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Bulgaria conmemora el 40 aniversario del vuelo al Espacio del primer cosmonauta búlgaro

Entre los primeros sueños acariciados por casi cualquier niño figuran el afán y los deseos de ver nuestro planeta desde el Espacio. A menudo la respuesta a la pregunta: “Qué quieres ser de mayor”, es: “Cosmonauta”. Estas respuestas traen sonrisas a las caras pero a veces suenan tan sinceras que uno llega a confiar por espacio de unos segundos que está conversando con el futuro tercer cosmonauta búlgaro, cuyo nombre se quedaría en la historia espacial de Bulgaria junto con los de Gueorgui Ivanov y Alexander Alexandrov.

El motivo para evocar los adelantos y la contribución de Bulgaria en la exploración del espacio es que se cumplen hoy 40 años del vuelo del cosmonauta búlgaro, Gueorgui Ivanov, a bordo de la nave espacial soviética “Soyuz 33”. Se efectuó el 10 de abril de 1979, el lanzamiento se produjo en el cosmódromo de Baikonur y el vuelo duró casi 48 horas. Según el plan previo, el primer cosmonauta búlgaro tenía que permanecer en el espacio durante 7 días. Sin embargo, un fallo surgido en uno de los motores frustró el enganche de la nave con la estación orbital “Salyut 6” y forzó a la tripulación, al mando del cosmonauta soviético, Nikolay Rukavishnikov, a emprender el camino de regreso a la Tierra tras haber efectuado 31 vueltas completas a ésta. Mientras se buscaban formas para que retornaran con vida a la Tierra, a los dos cosmonautas se les ordenó reposo. Ivanov aprovechó ese tiempo de ocio para rodar 72 fotogramas, una buena parte de los cuales luego fueron recogidos por la película documental de Valeri Marinov titulada “Vuelo al borde de la infinidad”.



De este documental se conoce cómo Ivanov quedó elegido para ser el primer cosmonauta búlgaro en el Instituto de investigaciones científicas en medicina de aviación de la Academia de Medicina Militar. Se decía de Gueorgui Ivanov, que poseía una preparación teórica especial excelente, era capaz de aguantar y resistir a elevadas cargas y podía, en medio de situaciones complicadas, tomar decisiones rápidas y acertadas. Los casi 700 candidatos seleccionados fueron sometidos a tests anuales. Su número se fue reduciendo a 20, de los cuales a finales de 1977 viajaron a Moscú, 4: Gueorgui Ivanov, Alexander Alexandrov, Gueorgui Yovchev e Iván Nakov. A su regreso a la patria, Dobri Dzhurov, ministro de Defensa en aquella época, emitió una orden con la cual enviaba a Gueorgui Ivanov y a Alexander Alexandrov a la “Ciudad estelar” en las afueras de Moscú.

Es igualmente curiosa la historia del módulo de descenso, a bordo del cual el equipo ruso-búlgaro retorna a la Tierra. Ivanov obsequió este aparato al museo de Lovech, su ciudad natal. Sin embargo, en los años 90 del siglo pasado, en el período de transición de Bulgaria a la economía de mercado, el edificio del museo quedó convertido en una discoteca. Los nuevos dueños del inmueble resolvieron que la cápsula no les serviría para nada y la tiraron en el solar de unas obras sin terminar. Allá se topó con este aparato el fotógrafo Evgueni Dimitrov, quien lo rescató con la asistencia de la policía local. El módulo se quedó por algún tiempo guardado en unas instalaciones del Ministerio del Interior para ser posteriormente trasladado al Museo de la Aviación de Plovdiv.



En vísperas del 40 aniversario de su vuelo, Gueorgui Ivanov mantuvo un encuentro-coloquio con alumnos de una escuela de Lovech que habían llegado especialmente para asistir a unas clases en el Museo de la Aviación del Aeropuerto de Sofía. La conversación se centró en las impresiones visuales a través de la escotilla de la nave espacial y en la vida de los cosmonautas en la estación espacial. Los alumnos se interesaban, sobre todo, en conocer el sueño infantil del primer cosmonauta búlgaro y escuchar, asimismo , los consejos que éste daría a quienes un día imitarían su ejemplo poniendo rumbo a las estrellas.



De niño mi sueño era llegar a ser marinero, pero esto no cuajó y me puse a estudiar paracaidismo, vuelos a motor y sin motor, en el club aéreo de mi ciudad. Luego me matriculé en la Escuela Aérea Militar Superior “Gueorgui Benkovski”. El mensaje que quiero dirigir a los niños deseoso de llegar a ser cosmonautas es que continúen persiguiendo con tenacidad este sueño suyo, que sigan estudiando matemáticas, física, astronomía, pues, son unas asignaturas interesantes y que atiendan a lo que les digan sus padres y profesores.

Para Radio Bulgaria, Gueorgui Ivanov señala lo que recuerda del día de aquel vuelo y de los preparativos que lo precedieron. ”Lo recuerdo absolutamente todo. El día en que despegamos del cosmódromo de Baikonur comenzamos, ya desde la mañana, nuestros preparativos para el enganche en la nave espacial. Antes, sin embargo, obtuve una preparación anual en el Centro de Formación “Yurii Gagarin” en la “Ciudad estelar”. Durante este año estuve sometido a entrenamientos y tuve que estudiar con lujo de detalles los equipos y dispositivos en la nave y la estación espaciales. Luego, en la decena de días anteriores al lanzamiento de nuestra nave espacial, también recibí una formación especial en el cosmódromo de Baikonur.

Versión en español por Mijail Mijailov
Fotos: Archivo, podtepeto.com y BGNES



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