Enfrentarse a los prejuicios, mantener la cabeza bien alta y no negar su propia etnia. Hace ya cuatro años que el joven maestro Rosen Bogomilov trabaja con niños gitanos, despertando sus talentos y ayudándoles a creer en sus propias capacidades y fuerzas. Y consigue milagros, sobre todo con su ejemplo personal.
El sueño de infancia de un niño gitano de ser maestro hizo que se aferrara a las clases diarias y avanzara día a día para, desde la escuela de su pueblo natal de Koynare, a través de la Universidad de Veliko Tarnovo, hasta la escuela secundaria 106 del distrito de Poduyane.
Rosen creció entre búlgaros y romaníes y siempre sintió el apoyo de sus padres y profesores. Cuando obtuvo su diploma en Historia y Geografía y empezó a recorrer las escuelas de Sofía, chocó contra un muro de prejuicios, negatividad y discriminación, y vio que los niños y especialmente sus padres no le aceptaban. Solamente el director de una escuela en un barrio con muchos gitanos le dio una oportunidad, y cuando vio los ojos de los niños se dio cuenta de que podía ser una inspiración para ellos con un buen ejemplo y conocimientos.
Mi principal objetivo siempre ha sido construir una comunidad de clase, porque solo entonces hay un verdadero proceso de aprendizaje, dice el profesor Rosen Bogomilov, de 27 años. Sin embargo, esto no sucede por arte de magia, sino poniendo mucho énfasis en las habilidades del siglo XXI, lo que permite a los niños aprender a trabajar en equipo, a aceptar feedback, a comunicarse con normalidad, a expresar las cosas que les preocupan. Por lo tanto, en las horas de clase, en el trabajo en equipo y en las tareas por grupos, a los alumnos nunca se les clasifica en gitano con gitano o en gitano con búlgaro, sino de forma que juntos puedan ayudarse en el proceso.
Los niños romaníes son muy emocionales y sensibles, y esto a veces supone un problema para ellos, por lo que el maestro se esfuerza por ayudarles a desarrollar su inteligencia emocional. ¿Cuáles son sus preocupaciones y miedos?
La sensación de si serán aceptados por los demás, de si podrán realizarse, como también la baja autoestima que, por suerte ya no existe al cabo de 3 años de trabajo con los niños, son las primeras cosas a las que se enfrenta un profesor que dirige una clase, explica el profesor .Al comienzo los chicos no creían que serían capaces de resolver todas las tareas pero yo siempre estuve a su lado, ellos se han sentido siempre libres de compartir y cada vez que solicitaban un consejo lo recibían. El año pasado los niños de la clase que dirijo participaron en una conferencia estudiantil y ofrecieron una conferencia pública sobre el tema “La pobreza y el hambre en el mundo”. Sólo es éste un ejemplo de las estrategias de motivación que literalmente llevan a los alumnos a la esencia del problema. Los chicos comienzan a tener confianza en sí al comprobar que sí pueden hacer una cosa y que ellos mismos la han hecho.
Por desgracia, la desconfianza y el odio al ser humano distinto, que desemboca en comportamientos agresivos −ejemplos de los cuales no faltan en el seno de la sociedad− se transfieren también a los niños, dice el profesor. En más de una ocasión las paredes del edificio de la escuela han amanecido con pintadas de cruces gamadas e inscripciones racista, y el primer intento del profesor a sacar a los chicos fuera del gueto ha generado réplicas ofensivas como: “Mira ahí a esos gitanitos”, “No queremos a gitanos en el transporte público”, etc. Tras una de las manifestaciones de vandalismo en una de las paredes del plantel, los chicos la han pintado y han dibujado sobre las pintadas el mapa de Bulgaria. No lo han profanado aún si bien no faltan inscripciones hechas por gente que expresa su debilidad por medio del odio.
Pese al ambiente exterior hostil en ocasiones y el sentimiento de incertidumbre que a veces se apodera de los chicos, los alumnos del séptimo grado de Rosen Bogomilov están aprendiendo mucho mejor ahora sus lecciones y van cobrando más confianza en sí mismos. Algunos de ellos ya se están preparando para presentarse a exámenes de ingreso en liceos de idiomas, y sus sueños sobre su futura profesión abarcan un abanico amplio de posibilidades que van desde el futbolista profesional, cruzan por la profesión de maestro o profesor de escuela y llegan hasta la profesión de médico.
Versión en español por Marta Ros y Mijail Mijailov
Fotos: Archivo personal
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