Una joven búlgara de gran corazón ha regresado a su patria para conocer el país en el que nació. Y a pesar de que su vida está llena de desafíos y dificultades, aporta bondad a aquellos que necesitan una mano tendida y amor.
Hasta hace dos años Gabriella Permaul asistía a la Escuela Europea de Estrasburgo, pero un día sintió que había llegado el momento de conocer gente nueva y una vida diferente. No vaciló en cuanto a qué país elegir, si Bulgaria, el de su madre, o Inglaterra, el de su padre. Y ya que había nacido en Bulgaria, hacia ahí partió. Actualmente estudia el último curso en el instituto inglés de Bachillerato en Sofía, trabaja duro para ponerse al día en las lecciones, debido a las diferencias en los sistemas educativos, y está llena de sueños de futuro. Sin embargo, lo que la diferencia de sus compañeros no es el acento con el que pronuncia algunas palabras búlgaras, sino su deseo de ayudar a niños que nacen con problemas de salud.
Gabriella conoció por casualidad la labor de la asociación “Niño y Entorno” e inmediatamente se convirtió en voluntaria en las llamadas “casas familiares”, en las que se cuida de niños con diversas discapacidades. En algunas de ellas, los niños con mayor discapacidad reciben ayuda día y noche, mientras que el resto pasan parte de su tiempo en diversas actividades.
Me gusta mucho ayudar a la gente, y cuando hace dos años conocí la asociación, me dije que quería hacer algo bueno con mi vida y cuidad de personas que necesitan ayuda, explica Gabriela. Cuando voy a ver a los niños me reciben con abrazos y grandes sonrisas, porque son muy emocionales. Y simplemente me divierto con ellos: juntos leemos y jugamos, pero vigilo que no se caigan y no se hagan daño. Para ellos todo esto es divertido, porque conocen gente nueva y así conocen el mundo exterior. Cuando estoy con ellos veo que son felices y se alegran por cualquier detalle, y esto me impulsa a regresar con ellos.
Además de dedicar parte de su tiempo al voluntariado, Gabriella también es vicepresidenta del club escolar “People to people international – the Doves Chapter FELS”. A ella se le ocurrió la idea de un concierto benéfico a favor de los niños especiales, que tendrá lugar el próximo 17 de marzo en el club Mixtape 5 de Sofía, para el que se pueden comprar entradas por 10 levas (5 euros).
Tenemos tres objetivos principales, dice Gabriella. En primer lugar, con este concierto queremos informar a la gente sobre “Niño y Entorno”, sobre las casas familiares, y que sepan también que toda ayuda es bienvenida, ya sea a través de voluntariado o de otro modo. Nuestros otros objetivos son ayudar en la compra de una silla de ruedas para un chico de la casa del barrio de Slatina, así como en las vacaciones de los niños que se organizan cada verano gracias a patrocinadores. Queremos que tengan unas buenas vacaciones, que lo pasen bien y que piensen sólo en cosas buenas.
Cuando vino a vivir a Bulgaria, Gabriella chocó con otro tipo de mentalidad: Los jóvenes son más abiertos, están más dispuestos a salir de fiesta por la noche, mientras que en Estrasburgo después de las 20h todo está cerrado y no hay ni un alma en la calle. Algo que le choca es el tabaquismo masivo, especialmente entre los jóvenes, que empiezan con apenas 12 años. Pero también hay cosas positivas:
Me habían dicho que en Bulgaria la educación estaba a un nivel muy alto y que me resultaría complicado”, recuerda Gabriella. En realidad esto es bueno, simplemente falta disciplina en las escuelas. En Francia la disciplina es rigurosa y los alumnos obedecemos a los profesores y cooperamos con ellos. Realmente el nivel de educación en Estrasburgo es bastante inferior al de Bulgaria, y esto me gusta, porque todos necesitamos una cultura común. Así pues, estoy contenta, a pesar de que tengo dificultades en todas las asignaturas y debo ponerme al día.
Cuando termine el colegio, Gabriella partirá a Gran Bretaña para seguir su sueño de ser actriz. Pero dice que Bulgaria siempre tendrá un papel importante en su vida: Este es el lugar donde nací y quiero ayudarle, aunque aún no he descubierto cómo.
Versión en español por Marta Ros
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