La calidad de los alimentos que estamos consumiendo sigue siendo distinta a la que tienen los víveres ofertados en el mercado europeo. Así lo ha puesto de manifiesto un estudio reciente del Ministerio de Agricultura, Alimentos y Recursos Forestales de Bulgaria. El estudio ha abarcado 53 alimentos y bebidas de una misma marca comercial, vendidos en hipermercados en Bulgaria como también en países como Alemania, Austria, Chequia e Italia. Además de por su calidad, los productos difieren por sus precios. Más del 40 % de las mercancías inspeccionadas en Bulgaria tienen precios superiores a los de los mismos productos en el resto de países miembros de la UE. Hay desfases asimismo en el área de los detergentes y los cosméticos. Este problema está presente en todo el Este de Europa y muestra qué ocurriría si la UE abrazara la idea de un desarrollo a varias velocidades. Las políticas tendentes a dividir a los ciudadanos en gente de primera y gente de segunda categoría en base a la calidad de los alimentos, promovidas por las cadenas comerciales, deben quedar en el pasado. Se han aunado en torno a esta opinión los participantes en la conferencia internacional “El doble rasero en los alimentos en la UE: poner el problema sobre la mesa”. Boiko Borisov, primer ministro de Bulgaria ha auspiciado el foro en el que han participado Vera Jourová, comisaria europea de Justicia, Consumidores e Igualdad de Género, Maya Manolova, Defensora del Pueblo, ministros y políticos de los países comunitarios como también eurodiputados por distintas formaciones políticas de la Eurocámara. Según la Defensora del Pueblo, el foro ha logrado su objetivo, ya que hemos conseguido patentizar nuestra voluntad de que estamos a favor del cese de la práctica de los dobles raseros en los alimentos en la UE. Se trata de un éxito importante, ya que hasta no hace mucho tiempo sólo se estaba cuestionando la propia existencia de dobles estándares. Además de haber defendido nuestro objetivo hemos trazado el camino para lograrlo. En primer lugar, urge un cambio en la directiva sobre las prácticas comerciales desleales que prohíba la comercialización de productos de ingredientes diferentes pero de la misma marca y etiquetado, y propicie la creación de una metodología europea general capaz de respaldar a los órganos nacionales en la detección de las transgresiones de los estándares únicos en los alimentos. Nuestra idea es la de conservar la diversidad de los gustos en Europa. Cuando se trate del gusto nacional, los productores contarán con la libertad de tomarlo en consideración pero de ello se deberá dejar constancia clara en el etiquetado y así informar de que no se trata del producto original.

Bera Jourová, comisaria europea de Justicia, Consumidores e Igualdad de Género, ha señalado que existe el riesgo de que los grandes fabricantes comercialicen una o varias variantes de determinado producto bajo diferentes marcas y seguir así manteniendo su baja calidad. De esto se habrá que informar con claridad en el etiquetado para no confundir al consumidor.

El primer ministro búlgaro, Boiko Borisov, ha expresado en su intervención ante el foro la expectativa de que hasta la primavera del año 2019 se pueda aprobar la legislación paneuropea relativa al doble rasero en los alimentos. Ha insistido en que es inadmisible que a un número cada vez más importante de ciudadanos búlgaros y extranjeros se les trate de persuadir de que están comprando productos a simple vista inocuos, o moderadamente nocivos, cuyo consumo, empero, provoca dolencias cardiovasculares, entre otras muchas enfermedades que amenazan la vida humana. El premier ha resaltado que hace una decena de años, el Estado estaba asignando casi 500 millones de euros a la Sanidad, que esta cuantía actualmente asciende a 2500 millones de euros pero que, a pesar de ello, los pacientes no siempre salen triunfando de la lid que libran con sus enfermedades provocadas por los productos de mala calidad y la vida sedentaria.

Rumen Porozhanov, ministro de Agricultura, ha agregado que Bulgaria ya ha comenzado a reconsiderar sus exigencias relativas a la calidad de los alimentos ya que, con vistas a la solución del problema, en este país se necesita un control más riguroso, ejercido, en primer lugar, por parte del Estado.

Versión en español por Mijail Mijailov