El joven arquitecto Plamen Miryanov ha grabado varios cortos en los que muestra las riquezas de Bulgaria. Su propósito es a través de ellos animar a más compatriotas a amar este país conociendo mejor sus recursos naturales, sus tradiciones seculares, y también sus logros culturales.

Los cortos, titulados El alfabeto sagrado, La magia de la rosa búlgara, El espíritu de la bandera, etc., son pequeñas piezas de un cuadro más grande que Plamen Miryanov crea mediante la campaña nacional “Nuestro hogar es Bulgaria” que pronto será presentada también en forma de largometraje. Además de referirse al pasado glorioso, a los héroes caídos por la libertad de la patria y a las bellezas naturales de Bulgaria, la obra sugerirá ideas sobre el éxito de sus ciudadanos, su salud y su bondad.

Todo surgió de mi deseo de enviar un mensaje a los búlgaros de trabajar más en desarrollar su potencial ya que tenemos un gen especial: somos un pueblo muy antiguo y la fuerza de nuestros orígenes es muy grande. Este mensaje para mí es más valioso que una mera ilustración con imágenes; aunque también enseñaremos las riquezas naturales del país, su cultura y tradiciones. También apostaremos por nuestra visión sobre la nutrición y la respiración adecuadas, porque el éxito del ser humano está relacionado, asimismo, con la pureza del pensamiento, del cuerpo y los sentimientos.

Según el arquitecto, los búlgaros conseguirían desarrollar sus habilidades entrando en contacto con los lugares de energía en la naturaleza y recurriendo con más frecuencia a la fe. La naturaleza es un medio para ser más fuertes pero, sobre todo, es creación divina. Por eso en primer lugar debemos volvernos al Creador, agrega.

Los lugares que Plamen Miryanov considera especiales son los lagos de Rila y las cascadas de aguas milagrosas, en sus palabras, de la aldea de Ovchartsi, cerca de Sapareva Baña, en el sudoeste de Bulgaria. El arquitecto viaja a menudo por el país y eso le permite afirmar que a los búlgaros les fue regalado un trozo del paraíso. Todo ello le hace dedicarse, además, a causas medioambientales como la construcción excesiva en las montañas y la costa, la contaminación de la naturaleza y la deforestación.

Incluso si las construcciones son legales deberían estar en total armonía con la naturaleza, embelleciéndola y no viceversa –dice, convencido Plamen Miryanov– . Porque podemos ver errores muy grandes, diría hasta crímenes a nuestro alrededor. Para mí los teleféricos no son cosa mala pero no deberían estar relacionados con la construcción de nuevos hoteles. Además, es necesario que haya planes claros para la gestión de los parques nacionales, así como más guardias forestales que ahora faltan. Es por eso que financiaremos un proyecto según el cual cada uno de los lagos de Rila será protegido por separado.



El patriotismo podría medirse, por ejemplo, por todo aquello que un pueblo preserva del legado de sus antepasados o por lo mejor que da de sí día tras día. ¿Existen, sin embargo, dimensiones modernas del patriotismo?

El patriotismo contemporáneo reside en nuestra decisión de permanecer en Bulgaria; es algo muy simple, en vez de hacerse selfies con la bandera nacional –estima Plamen Miryanov– . Lo principal es invertir nuestra energía en hacer de este país un lugar mejor para vivir, contribuyendo a su bienestar en la manera que podamos y soportando algunos obstáculos sociales y políticos temporales, espero. Los jóvenes, por ejemplo, podrían desplegar su imaginación, que es lo más preciado. Pocas cosas se han hecho en Bulgaria y hay espacio para tantos proyectos e iniciativas nuevas.

Una de estas iniciativas está relacionada con la restauración de las fuentes antiguas de la capital. Es por eso que la gente unida en torno a la campaña “Nuestro hogar es Bulgaria” asignará la tarea de insuflarles nueva vida a estudiantes de la Universidad de Arquitectura, Ingeniería Civil y Geodesia, y los mejores proyectos recibirán apoyo financiero.

Versión en español por Daniela Radíchkova
Fotos: Archivo personal