Una pintura de destino misterioso ha emergido del olvido causando asombro y admiración para dar rienda suelta a la imaginación. El lienzo recrea uno de los temas bíblicos pintados con frecuencia –la última cena de Jesús con sus apóstoles–. Pero no es una de las obras maestras creada por el pincel de un artista de Europa Occidental, sino que es obra de un pintor búlgaro de origen checo, Iván Mrkvicka.
La obra probablemente haya adornado algún salón aristocrático, luego fue abandonada, quién sabe por qué, en medio de la humedad, el polvo y el moho. “La última cena” de Mrkvicka fue a parar hace 30 años a la colección privada del galerista Dimitar Indzhov de la ciudad de Plovdiv. Él había comprado el lienzo en un estado deplorable y tuvo que restaurarlo varias veces hasta renovar su brillo original. El coleccionista no revela detalles sobre las circunstancias en que descubrió la obra maestra de Mrkvicka –que en estos momentos la expone en la galería de la Unión de Pintores de Bulgaria en Sofía–. Allí, la Unión de Coleccionistas ha montado una muestra de obras de antiguos artistas búlgaros del pincel.
Este tema es muy usado en el arte visual, pero “La última cena” de Mrkvicka como que hiciera más preguntas en vez de describir la escena tan conocida en la que Jesús pronuncia las palabras: “Uno de ustedes que acaba de comer de este plato conmigo me traicionará.” En primer lugar destaca el misterio: quién está a la izquierda de Jesús – ¿será San Juan, el apóstol tradicionalmente representado con rasgos de mujer o será la pecadora María Magdalena?
No puedo dar una respuesta certera porque se debería hacer una investigación muy seria, pero existe la posibilidad de que realmente no fuera San Juan, sino María Magdalena –responde Dimitar Indzhov−. Especialmente si partimos de las teorías de la conspiración y de la novelas de Dan Brown, de los escritos de la Orden de Sion, lo templarios y de que Jesús tuvo hijos con ella. Y también por el hecho de que el conocimiento antiguo y los evangelios apócrifos han empezado a desaparecer y las historias a ser encubiertas. En la mesa, Jesús le ofrece un pedazo de pan (de aceptar que realmente es ella), mientras en las caras de los apóstoles se ven emociones –algunos están pensativos y preocupados, otros estupefactos y otros haciendo preguntas: ¿por qué le da de comer, por qué sólo a ella, quién está sentado a su izquierda – Juan o María Magdalena?
“La última cena” de casi todos los pintores es horizontal, mientras que Markvichka crea una composición vertical y piramidal en la que apretuja las figuras. De esta manera no están estáticas, sino que son dinámicas, imágenes vivas que llevan una expresión muy sicológica por la posición de la cabeza, el cuerpo y el gesto de las manos.
En muchos de los lienzos de “La última cena”, Jesucristo no expresa lo corporal, lo material, y en la mesa hay sólo una copa de madera, varios platos vacíos y pan –cuenta el coleccionista subrayando que aquí la copa recuerda el Santo Grial de otras interpretaciones−, con muchos ornamentos pareciéndose a una costosa copa real. La vestimenta de Jesús también es real, inclusive está adornada – dice Dimitar Indzhov y hace recordar que Jesús fue llamado también “rey judaico”. Al igual que en la obra maestra de Leonardo, en este lienzo tampoco los apóstoles tienen aureola. Además son curiosos los símbolos detrás del cortinaje y en especial uno de ellos justo detrás de Jesús. Aquí surge la pregunta de si él tiene aureola o es una ilusión óptica por el signo que se ve en la pared.
Normalmente Judas Iscariote se ve sentado al fondo de la mesa o está en la sombra –como en la obra de Leonardo, y él es el único que no tiene aureola −revela otro elemento nuevo del cuadro Dimitar Indzhov−. En el lienzo de Mrkvicka, Judas no se encuentra en el fondo de la mesa, tampoco está en la penumbra, sino que se encuentra detrás de Juan (María Magdalena) y está de rostro entero. Por primera vez Judas está pintado frontalmente, casi como Jesús – inclinado, vergonzoso, en sus manos tiene una bolsita, dándose a entender que con ese dinero lo traicionará.
No se sabe cuándo Mrkvicka creó su obra porque el año sobre el lienzo es ilegible. El coleccionista supone que fue pintada en Chequia –antes de que el pintor llegara a Bulgaria en 1881 y se convirtiera en uno de los fundadores del arte visual contemporáneo de la época−. Decir que Mrkvicka habría preferido esconder su obra maestra en algún lugar secreto es poco serio –lo cierto es que él no quiso provocar la furia de la iglesia enfrentándose a sus cánones−.
Versión en español por Ludmila Sávova
Fotos: Diana Tsankova
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