A la arqueología se le está asociando frecuentemente con conceptos como “tesoros”, “oro”, “alhajas”. Sin embargo, pueden ser unos tesoros no sólo los objetos de oro y las coronas de perlas, sino también otros muchos y muy diferentes artefactos que revelan cosas interesantes sobre la vida de los seres humanos en la pasadas épocas, de gente que fueran, posiblemente, ignorados antepasados nuestros, de su trabajo, alegrías y tristezas, sus virtudes y defectos. A todo ello aluden también los hallazgos hechos en 2018 por los arqueólogos búlgaros.

El año a punto de terminar ha sido interesante aunque no extraordinario.

Teniendo en cuenta lo rico y copioso que es el patrimonio histórico-cultural búlgaro, 2018 no ha sido muy diferente, en el marco de un año habitualmente rico para las tierras búlgaras. No obstante, se pueden destacar a ciencia cierta descubrimientos importantes y exploraciones de peso que merecen ser mencionados, expresa en entrevista para Radio Bulgaria el profesor Jristo Popov, director del Instituto Arqueológico Nacional con Museo, adscrito a la Academia de Ciencias de Bulgaria.

Se encuentra entre los hallazgos más espectaculares –tanto para los conocedores como para el amplio público- el tesoro descubierto el pasado mes de agosto en Kaliakra, que era antaño capital del déspota de la región de Dobrudzha, estado búlgaro en la zona del litoral septentrional del mar Negro, a finales del siglo XIV. El equipo de los arqueólogos fue dirigido por la profesora Boni Petrunova, directora del Museo Nacional de Historia. El tesoro consta de 957 objetos, entre monedas de plata y de oro, aretes de oro, hebillas etc. Estos objetos se asocian a tres culturas diferentes: la búlgara, la otomana, la bizantina. Se supone que el tesoro fue el botín de invasores tártaros que se quedó allá, tras la derrota de éstos, escondido en un jarrón de barro colocado debajo del solar de una casa en la que se han hecho excavaciones en 2018.

Arrancando desde la prehistoria rumbo a la Edad Media, hay que mencionar las excavaciones que se vienen haciendo desde hace ya muchos años en la zona de Provadia, en la salina que es un túmulo prehistórico relacionado con la extracción de sal. Lo que importa destacar sobre este sitio es que, además de los buenos resultados que logramos por igual cada año que pasa, hemos ido trabajando en socializar este sitio arqueológico y así, desde 2018 ya existe un acceso público al mismo, dice el profesor Popov. El asentamiento llamado actualmente Provadia -Las Salinas-, fue fundado hace más de 6500 años. En esa zona han sido encontrados los artefactos áureos más antiguos en Europa. Los estudios este año se han centrado en las instalaciones defensivas, las fortificaciones que protegían a los moradores de ese asentamiento, todos ellos gente bastante acaudalada, ya que la sal que extraía y vendía era muy cara en aquella época.

El otro sitio arqueológico prehistórico importante, según el profesor Popov, es el asentamiento neolítico temprano Slatina -situado en el término municipal de la capital búlgara Sofía- fundado, probablemente, a finales del séptimo milenio antes de Cristo. Vivieron allá los primeros habitantes de la actual Sofía, y las excavaciones han revelado detalles sumamente interesantes sobre su vida, su cultura, su mundo espiritual. Por ejemplo, un recipiente de barro con ornamentos probablemente simbolizaba el vientre de la Diosa Madre -deidad suprema-. La comida preparada en ese recipiente se identificaba con la creatividad, con la transición de lo salvaje a lo civilizado.

