La fatiga excesiva provocada por una vida a altas revoluciones que la mayoría de las personas se ven forzadas a llevar, lenta pero inexorablemente las hace enfermar y se va apoderando completamente de su día a día. La causa fundamental por este cansancio excesivo reside en la sobrecarga que uno sufre en su puesto de trabajo. Los datos de la Cámara de industrias de Bulgaria, relativos al pasado año 2017, indican que apenas un 6% de las empresas nacionales cuentan con programas para la superación del estrés sufrido por su personal. El problema provocado por el recalentamiento profesional es grave ya que un porcentaje cada vez más elevado de quienes abandonan su trabajo alegan como motivo para su decisión precisamente el agotamiento emocional y psíquico generando tan abandono pérdidas del orden de 35 a 40 millones de euros, cada año, para los empresarios.

Abandonar su trabajo anterior ha sido también la decisión que ha tomado Ruslan  Radukov y su elección de ponerse a vivir lejos de la ciudad, tras haber trabajado a diario durante una década desde la mañana hasta la medianoche en Plovdiv, agobiado por la escasez de tiempo para dormir y un vicio del que se deshace con rapidez en cuanto abandona la citada ciudad. Ruslan ha encontrado la salvación a apenas 27 kilómetros de distancia de esa segunda mayor ciudad de Bulgaria asentándose en la aldea de Dedovo en la que había pasado sus vacaciones cuando niño. Dice riendo que conoce al dedillo todos los prados, claros y bosques alrededor de la aldea como también todas las setas e hierbas medicinales que crecen en la zona. Poco después de haber fijado su residencia en el pueblo cayó en la cuenta de que la forma óptima para liberarse del lastre de las vivencias negativas que había tenido sería ayudarles a otras personas con los mismos problemas. Al precio de numerosas privaciones y concesiones resolvió lanzarse a una nueva iniciativa que apunta íntegramente a l tiempo de ocio de las familias:

El objetivo apunta por completo a matrimonios con hijos, hemos construido un chalet común y corriente en el corazón del Monte Ródope pero la genta lo aprecia mucho. La estancia de los chiquillos allá los transforma, alienta habilidades de cualquier tipo, y sus padres puedan al mismo tiempo descansar y alegrarse con el potencial del que hacen gala sus vástagos. Estamos recreando una cotidianidad en la que los chicos se ponen a trabajar en cuanto abren los ojos.

Aunque suene un tanto estremecedor al comienzo, los niños estando en aquel lugar se dan cuenta de que cuanto vayan a aprender sucederá casi por completo al aire libre mientras participen en juegos diversos e interesantes .Ruslan confiesa que nunca le abandona la inspiración de ir inventando más y más aventuras para los menores de edad y lo consigue gracias a sus tres hijos.

Confía sin reservas en sus ideas sobre lo que necesitan sus coetáneos y opina que los menores de edad suelen tener ideas mucho más realistas y optimistas sobre las cosas que los adultos. A menudo los chicos sugieren asimismo soluciones posibles para problemas muy complicados que resultan auténticos retos incluso para los mayores de edad. Uno de estos problemas reside en el déficit de personal cualificado capaz de transformar en una vivencia inolvidable el descanso de los visitantes.

Según Ruslan la solución es una sola: incentivar al personal a retornar al trabajo que tenía con su empleador. Ruslan pone el ejemplo de su chalet en el que quienes trabajaban en él cobraban igual que nosotros. Hoy, sin embargo, cobran más. Esto es así porque una buena parte de los ingresos se asignan precisamente a una remuneración digna del trabajo. Ruslan opina que un número cada vez mayor de empleadores irán abrazando la idea de que, para salir ganando con sus iniciativas, deberán invertir, más que nada, trabajo, respeto y buen trato a las personas que contratan para trabajar.

Versión en español por Mijail Mijailov

Fotos: Archivo personal