“Somos niños de la capital. Todo lo que pidamos lo recibimos de manera casi inmediata. Tenemos nuestro hogar, comida, entorno social. Nos hemos preguntado, si acaso todas las personas se encuentran tan favorecidas como nosotros. La realidad es que hay gente que vive en casas semiderruidas, tiene escasa comida y apenas llega a fines de mes. Para esas personas la vida es poder sobrevivir cada día. Casi nadie está enterado de esas personas y, si las conoce, les presta una mínima atención”.
Son frases pronunciadas por los alumnos del penúltimo grado del liceo privado de lengua inglesa “Profesor Iván Apostolov” de Sofía, quienes resolvieron trasladarse a cuatro aldeas de la región de Vidin para ayudar en lo que pudieran a las personas ancianas que allá viven. De hecho, la misión de elegir una iniciativa de voluntariado les ha sido encomendada por el centro docente en que cursan sus estudios. No obstante, los jóvenes deciden no sólo respaldar una causa recolectando dinero para ella, sino dedicarse ellos mismos a la organización y participar personalmente en cada paso de esta noble iniciativa.
Cuando discutíamos cuál iniciativa elegir, Atanás Dmitrov, uno de nuestros profesores, nos contó sobre una chica que había recorrido los pueblos en el noroeste de Bulgaria ofreciendo asistencia a los moradores de éstos. Nos sentimos muy entusiasmados por la idea y decidimos hacer algo parecido, cuenta la estudiante Margarita Strateva.
Los alumnos eligieron cuatro aldeas despobladas, en cada una de las cuales reside una decena de habitantes, todas carentes de tiendas de comestibles y con el único suministro de pan. Lo ignoran todo sobre esas personas pero se encuentran colmados de deseos y entusiasmo enormes de ir aprendiendo muchas cosas sobre esta gente en el período que pasarán a su lado.
Hemos asignado a la iniciación de esta misión dos días, el 1 y el 2 de diciembre porque es poco probable que se nos deje entrar en sus casas ya el primer día, dice Dimitar Stoyanov , otro de los estudiantes. Por esto primero iremos a esas aldeas a familiarizarnos con esa gente, para charlar un poco con ella con el fin de entender qué habían trabajado en el pasado, a qué se habían dedicado. Pretendemos ofrecer una ayuda en alimentos y ropa, pues, opinamos que las dos cosas son las imprescindibles, las cosas más importantes que harán que esas personas se sientan bien y vivan tranquilas. Queremos hacer esto también por la posibilidad de establecer un contacto social. Es que, con todo, esa gente tiene cosas que contarnos .Queremos conocer detalles de sus vidas y luego compartir esta información con el mundo.
Estos alumnos estudian Economía y Gestión empresarial, y la beneficencia no tiene, a primera vista, gran cosa en común con estas asignaturas. Sin embargo, los estudiantes se dan cuenta de que las cosas que están estudiando -organizarse y trabajar en equipo- también resultan beneficiosas para la noble causa a que se han dedicado. La propia idea, además, ha llegado a tener una repercusión y un apoyo amplios.
Mis padres se sintieron muy satisfechos al enterarse de la existencia de esta iniciativa y hasta me preguntaron si también yo participaría en ella. Mi mejor amigo me dijo que él también quería incorporarse a esta causa, dice Dimitar Margaritov, otro estudiante, y agrega:
De hecho nos han ofrecido su asistencia un buen número de personas y también lo han hecho muchos de mis amigos, y esto me ha sorprendido, de verdad. Así que me alegro mucho de que en alguna forma hayamos podido alentar e inspirar a la gente en derredor nuestro. Mis padres andan asimismo muy orgullosos con lo que nos proponemos hacer.
Los jóvenes llevarán a los moradores de la tercera edad de las aldeas despobladas productos perdurables como alimentos enlatados, papel higiénico, ropa. A tal efecto habilitarán un puesto de recolección de productos, los días 23 y 24 de noviembre. También se ha abierto una cuenta bancaria para donativos en metálico. El dinero se empleará también en la compra de alimentos, medicamentos y con una parte del mismo se pagarán facturas de la luz o se podrá subvenir a otras necesidades.
Dimitar Stoyanov agrega: Esperamos poder seguir ayudando a esas personas. Nos alegra mucho el que hayamos podido mover a la gente a que abandone su egoísmo y piense en otras personas. No hay que centrarse únicamente en el ajetreado e intenso ritmo de vida en la ciudad, hay que poner mientes asimismo en lo que ocurre en el campo, en cómo vive la gente allá y ofrecer su ayuda a ella.
Por su parte, Margarita Strateva precisa: Sí, quisiéramos, de verdad, seguir desarrollando esta causa, puesto que la misma surte un importante efecto positivo sobre todos nosotros, enriquece nuestra experiencia. Será estupendo que podamos darles alegría y satisfacción a esas personas. Nos olvidamos de comportarnos de manera humanitaria con nuestros semejantes en el apresurado día a día en la ciudad, pero, según nos enseña uno de nuestros profesores, debemos ser mejores personas.
Versión en español por Mijail Mijailov
Fotos: Archivo personal y archivo
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