Suman más de 200 000 los ciudadanos búlgaros que han optado por trabajar en Alemania pero, como extranjeros, sufren determinadas dificultades con su adaptación al país de acogida y afrontan bastantes problemas. La rueda de prensa sobre el tema “La Cooperación transfronteriza entre las centrales sindicales de Bulgaria y Alemania para prevenir la explotación laboral de ciudadanos búlgaros que trabajen en la UE”, organizada por la Confederación de Sindicatos Independientes de Bulgaria y la Unión Alemana de Sindicatos, ha señalado algunos de estos problemas. Según expertos de los dos organismos, asciende a casi dos mil el número de las víctimas de explotación laboral en el país germano. Los problemas fundamentales que afrontan nuestros compatriotas en Alemania se relacionan con el desacato de la legislación laboral, la demora y falta de pago de sus remuneraciones y del trabajo extra hecho como también la falta de pago por parte de los empleadores de las cotizaciones de los trabajadores a la seguridad sanitaria. Gran número de búlgaros atendidos en clínicas germanas no han abonado los gastos por su tratamiento por ser personas sin cotizar. Por esta razón, los centros hospitalarios se ven forzados a reclamar estos recursos pecuniarios ante la embajada de Bulgaria que, sin embargo, no es parte en las relaciones médico-paciente-caja de seguros sanitarios. Resulta especialmente difícil asimismo ofrecer asistencia humanitaria a los ciudadanos búlgaros en grave estado social.

Es un caso frecuente el de la estafa de a través de un intermediario la gente pueda acceder a un empleo seguro y bien retribuido en el extranjero. Los candidatos se dejan seducir por tal posibilidad y muchos de ellos cifran en su futuro trabajo expectativas excesivas y, al llegar In Situ se sienten defraudados. No son raros tampoco los casos en que se quedan despojados de sus DNI, retenidos por sus empleadores como forma de garantía. A pesar de haber suscrito un contrato a raíz del cual deberían cobrar sueldo fijo y pluses por horas extra, previamente determinados, la realidad a que se enfrentan los trabajadores es completamente distinta. Las condiciones en que se ven precisados a residir y a trabajar también difieren drásticamente de las anteriormente pactadas.

Valentina Vasilionova, vicepresidenta de la Federación de Sindicatos Agrarios, adscrita a la Confederación de Sindicatos Independientes han aducido ejemplos de tales casos también en Italia., práctica habitual para los empleadores que buscan mano de obra barata.

Italia ha cobrado triste fama por los llamados “caporales”, intermediarios para la contratación de trabajadores en el agro. Las más de las veces los trabajadores contratados pertenecen a un nutrido grupo étnico, emigrado de Bulgaria, Rumanía o el Norte de África. Esa gente vive en forma aislada, no entiende la lengua y como tal no logra encontrar fácilmente un trabajo, a menos que no recurra a alguien con contactos con los empleadores. El empleador, para asegurarles este trabajo descuenta de sus jornales dinero que retine por su transportación, por ejemplo al campo, donde esa gente trabajará 15 horas diarias, violando las condiciones de trabajo seguro. Una buena parte de estos trabajadores malviven en condiciones similares a las que ofrece un establo. Los edificios en que están cobijados son frecuentemente edificaciones abandonadas, sin agua ni corriente eléctrica y se encuentran situados fuera del respectivo núcleo poblacional.

Versión en español por Mijail Mijailov