¿Cuándo llega la primavera? Cuando el Sol por fin derrite la nieve o cuando las cigüeñas retornan de los países calurosos. Si se le pregunta a los búlgaros, ellos contestarán que la primavera llega justo el 1 de marzo aunque haya tormentas de nieve y el frío nos atrape en su abrazo helado.
En Bulgaria la primavera tiene una cara material y esta es la Abuela Marta. El primer día de marzo ella se viste de rojo con un pañuelo también rojo en la cabeza y medias rojas. Los búlgaros creen que este color los protege de enfermedades. Y es por eso que hasta hoy en día respetan la antigua tradición de regalar una martenitsa en blanco y rojo que la relacionan con la buena salud.
Nedezhda Pechanova hizo sus primeras martenitsas siendo una niña. Hace un par de años resolvió dedicarse por completo a ellas en los meses poco activos de invierno. Nadezhda es diseñadora de muebles e interior. A pesar de que la tradición manda que los pequeños amuletos se hagan de hilos blancos y rojos, la fantasía y las habilidades de la diseñadora convierten este trabajo en un verdadero arte. Sus martenitsas florecen con los colores de las flores primaverales, hechas de lana y madera.
Durante siglos la gente en nuestras tierras creía que la martenitsa era mágica porque protegía del Mal y ponía los cimientos de una vida nueva. Las martenitsas hay que elaborarlas con mucho amor porque poseen la fuerza de un tótem – Está convencida en esa fuerza mágica Nadezhda Pechanova. Mientras las hago deseo buena salud porque así todos nos sentimos contentos, y también auguro armonía, que la necesitamos mucho, agrega ella.
Este año las martenitsas blanquirojas tienen un toque del Lejano Oriente –no sólo porque se producen en China, sino también porque estamos en el Año del Perro Amarillo–. Al principio me parecía chistoso, dice Nadezhda Pechanova y agrega: Pero luego, pensándolo, me di cuenta de que el calendario protobúlgaro hasta cierto punto es una réplica del chino y en este caso ese toque puede verse bien en las “martenitsas”.
Entre las martenitsas de Nadezhda también hay perros amarrillos terrestres pero su inspiración viene de las tradiciones en nuestras tierras, sobre todo de los montes Ródopes –un mundo multicolor con el que ella tiene una relación emocional y también familiar–.
Tengo muchas “martenitsas” con un chile colgando. A la gente que tiene buen sentido del humor, estas “martenitsas” le gustan –así presenta sus obras Nadezhda Pechanova–. Hago también mandalas con el llamado tejido circular que lleva por nombre “Ojo Divino” (los mandalas son diagramas simbólicos que en el budismo representan la evolución del universo respecto a un punto central). Aunque esta tradición proviene del Perú, se corresponde con la idea de la “martenitsa”, ya que el mandala también es de lana y protege a su portador.
Las “martenitsas” variopintas se llaman “Hilado rodopiano” – en ellas hay hilos blancos y rojos pero también hay amarillo, lila, azul, verde, en fin, casi todos los colores.
“Deseos de los pescadores”, estas “martenitsas” las he dedicado a los pescadores. Las he adornado con un lucio europeo, presa preferida de los pescadores y muy difícil de capturar.
Las “martenitsas” grandes de las que cuelgan cencerros son lindas para ponerlas en la puerta de entrada de nuestro hogar para poder oír cuándo ésta se abre. Cada cencerro tiene un sonido distinto, por eso los pastores reconocen cada oveja por el sonido de su cencerro
Una leyenda cuenta que todo había comenzado hace 13 siglos en la época del fundador del Estado búlgaro, el Kan Asparuj. Tras vencer a los bizancios y haber puesto los cimientos del nuevo Estado, él Kan Asparuj quiso ofrecer un sacrificio al dios Tangra. Como mandaba la tradición antigua, la pira debía encenderse con una ramita de hinojo. Pero en esas tierras no había hinojo. En ese mismo momento una golondrina se había posado sobre el hombro de Asparuj. En su pico llevaba una ramita de esa planta atada con hilos blancos y rojos. El ave había dicho: “A partir de hoy ya tienen una nueva tierra, protéjanla con su sangre y manténganla limpia como la nieve blanca”. El día era el 1 de marzo, las figurillas tejidas de hilos blancos y rojos se convirtieron en símbolo de la paz para los eslavos y los búlgaros, y también en signo de la salud y la felicidad.
Versión en español por Ludmila Sávova
Fotos: Diana Tsankova y archivo personal
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