En sus dibujos retrata el cosmos porque en él encuentra la libertad que necesita un auténtico artista del grafiti. Y desde hace poco enseña a los principiantes a expresar su individualidad a través de su arte en la primera escuela gratuita de grafiti de Bulgaria.

Con solo 25 años y licenciado en Química y Microbiología, Damián Nikolov dejó una empresa de software internacional porque no tenía suficiente tiempo para pintar. Descubrió el grafiti cuando era adolescente y actualmente se dedica a encontrar soluciones de interior y exterior, dibujando sobre diversos materiales: metal, yeso, plástico...

Hace dos años decidió abrir su propia escuela para introducir a los principiantes en el arte del grafiti. En este "taller de grafiti" cada uno aporta lo que considera adecuado.

La idea de la escuela gratuita de grafiti en Varna es acortar el largo y tortuoso camino de los jóvenes artistas, y que en vez de perder tiempo garabateando paredes averigüen con más rápidamente si esto es para ellos, explica Damián Nikolov. Gracias a nuestros patrocinadores la escuela puede proporcionar a los chicos los materiales y lienzos necesarios. No solo acude a nosotros gente joven, sino también personas mayores con conocimientos previos como pintar retratos, diseño gráfico o la caligrafía, y mi labor es mostrarles cómo trabajar con un aerosol. A veces llevamos a cabo proyectos comunes y cuando tengo encargos grandes, por ejemplo de 100 m², algunos de mis alumnos me ayudan.

Al principio Damián se inspiraba en los dibujos que veía en su Dobrich natal y empezó a pintar los suyos propios. Hizo su primer grafiti en un lugar abandonado: tal vez con uno o dos colores, porque artistas jóvenes siempre van cortos de dinero. Se sentía atraído por las letras, pero ¿las conectaba en palabras con un mensaje?

No importa lo que escribas, lo importante es la forma en que lo hagas, porque el estilo es tu sello distintivo, responde Damián. En otras palabras, no se trata tanto de enviar un mensaje sino de marcar un territorio, de dejar tu huella. Mientras que los mensajes se relacionan más con el arte callejero, donde existe una idea que sirve para comunicarse con las personas, el proceso aquí es unilateral. Los grafiteros en el entorno urbano son un poco más egoístas y dicen: "Soy fulanito, me dedico a esto y estuve aquí". Pero esto también forma parte de la cultura.

Las obras de las que el artista está más orgulloso siempre incluyen estrellas y planetas. Sobre la fachada de la escuela para niños discapacitados en Varna, representó la sombra de un pájaro que recrea el universo y encarna la libertad infinita, porque "el pájaro simboliza la libertad y el universo el infinito". Es similar el mensaje de la sombra de un hombre sentado en una silla fumando una pipa, cuyo humo de también representa el universo.

El tema del espacio también está presente en el paso subterráneo de la calle Dubrovnik de Varna, que artistas del grafiti han decorado recientemente en el marco de un festival internacional organizado por Damián.

Con este festival he demostrado que la cultura del grafiti puede ser cultural: las cosas pueden ser legales, bonitas, conceptualizadas y organizadas, señala el artista. En principio hay que garantizar superficies sobre las que se pueda pintar, que es lo que necesitan los artistas, así como espacio y materiales. De lo contrario, en el entorno urbano siempre se limpian los dibujos no deseados. La cuestión es que a la gente le disgusta ver solo dibujos negativos, malos o que simplemente no entienden. Así están mal predispuestos a toda la cultura del grafiti. Pero en gran medida los artistas también tienen la culpa de ello, ya que a veces dibujan las llamadas “bombas”: grafitis rápidos que suben la adrenalina. En mi opinión, nunca dejará de haber este tipo de dibujos irreflexivos, realizados por artistas tanto jóvenes como ya establecidos. La idea es que no se hagan en edificios públicos ni viviendas.

Versión en español por Marta Ros