De la época de la Antigüedad se ha hecho mención, de manera reiterada, de la Heraclea Síntica, situada en el sudoeste de Bulgaria en proximidad a la ciudad de Petrich. Hemos descubierto allá estatuas bellas, complejos arquitectónicos hermosos, relacionados con el ágora de Heraclea, dice Jristo Popov. El ágora, la plaza céntrica, era el corazón de la antigua villa, centro de la vida política, económica y cultural. En 2018 en Heraclea, amén de las estupendas estatuas, fueron descubiertas moneditas inapreciables acuñadas “in situ”. Representaban no sólo una especie de “divisa”, también tenían una función “representativa”, ya que aludían a las tradiciones y la superioridad de la villa antigua en comparación con las villas romanas más recientes en aquella zona. Se presume que la villa fue fundada en el siglo IV antes de Cristo en la época de Filipo II de Macedonia, padre de Alejandro Magno. Lleva el nombre de Heraclea, ya que Heracles o Hércules, está siendo considerado el protopadre de esta dinastía.

Otro sitio muy importante de la Antigüedad, objeto de las excavaciones arqueológicas en 2018, según Jristo Popov, es el de Apolonia Pontica, la actual ciudad de Sozopol, en el litoral sur del mar Negro. Una vez más este asentamiento antiguo nos ha desvelado más facetas de la necrópolis del mismo, señala el arqueólogo. Los hallazgos anteriores y más recientes en Apolonia fueron presentados en Sofía en una exposición importante en la que participaron una serie de museos, incluido el Instituto Arqueológico Nacional con Museo y El Louvre.


Desde luego, la arqueología no es una clasificación por puntos de unos Juegos Olímpicos y la lista de los importantes descubrimientos no acaba ahí.

El profesor Popov ha señalado asimismo el asentamiento castrense de la Antigüedad Novae, cerca de la ciudad de Svistov en el que se encontraba acuartelada la Legio VIII Augusta, que Julio César había mandado formar. Hay que mencionar asimismo la fortaleza antigua-del siglo V antes de Cristo-, cerca del pueblo de Ravadinovo, del municipio de Sozopol.

En 2018 se descubrió también otra obra maestra de oro de la Baja Edad Media. Se trata de una cruz única en su género que incorpora un trocito de la Cruz de Cristo y que ha sido descubierta en la fortaleza Trapezitsa, en la actual ciudad de Veliko Tirnovo. Es un artefacto bizantino de las postrimerías del siglo XII.

En 2018 continuaron asimismo las exploraciones submarinas, básicamente enmarcadas en el programa internacional “Black Sea Map”. Este año científicos búlgaros y británicos encontraron el barco antiguo más veterano y mejor conservado en el mundo. Se trata de un barco heleno que se había hundido hace 2400 años.


Constituyen un logro eminentemente búlgaro en la arqueología submarina los hallazgos hechos a la altura de la isla de San Tomás, en la zona del litoral meridional búlgaro del mar Negro. La actual isla había sido antaño una península que a través de los siglos fue hundiéndose en el mar. En el terreno sumergido bajo el agua del mar fueron descubiertos los vestigios de una fortaleza antigua-probablemente tracia-de comienzos del primer milenio antes de Cristo.

En 2018 fue una manifestación importante de la arqueología nacional y del patrimonio cultural búlgaro, la exposición “Tesoros rescatados de Bulgaria”, inaugurada en noviembre en la sede del Instituto Arqueológico Nacional. Fueron exhibidas más de 300 muestras, propiedad de 19 museos de Bulgaria, incluido el museo del citado instituto. Esos objetos fueron realmente rescatadas, decomisadas de las manos de cazatesoros y contrabandistas, y así quedaron salvados y conservados para la cultura búlgara en vez de ir a parar a alguna colección criminal en el extranjero. El mérito por el rescate de estos tesoros ha correspondido al Ministerio del interior y a los servicios especiales.

Me siento satisfecho al comprobar el número creciente de personas jóvenes e inteligentes, contratados por estos servicios, que tienen realmente un desempeño muy profesional, señala en esta entrevista para Radio Bulgaria el profesor Jristo Popov, director del Instituto Arqueológico Nacional con Museo, adscrito a la Academia de Ciencias de Bulgaria.

Versión en español por Mijail Mijailov