Soy una persona bastante flexible y adaptable. Me gustan los cambios y soy de los que no temen en arriesgarse. Me pongo las pilas, por así decirlo, y en vez de soñar me planteo objetivos que son reales y pragmáticos y siempre consigo realizarlos si de mí depende. Así es cómo se describe en pocas palabras a sí misma María Samíchkova−Belcher.

María se fue a los Estados Unidos hace doce años para reunirse con su madre, quien había emigrado ahí en 1998. En Las Vegas, conoció al que sería su esposo, y ahí fue donde nacío su hijo. Durante los años que pasó en EE.UU., aprendió muchas cosas, la más importante de ellas tener una actitud positiva hacia los demás, no criticarlos, ni criticarme en excesivo a mí misma, porque nosotros, los búlgaros, por lo general tendemos bastante a autocriticarnos. También he aprendido a ser disciplinada. Los Estados Unidos son un país donde rigen las reglas. Si se es responsable y se respetan las leyes, se vive en paz. Son también un país que brinda oportunidades para desarrollarse. No me he sentido menospreciada por venir de otro país. Siempre se me ha ofrecido la oportunidad de demostrar mis capacidades. A fin de cuentas, es un país de inmigrantes donde vive gente de todo el planeta, resume María.

Cuando llegó a EE.UU., había empezado la crisis económica, pero buscó su lugar bajo el sol. En Bulgaria había trabajado como periodista, y al otro lado del océano, su vida tomó un rumbo diferente. Abrí una nueva página y empecé desde cero. He recorrido el arduo camino de la emigración, comenta. Comenzó a trabajar en una pizzería, luego fue taxista. Trabajaba doce horas diarias. En la actualidad, María es empleada de un casino de Las Vegas, pero cada vez con mayor frecuencia vuelve a dedicarse al periodismo haciendo reportajes para los medios informativos búlgaros. Uno de esos reportajes la reunió en marzo con el boxeador búlgaro Kubrat Pulev antes de su triunfante debut norteamericano ente el rumano Bogdan Dinu.

Según María, en Nevada reside un número nutrido de búlgaros, de los cuales entre ocho y diez mil en Las Vegas. Hace un mes la comunidad búlgara en ese estado norteamericano depositó en ella especial confianza:

Me ocuparé de las relaciones públicas –explica María− . El objetivo es que todos los búlgaros nos reunamos con mayor frecuencia para celebrar las fiestas nacionales junto con la escuela búlgara aquí, en Las Vegas. Vamos a buscar patrocinadores importantes que nos ayuden en este propósito, así como para ayudar a emigrantes búlgaros en apuros.

Al final, María responde a la pregunta sobre qué opina de la campaña de la Agencia para los Búlgaros en el Extranjero, puesta en marcha hace un año con el objetivo de propiciar el retorno de los emigrantes búlgaros a la patria.

Francamente, no estoy muy al tanto de esta campaña y me gustaría saber más sobre ella −confiesa− . Creo que es una cuestión de elección personal dónde vivir y de qué privarse. Bulgaria es un país extraordinario, con una historia de la que podemos presumir. Lamentablemente, la mayoría de la gente opta por irse al extranjero por razones económicas. Para poner fin a este proceso, hay que crear más empleo real con sueldo a nivel europeo, para que la gente pueda vivir una vida normal. Entonces, la mayoría no irá a buscar otras vías. Mi corazón también está en Bulgaria y creo que algún día volveré.

Versión en español de Daniela Radíchkova
Fotos: Archivo personal