Fui con unos amigos a Strelcha, en Sredna Gora. Ahí hay una gran aglomeración de extrañas formas rocosas, muchas de las cuales están hechas por manos humanas. Cuando la vi, de repente sentí la necesidad de descubrir otras. Me centré principalmente en la región de Kyustendil, donde tengo mis raíces. Todos conocen los megalitos de Strandzha, Rila, Pirin y Sredna Gora. Pensé que no era posible que en mi región no hubiera ninguno, porque antaño la gente profesaba su religión a través de la piedra, el árbol, el agua y el fuego. 

En su archivo ya tiene registrados varios cientos de rocas y planea publicar un álbum de fotos, para que la gente vea cuántos misterios hay en Bulgaria. A veces son los lugareños los que le llevan a esos lugares. Conocen estos lugares, pero no les dan importancia, no han notado las tallas, las rampas y los nichos que tienen, explica Rumenov. En dichos lugares busca rastros que sugieran actividad humana.

En estas rocas reconocemos nuestra actividad y emociones: agujeros, nichos, sharapanas (rocas excavadas en forma de recipiente) de formas regulares... La piedra es muy dura, y la naturaleza no puede haber tallado en ella un círculo perfecto, un triángulo, líneas cruzadas, a veces incluso imágenes humanas. Vemos una estatua, por ejemplo un rey, con ojos, nariz, orejas y labios, o incluso animales, una gran roca esculpida en forma de pez, explica Rumen Zinoviev:

Mi idea es descubrir lo que la Naturaleza no nos ha mostrado hasta ahora. He llegado a la conclusión de que es bastante sabia, porque nos oculta especialmente cosas que podríamos destruir. Hay muchos ejemplos de lugares descubiertos y luego estropeados o expoliados por cazadores de tesoros. Un ejemplo es el santuario “Krustati Kamen” en Kyustendil: una gran cruz de piedra de la época pre-cristiana (había cristianos en tierras búlgaras incluso antes de que el cristianismo se convirtiera en una religión oficial). Uno puede ver qué daño podemos causar las personas a esa antigüedad.

Zinoviev  explica que hay cosas que atraen la vista, pero que es complicado saber si son fruto de la actividad humana o el juego de la naturaleza, y si son obra del hombre, ¿cómo podría haber colocado piedras de varias toneladas que costaría colocar incluso con máquinas modernas? Estos son objetos milenarios: figuras antropomorfas y zoomorfas, y otras que yo llamo “instalaciones", clasifica las rocas nuestro interlocutor. Opina que hoy en día es complicado desentrañarlo, porque hemos perdido en gran medida el contacto con la antigüedad. Uno de los factores, según Zinoviev, es la religión: Ya sabes, cada religión destruye la anterior y construye su pedestal frente a sí. En muchos lugares de Bulgaria, las iglesias cristianas fueron construidas sobre santuarios. Y lo mismo con los musulmanes, continúa Zinoviev. Nuestra tierra aún esconde muchas cosas:

En el desfiladero de Zemen, por ejemplo, hay rocas increíbles. Pero hay que saber dónde mirar. A menudo, el enfoque en un objeto lejano juega un papel importante. Allí vi una enorme cabeza de guerrero o sacerdote, un hombre severo con ojos, nariz, barba, pelo y con un casco.

Otro punto interesante es una roca, también como una cabeza humana, pero vista desde un lado, justo en el centro de la cabeza hay un agujero completamente redondo como la luna llena. En la roca hay otro agujero que se conecta con el primero, y, mirando a través de ellos, se ve el cielo.


En Sredna Gora hay dos rocas situadas una al lado de la otra. No hace falta imaginación para ver amor entre un hombre y una mujer. Ella está debajo de él con los ojos cerrados y una ligera sonrisa, y él la mira desde arriba.

Hoy Rumen se siente feliz de haber encontrado una fuerza que impulsa su vida. La felicidad, dice, es descubrir cosas que otros no han encontrado y tocar de alguna manera las emociones de nuestros antepasados.

Versión en español por Marta Ros
Fotos: Rumen Zinoviev