Bulgaria es un país pequeño en superficie, y en los mapas es más fácil reconocerla por la forma antes que por el nombre, que a menudo falta.
Sin embargo, quien llega a conocerla no niega sus méritos: rica historia, naturaleza espléndida, diversidad de las tradiciones y los misterios. Uno de estos misterios son las llamadas pruebas de la grieta con efecto curativo. En épocas romanas y durante la dominación otomana en las tierras búlgaras, reemplazaban, en parte, a la medicina mal desarrollada en aquel entonces, pero siguen siendo populares también hoy en día.
Se trata de unas grietas en las rocas que hay que atravesar a gatas –explica Kostadín Dimov, quien desde hace años recorre Bulgaria en busca de sitios rocosos para la práctica de ritos en la Antigüedad, cuyos misterios trata de desentrañar– . Estas grietas son sitios megalíticos de mayor expansión y muy venerados por los búlgaros.
La tradición de pasar a gatas a través de las grietas en las rocas para obtener curación, popular en Bulgaria, probablemente sea conocida en los países balkánicos vecinos pero no hay información de que exista en otras partes del mundo, afirma Dimov. Según él, la extensa aplicación de esta fórmula de salud de la Antigüedad tal vez se deba al tratado órfico Sobre las piedras, atribuido al legendario cantante y músico tracio Orfeo quien conocía las propiedades curativas de las rocas aportando a que el interés en este tipo de sitios creciera. La profetisa búlgara Vanga también conocía sus poderes y recomendaba a quienes acudían a ella para consultarla y pedirle ayuda para sus males que fueran a aquellos lugares del país donde hubiera similares grietas en las rocas.
Las tradiciones en Bulgaria siguen vivas. Decenas de miles de personas al año pasan por estas grietas, por extraño que parezca –comenta Dimov– . La grieta más famosa es la que está en la capilla cerca del Monasterio de Rila. Otra grieta popular se ubica cerca de la aldea de Kribul (suroeste de Bulgaria). La gente pasa por ella por salud, y las mujeres, para concebir un hijo. Los efectos beneficiosos que la gente espera de esta prueba son tres: el primero es superar alguna fobia; el segundo, carácterístico quizás para la mitad de las grietas, es que las mujeres que no tienen hijos puedan concebir. El tercer destino de este antiguo “dispositivo médico” es tratar las enfermedades del sistema motor. Al pasar a rastras por la grieta, uno aprieta la cintura dolorosa contra la piedra. Se cree que este singular masaje libera la energía del cuerpo y éste se cura a sí mismo.
No todas las aberturas en las rocas por las que se pueda pasar se utilizan para estos fines. Los antiguos tenían una idea clara de la fuerza que poseía cada lugar. Se hacían populares aquellos sitios que habían demostrado su efectividad.
Junto a algunas de las grietas o en su proximidad hay una capilla como, por ejemplo, cerca de la aldea de Stálevo, en el sur del país. En la aldea de Zlatna Livada, en el municipio de Chirpán, en Bulgaria central, se encuentra el monasterio activo más antiguo de Europa, San Atanasio. Allí, en una pequeña gruta, vivía el santo. En la actualidad la gente acude a ella para pasar la prueba. Además, debajo del monasterio hay un manantial curativo.
Cada grieta tiene su destino dependiendo de su ubicación, geometría y el tipo de la roca. Kostadín Dimov explica cuáles son los signos por lo que se puede deducir la antigüedad de estos sitios.
En algunos se puede ver que la piedra está pulida, lo que significa que por allí se habrían colado miles de cuerpos. No han sido utilizados sólo en los últimos 20, 100 e incluso 200 años –está convencido Dimov– . Es una veneración que existe desde épocas muy antiguas. Siempre están en un lugar sagrado que ha sido un santuario tal vez desde el Neolítico, y que tiene algún tipo de energía en forma de cristales, agua o gases que salen de debajo del suelo, como en la localidad de Rúpite donde está la casa de la profetisa Vanga.
Para que el paso a rastras a través de las grietas surta efecto, es necesario observar un ritual que, a veces, se convierte en un verdadero desafío.
El ritual consiste en pasar por la grieta y rezar –explica Kostadín Dimov– . Si es para concebir un hijo, el ritual se cumple tres veces. Luego, se hace la señal de la cruz y se cuelga una prenda de vestir, a modo de obsequio, para que Dios de su bendición en respuesta a lo que se le pidió. Algunas de las grietas están en lugares muy difíciles, como la que está cerca de la aldea de Stomantsi, en la porción oriental del macizo Ródope. Se encuentra en una roca sobre un precipicio. Después de colarse por la abertura en la roca, para regresar hay que atravesar un pequeño balcón, de no más de dos pies de ancho, pendiente sobre el abismo. Las mujeres que pasan por allí tres veces para concebir son muy valientes.
Hasta la fecha, Kostadín Dimov y sus correligionarios han registrado un total de 25 sitios donde se sigue practicando la prueba de la grieta.
"Con una buena organización en la búsqueda, supongo que su número en Bulgaria rebasaría el centenar. Es como un policlínico de la Antigüedad: en cada región debe haber al menos una de esas grietas”, concluye diciendo él.
Versión en español por Daniela Radíchkova
Fotos: Archivo personal
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