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El vino, un obsequio solicitado y pretendido para cualquier festividad


El vino forma parte de la cultura y la vida del búlgaro desde la más remota Antigüedad. Tenía su puesto reservado en la mesa de los soberanos y gobernantes y sus allegados, y beber vino estaba siendo considerado como un rito por medio del cual ellos podían asociarse con lo divino. Tras la difusión del cristianismo por el mundo y la conversión al cristianismo de los búlgaros, el vino conservó su simbolismo ritual puesto que se asociaba a la sangre de Jesucristo. Paulatinamente el vino fue entrando en los hogares de la gente llana que comenzó a cultivar diferentes variedades de uva para vino. Por entre las más difundidas y familiares en Bulgaria descuellan la Gamza y el Mavrud. Deben sus nombres a leyendas de veracidad controvertida hasta hoy en día pero, no obstante ello, estas leyendas impresionan a todo quien las escuche. Una de ellas dice que:

Durante el Segundo reino búlgaro, un boyardo búlgaro fue agraciado con dos hijas: Gamza y Mavruda Son nombres protobúlgaros tradicionales, sumamente hermosos y sonoros. Los vitivinicultores del boyardo resolvieron dar a dos de las variedades de uva los nombres de aquellas hembras neonatas. En una época mucho más reciente, hacia mediados del siglo XX, las dos variedades de uva Gamza y Mavrud de la región de Vidin, que había sido su cuna, fueron trasladadas a la región de Asenovgrad. Últimamente se han comenzado a restaurar, paulatinamente, en la región de Vidin,las plantaciones de estas variedades de uva
, señala el sumiller Jristo Toshkov.

Otra leyenda cuenta cómo antaño una mujer pobre alimentaba a su hijo único con zumo de la uva que cultivaba en su pequeño viñedo. Pasaron los años y aquel chico creció y se volvió un varón de extraordinaria destreza y vigor. Su fuerza dejaba pasmados a todos, sobre todo tras poder vencer al león, que el Kan Krum había puesto delante de las puertas de Pliska, primera capital de Bulgaria. Después de aquella hazaña la variedad de uva que había dado tanto vigor al joven fue bautizada con el nombre de éste, Mavrud.

Hoy en día los vinos Mavrud y la Gamza de las homónimas variedades de uva son los preferidas por los búlgaros, y su espesura y bouquet los convierten en especialmente convenientes para acompañar con ellos el consumo de carnes habituales para el invierno. No obstante, no estaría de más que uno consulte con un sumiller la adquisición de una botella de estas marcas.

Jristo Toshkov y Vesela Valchinova - ToshkovaUn sumiller es la persona que asesora en temas del vino, y no es un tecnólogo que da información sobre la producción vinícola, dice Jristo Toshkov. Este nombre se le daba ya en la Edad Media y así se les llamaba a las personas que iban recorriendo las ciudades con sus mulas para ofertar el vino obtenido de la uva de sus propios viñedos en distintos mesones y fondas. La traducción más exacta de la palabra “sommelier” podría ser “el hombre de la mula”. El papel del sumiller experto es el de sugerir el vino que mejore se case con determinado plato.

СнимкаPara acceder a la comunidad de los sumilleres uno ha de tener su posición con respecto al vino. Tal postura no se adopta fácilmente, hace falta mucha paciencia y concebir el vino como un detalle importante sin el cual el motivo festivo perdería una parte de su solemnidad. El sumiller realmente bueno es el que es capaz de narrar la historia escondida tras la etiqueta de la botella de vino. Así tomarse una copa de vino no sería una simple vivencia sino un rito peculiar, como lo era en la Antigüedad.

Cuando uno elige una botella de vino ésta sólo ha de ser una parte del obsequio. El motivo, frecuentemente, implica ofrecer un presente más exquisito e interesante que lleva cierto mensaje. También el vino puede ser tal mensaje, con tal de que la botella tenga un buen arreglo: colocada en una caja especial o bien con dibujos y acompañada por vasos de decorado manual. Si la botella va destinada a un amigo o pariente, residente en un país extranjero y muy apegado a las tradiciones nacionales, se le podrá obsequiar con una botella en la que esté recreado algún elemento relacionado con el folclore.



El bordado búlgaro y toda la información que incorpora como simbolismo y formas es lo que resulta curioso e importante presentar de una manera más modernista,
dice la artista Vesela Valchinova-Toshkova. Presentado bajo diferentes formas en el hogar, el bordado nos recuerda a los búlgaros quiénes somos, de dónde venimos y lo que no debemos olvidar de nuestros antepasados. El bordado tradicional, como medio expresivo y como algo que con mayor vigor alude al folclore, se puede recrear con facilidad en la superficie de una botella, empleando una interpretación contemporánea de colores y combinaciones cromáticas.

Versión en español por Mijail Mijailov

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