“Dentro de 20 años se sentirán Vds. más decepcionadas de las cosas que no hayan hecho que de las que sí han hecho. Por esto icen las velas, zarpando del puerto seguro. Exploren. Sueñen. Descubran”. Son frases del escritor norteamericano Mark Twain capaces de describir de manera magnífica a cualquier persona enamorada de los viajes, las aventuras y los contactos con gente interesante. Es precisamente una persona de tales características Zornitsa Shepkova, quien ha conseguido convertir su pasión personal −los viajes− en una profesión. Mi deseo de mantenerme constantemente en camino surgió hace 15 años, cuando acompañada de amigos suyos, Zornitsa hizo su primera travesía importante por la montaña Ródope hasta llegar al pico Snezhanka. La montaña dejó una impronta perdurable en el corazón de Zornitsa quien, en cualquier oportunidad que se le presente, se interna por los senderos del monte rumbo a algún pico, buscando algún claro recóndito donde los únicos invitados suelen ser el viento y las aves posadas en los árboles circundantes. ¿Cuál es el más reciente lugar similar que ella ha visitado y qué es lo que más le ha impactado al viajar en Bulgaria y por el mundo?

Hemos visitado un lugarcito extraordinario llamado sendero ecológico del Diablo. Se encuentra en proximidad a la aldea de Borino, en la porción occidental de la montaña Ródope, y el trayecto se recorre en unas 3 horas. Uno de los puntos más curiosos es lo que ha dado nombre al sendero. Es el Puente del Diablo que a diferencia del que hay en la aldea de Ardino −construido por manos humanas− es una formación rocosa, creada por la naturaleza. El mencionado sendero ecológico es uno de los más arriesgados porque es sumamente abrupto. Lo que más me impresiona durante mis viajes, sean éstos efectuados por Bulgaria o por el mundo, es la bondad de la gente con las que me voy topando por casualidad. Se va uno por el sendero sin haber planeado nada y entonces de improviso se cruza con alguien que inesperadamente le tiende una mano, lo cobija para pernoctar, o bien, le enseña el camino justo que seguir.

La mejor época para ese paseo es el mes de julio, pero si uno ya se impacienta por coger vacaciones y abandonar el bullicio de la ciudad, puede hacer las maletas y efectuar un viaje a algún país de los Balcanes Occidentales. En Albania, por ejemplo, además de saborear platos de la excelente cocida local, uno puede deleitarse con las visitas a una serie de curiosidades históricas y naturales, entre ellas la ciudad de Berat, cuya arquitectura recuerda en gran medida la de la ciudad búlgara de Veliko Tirnovo. Bosnia y Herzegovina es, igualmente, un país interesante, dice Zornitsa y agrega:

Versión en español por Mijail Mijailov
Fotos: Archivo personal