Lili Vladimirova narra las historias de los santos ya desde la época anterior a su transformación en las efigies radiantes de unos justos inmortales. Es por ello que sus iconos se encuentran colmados de emociones que sólo son capaces de experimentar los seres humanos.

Veinticinco iconos pintados en el severo estilo tradicional de los antiguos maestros ortodoxos llevan ya un mes arrancando la admiración del público veneciano en el palacio renacentista “Scuola Grande della Misericordia”. En una exposición inusual en la que se entrelazan lo sublime y lo terrenal, el arte búlgaro está representado por la pintura religiosa de Lili Vladimirova y las esculturas modernas de Krum Damianov:



Las muestras montadas en este palacio del siglo XVtienen una apariencia muyimponente, dice Lilia Vladimirova. Tanto la iluminación como el arreglo de las muestras están cautivando a los miles de visitantes que cada día pasan por allí. Lo que les impresiona no es exclusivamente el arte eminentemente ortodoxo del icono sino también la forma en que pretendemos conservar y guardar nuestra tradición. Así que no es casual que la exposición lleve el nombre de “Guardianes”.

Se trata de los guardianes de la tradición, de la fe, del amor los cuales a través del arte van franqueando las fronteras. Incluso van cruzando las fronteras invisibles allende las cuales unas fuerzas celestiales le elevan a uno, llenan su alma de regocijo e iluminación inconmensurables y lo preparan para el contacto con una imagen sacra. El icono es una imagen de este tipo: la imagen de la Virgen rodeada de santos, como si estuviera en una escena inspirada en una idea sublime, llega a parar en Italia Y muy pronto al taller de la artista del pincel búlgara acuden dos personalidades influyentes: Pino Bisazza, fabricante de los famosos mosaicos Orsoni y miembro de la Fundación Guggenheim, y el profesor Giuliano Pisani, crítico de arte de fama mundial e insigne estudioso de Giotto. Italia debe ver sus obras – exclaman ambos.

Lili Vladimirova comenzó a pintar los rostros de los santos tras habérsele encomendado en la Academia de Bellas Artes pintar los iconos en el cuerpo central de la iglesia de San Jorge Triunfador, de Sofía. Y así lleva ya 20 años sin poderse desligar de la iconografía, colmada invariablemente de felicidad y cariño al coger el pincel en mano. Sin embargo, la emoción más grande se produce en el momento en que el santo “comienza a ver”, la artista se está preparando durante largo tiempo para proceder a pintar sus ojos en el momentomás especial para ella:

Quizás esta marea de sentimientos que me invade esté siendo generada por el roce con las imágenes luminosas que pinto, por el hecho de que yo esté penetrando en su trayectoria vital, dice la artista. He leído gran número de hagiografías y me siento impactada en el plano meramente humano por sus cualidades de seres humanos. No me rijo por determinadas reglas para seleccionar la efigie subsiguiente, de repente siento ganas de pintar esa efigie y es entonces cuando ya me doy cuenta de quién será. El deseo se origina en mis entrañas, medito largo tiempo y estudio numerosas efigies.

Lili Vladimirova no se siente limitada por el austero canon iconográfico y logra expresar lo que le dicta su ambición. Dice, sin embargo, sentirse perpleja, al ver cómo personas ateas se atreven a pintar las efigies de santos.

En mi trabajo uso la antigua tecnología de nuestros artífices en iconografía, con el empleo de oro de 24 quilates que se coloca de manera especial , explica Lili Vladimirova. Creo, realmente, que la imagen Divina se merece lo más hermoso y lo más acendrado. Además, el brillo del oro no es casual, se le utiliza a este noble metal desde épocas muy remotas para introducir en los humanos la luz Divina. El oro sirve básicamente para la elaboración de aureolas y fondos, para que la efigie irradie luz.

Además de pintar iconos la artista es dueña de la galería de artes “Nuance”- o sea matiz, en español-en la que se exhiben obras de destacados artistas clásicos como Jaroslav Věšín y Nikolay Raynov, de artistas consagrados como Emil Stoychev y Liuben Zidarov, y también de artistas noveles. Actualmente, empero, Lili Vladimirova, dedica su tiempo a pintar el enésimo icono y se prepara para el momento, sumamente especial, en el que su mano orientada por el soplo divino, pintará los ojos que ven de San Demetrio.

Versión en español por Mijail Mijailov
Fotos: Archivo personal