Una vida llena de sorpresas y desafíos. Así se puede describir brevemente el camino del búlgaro Todor Lazarov desde un pequeño pueblo cerca de Blagoevgrad hasta el plató de algunas de las producciones más taquilleras de Hollywood. Ser doble de riesgo o extra en una película nunca fue un objetivo para él, a pesar de que los decorados cinematográficos son su segundo hogar desde hace 20 años. Su sueño era dedicarse por completo al deporte, para lo cual obtuvo total apoyo de sus padres.

Se fue a Sofía a los 19 años con la esperanza de hacer feliz a su padre convirtiéndose en futbolista de su equipo favorito, el CSKA. Sin embargo, en vez de eso un amigo le llevó consigo a un entrenamiento de sambo, un tipo de arte marcial de origen soviético. Este deporte conquistó a Todor en cuestión de segundos, y su pasión le llevó incluso al equipo nacional. Después de un tiempo se dedicó también al entrenamiento. Siempre que viaja a Bulgaria encuentra tiempo para visitar de nuevo la sala deportiva y para hablar con los niños que entrenan en ella. Cuenta que un encuentro con ellos le devuelve el optimismo de que a pesar de todos los problemas y contratiempos que nos van surgiendo lograremos levantarnos y seguir adelante. Si no nosotros, al menos nuestros hijos.

Una mano amiga llevó por primera vez a Todor “sobre el terreno” para rodar la primera película, en la cual, a pesar de tener un papel secundario, se dio cuenta de que el cine sería una parte indivisible de su vida de ahí en adelante. Y a pesar de que su trabajo es extremadamente pesado para el cuerpo, asegura que el doblaje de riesgo es algo de lo que no puede prescindir.

Debido a la adrenalina, a menudo busca nuevos desafíos, aunque a veces los rodajes en los que participa se ruedan a lo largo de varios días. Eso fue precisamente lo que le llevó a aceptar la invitación del jefe del estudio cinematográfico “Nu Boyana”, Yariv Lerner, de pasar a formar parte de la escuela de dobles de riesgo del complejo del estudio. Actualmente en ella se entrenan 35 personas, pero según Lazarov, no hay forma de aprender ese talento encerrado en una sala. Eso ocurre únicamente, a pesar de todos los riesgos, durante el rodaje. En un momento te estremeces y la capacidad de hacer lo imposible pasa a ser parte de ti.

Viajar también se convierte en parte de tu vida cotidiana, ya que a menudo los rodajes de las películas transcurren de forma paralela en varios países, e incluso en varios continentes. Todor ha participado en rodajes en Colombia, Malasia, la India, Nueva Zelanda y EEUU, así como en numerosos países europeos. Ha actuado en más de 60 películas, entre ellas “Troya”, “Los Mercenarios” y “Las Crónicas de Narnia”, y la cifra no hace sino aumentar. Todor utiliza los raros momentos en los que no vuela de camino a la siguiente aventura para regresar a Bulgaria y ayudar tanto a los niños de la sala de sambo como a ancianos y enfermos, a través de su fundación “Gracias”. ¿Qué le motivó a crearla, y cuáles son sus objetivos?

Me impulsó a crearla el hecho de que nuestro país no puede ayudar a muchos enfermos y ancianos necesitados, cuenta Todor Lazarov. Desde hace muchos años trato de ayudar en lo que puedo, pero en un momento dado decidí que podía hacer algo más. Por eso creé la fundación, ya que mi idea era reunirme con personas necesitadas y con aquellos que quisieran ayudarlas. Creé también una aplicación móvil llamada “Gracias”. Hay mucha gente en Bulgaria que desea ayudar, pero se les ha mentido demasiado. Como sabemos, hay muchos casos en los que “personas necesitadas” se aprovechan de la bondad ajena. Con mi aplicación quiero evitar precisamente la posibilidad de especulaciones y fraudes. Cuando le mientes a alguien, no es fácil que vuelva a confiar en ti. Mi objetivo es que quien desee ayudar ayude personalmente a los necesitados, en vez de ser yo quien les convenza con distintas consignas para que donen dinero.

Versión en español por Marta Ros
Fotos: Archivo personal