El inventor y multimillonario Elon Musk ha gastado una broma de corte extravagante al enviar su coche al planeta Marte, mientras el científico Stephen Hawking lanzaba la seria advertencia de que sólo dentro de 200 años la humanidad se vería forzada a buscarse un nuevo hogar. Será entonces cuando los seres humanos se transformarán en astronautas por la fuerza, y sus fantasías de volar en el Espacio dejarán de ser ya un nostálgico sueño de la infancia.
Que muy pronto Bulgaria cuente con un nuevo astronauta y pueda volverse a sumar a las potencias espaciales es un objetivo que el Centro de Formación Creativa lleva persiguiendo ya 14 años al ayudar a niños de talento en que se puedan asomar a la ciencia cósmica en un ambiente real. También este año, hasta el próximo 11 de marzo, niños búlgaros de 9 a 15 años de edad podrán postular a participar en el campo de verano en el centro de entrenamientos Space Camp Turkey (Campamento Espacial Turquía), en Izmir, uno de los tres en el mundo creados en base a un modelo de la Agencia Espacial Norteamericana, NASA. Los chicos irán acumulando nuevos conocimientos en la esfera de la astronomía, la robótica, la astrofísica y la biología, y entrenarán en las instalaciones para la preparación de los futuros astronautas.
Los niños construyen colonias en Marte, hacen cohetes y los lanzan, intervienen en simulacros de una misión verdadera, dice Guergana Rayzhekova, coordinadora del campamento espacial en Turquía. Los equipos internacionales se reparten en tres grupos: una parte de los niños permanecen en la estación terrestre, otros en la estación espacial internacional, y varios más desempeñan el papel de astronautas que se preparan para un vuelo. Si todos ellos dan respuestas correctas a las preguntas relacionadas con ciencia, se les admitirá a los equipos de entrenamiento de astronautas. Además, los chicos mantienen encuentros con científicos que les explican las leyes físicas diciéndoles por qué un cohete gigantesco es capaz de volar en el espacio, cómo y en qué condiciones se reparan desde fuera los paneles de la estación espacial internacional, etc. Pero la guinda del programa la pone la conversación en tiempo real con un astronauta de la NASA.
Hasta ahora más de 850 niños búlgaros se han asomado a su sueño espacial. Hoy algunos de ellos se están formando en universidades extranjeras para participar en programas espaciales extranjeros. Pero, ¿será posible que estos niños puedan, desde Bulgaria, hacer realidad su sueño de ser astronautas?
Hay proyectos diferentes con la participación de científicos búlgaros y muchos de ellos coinciden con la opinión de otros países de que Bulgaria no está en el mapa espacial y se nos compara con otros Estados que ni siquiera han enviado un solo astronauta al Espacio, dice Guergana Rayzhekova. Es cierto que desde hace 30 años no hemos tenido tal y que no formamos parte de la Agencia Espacial Europea. Con todo, actualmente se celebran negociaciones en torno a nuestra adhesión a esta agencia, y si abonamos la tasa respectiva, equivalente a 1 millón de euros, se puede iniciar la preparación de un astronauta búlgaro.
El centro de Izmir “da el pistoletazo de salida” para encaminarse por este largo camino, dice Guergana Rayzhekova. En ese centro los niños llegan a aprender que sin trabajar en equipo no podrán volar en el Espacio, ni sin la disciplina en los entrenamientos y formación diarios. Los niños podrán preguntar a Bas Lansdorp, fundador del Programa Mars One, sobre los preparativos que se hacen de cara a la colonización de Marte. Lansdorp dictará el próximo 23 de marzo una conferencia ante el público búlgaro.
Para muchos la colonización de Marte suena como ciencia-ficción pero sabemos que más temprano que tarde la misma llega a convertirse en realidad, dice Guergana Rayzhekova. Probablemente a Bas Lansdorp no le alcanzará el tiempo dedicado a su conferencia para enumerarlo todo sobre ese planeta, de una atmósfera que contiene mucho polvo y un lugar en que hay agua pero ésta no es como la que hay en la Tierra. Según los científicos, los seres humanos no serán capaces de resistir físicamente un periplo tan largo y se deberán hacer otros ensayos numerosos hasta poder construir el cohete adecuado y se pueda encontrar la forma en que el cuerpo humano pueda resistir las condiciones en Marte. Además, se deberá proyectar una colonia con todo lo indispensable para producir alimentos, agua, aire, etc.
Durante su estancia en el campamento de Izmir el año pasado, los niños búlgaros le preguntaron a una astronauta norteamericana sobre cuál había sido la cosa más hermosa que había divisado desde el Espacio. La respuesta fue: La Tierra porque tiene una aureola.
Versión en español por Mijail Mijailov
Fotos: Archivo personal
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