 20 se trasladó a Sofía, donde fue nombrado subdirector y director de la Compañía Ferroviaria Nacional, y en 1933 fue aceptado en el Club Rotario. Si hay que resumir su actividad en una sola frase, sería su lema, “¡Todo en nombre de Bulgaria!”.

Realmente, el Ing. Luben Bozhkov consagró toda su vida al servicio de su patria, lo cual queda patente en las imágenes y objetos de la exposición. Entre estos destaca una carta de agradecimiento del zar Borís III con ocasión del lanzamiento del libro del Ing. Bozhkov, titulado Las comunicaciones de transporte en Bulgaria, así como dos reproducciones de obras de Alexánder Dobrinov relacionadas con la actividad de Luben Bozhkov como presidente del Club Rotario.

Luben Bozhkov es una personalidad excepcional, ya que pocos búlgaros tienen intereses tan universales a nivel profesional–explica el Ing. Tsvyatko Kadíyski, historiador del Club Rotario de Bulgaria– . Era un músico magnífico que tocaba en orquestas, un escritor increíble cuyos escritos científicos se leen con entusiasmo como novelas de aventuras, árbitro de fútbol a pesar de su peso, un marido entregado –sus cartas a su mujer desde EE.UU. desprenden amor y ternura.

Por desgracia, el Ing. Luben Bozhkov integra una larga lista de patriotas y eruditos búlgaros que fueron eliminados física o moralmente después del 9 de septiembre de 1944, cuando en Bulgaria se estableció un gobierno prosoviético.

En 1948, el nuevo régimen comenzó la política de fabricación de trenes pesados–prosigue el Ing. Kadíyski–. Como auténtico ingeniero que era, Luben Bozhkov demostró que eso no es bueno, que es un crimen dadas las condiciones en Bulgaria. Debido a esas palabras suyas fue expulsado de todas partes; poco después sufrió un derrame cerebral y hasta el final de su vida no se recuperó. En sus últimos tres años se quedó casi mudo, pero consiguió aprender a escribir con la mano izquierda. Falleció en 1959.

Versión en español por Marta Ros
Fotos: Diana Tsankova