Tras una larga ausencia en la agenda de los políticos búlgaros, el doloroso tema sobre la financiación de los cultos religiosos en Bulgaria ha vuelto a cobrar candente actualidad. El grupo parlamentario del partido GERB ha depositado ante el Parlamento, junto con el Partido Socialista Búlgaro y el Movimiento por Derechos y Libertades, sus formaciones opositoras políticas, un proyecto de ley para los cultos religiosos. El proyecto regula el subsidio público a los cultos y las escuelas religiosos en la forma en que, según los promotores del mismo, frustrará “la injerencia de potencias, instituciones y personas extranjeras en las obras y la actividad de los cultos religiosos”.

Sin embargo, desde la formación nacionalista VMRO, socio del partido GERB en el gobierno de coalición, han mostrado perplejidad de por qué la fuerza gobernante se había precipitado a promover un proyecto que habría sido diseñado, según las preferencias del Movimiento por Derechos y Libertades. Por esta razón, la formación VMRO ha anunciado que someterá a debate público un proyecto alternativo suyo que permita que desarrollen una actividad de oficios religiosos sólo personas que hayan recibido su formación en Bulgaria o con diplomas extranjeros, convalidados en trámites especiales, establecidos por las autoridades nacionales. En el proyecto de GERB, el Partido Socialista Búlgaro y el Movimiento por Derechos y Libertades faltan tales cláusulas y, precisamente por ello, desde VMRO aseguran que el proyecto habría sido diseñado por el Movimiento por Derechos y Libertades.

Krasimir Karakachanov, líder de partido VMRO quien es, igualmente copresidente de la coalición de los Patriotas Unidos y viceprimer ministro encargado del orden público y la seguridad, ha mantenido una reunión, inusual para los estereotipos políticos nacionales, con Kornelia Ninova, presidenta del Partido Socialista Búlgaro, en la que presionar a favor del proyecto alternativo. En el espíritu de las habituales confrontaciones políticas, Volen Siderov, líder del partido Ataka y copresidente de los Patriotas Unidos, ha tildado de ilegítima la reunión entre Karakachanov y Ninova, por no haber sido coordinada con él.

El conflicto en el seno de los Patriotas Unidos seguramente sufrirá una escalada, puesto que el tercer copresidente de esta coalición, Valeri Simeonov, se propone asimismo abordar el tema con la lideresa del Partido Socialista Búlgaro, Kornelia Ninova.

Hasta ahora los temores de una radicalización en el seno de diferentes grupos étnicos y ante los intentos por alterar el comportamiento tradicional en algunas de las comunidades religiosas en Bulgaria no han provocado una reacción legislativa adecuada. El surgimiento de manifestaciones atípicas para las comunidades religiosas tradicionales en Bulgaria se debe a una influencia externa. Sabido es que esta influencia está siendo importada por medio de la financiación o formación directas de imanes en países árabes pero, de momento, sólo existe una desaprobación en el terreno de las ideas de esta influencia. En marzo de 2016, Radio Bulgaria comentaba este problema en un escrito titulado: “La lucha contra la radicalización sigue sin abandonar el ámbito de las buenas intenciones”.

La forma en que este asunto esté cobrando ahora actualidad a través de los intentos por establecer una regulación más nítida de la financiación de las comunidades religiosas es indicativa de un compromiso político inhabitualmente amplio para Bulgaria. Sin embargo, el quid del problema no reside en hasta qué punto pueda ser extenso el compromiso político con el mismo, sino en si este compromiso será capaz, y cuándo, de transformar efectivamente las buenas intenciones en decisiones legislativas concretas y actuaciones posteriores basadas en ellas.

Versión en español por Mijail Mijailov