Hay en la zona céntrica de la capital de Bulgaria una multitud de edificios y callejuelas cuyas historias merecen ser narradas. Una de las historias curiosas es la de la calle más corta de Sofía, la “Malko Tarnovo”.Pese a tener una longitud de apenas 60 metros, esta calle, que enlaza a dos de las arterias más concurridas de la ciudad, la plaza “Alejandro I” y la avenida “Dondukov”, conserva el halo del pasado romántico, y, en ocasiones, dramático de la urbe desde la Antigüedad hasta nuestros días. O sea, transitando por esta calle, uno parece emprender un auténtico viaje en el tiempo. En este periplo el transeúnte va acompañado por Filip Boyadzhiev, autor del proyecto de la nueva imagen de la calle “Malko Tarnovo”.
Dice él: Al retrotraernos a la historia, a unos 4500 años antes de Cristo, comprobamos la existencia aquí de un asentamiento de la Edad de Piedra y Cobre. Si continuamos hacia el siglo II, en la época de la villa Ulpia Serdika, vemos que hubo aquí una edificación, de la que ignoramos todavía las características. Es sabido que sí existió ya que hay planos en los que figura.
En los años anteriores a la liberación de Bulgaria del dominio otomano, en la calle “Malko Tarnovo” se erguía la Torre del Reloj, de Sofía. Aparece dibujada en una acuarela del conocido pintor austriaco Joseph Oberbauer quien en aquella época trabajó en Sofía. Hoy en día este valioso cuadro se encuentra en la Pinacoteca Municipal de la capital. Tras la liberación del dominio otomano, en la zona de esa calle bullía la activa vida urbana. En esa calle fueron abriendo sus puertas sucursales de bancos y compañías de seguros.se situaba allá el bar “Luna”, popular en aquella época. Corren rumores de que el zar Boris III lo frecuentaba a menudo, incluso de incógnito, al cabo de una tensa jornada. Tras el término de la monarquía en Bulgaria, la Seguridad del Estado tuvo su sede en un edificio de esa calle. Actualmente en éste se cobija la Agencia Estatal de Archivos.
Antes de empezar a ser empleado por la Seguridad del Estado y la Dirección del Ministerio de Interior en Sofía, el edificio, construido en 1937 fue sede de una sociedad de seguros y de representación de una compañía alemana farmacológica. Después del año 1947 en las referencias a este edificio se percibía el miedo, ya que en sus dependencias se mantenían detenidos los ciudadanos disidentes e incómodos para el nuevo poder. Los arrestos en ese edificio continuaron hasta finales de los años 60, y en todo ese período sólo se registró un único caso de una persona que consiguió fugarse de allá. Se trata de Stefan Tabakov, antiguo líder del Partido Socialdemócrata, arrestado en 1948 por activista de la oposición. En la actualidad aquella fuga bien podría sonar como parte de la trama de una película. El hombre logró abandonar por su propio pie el edificio de la Dirección tras quedarse un rato sin vigilancia ya que el juez instructor que lo interrogaba fue convocado por su superior y lo dejó solo. Tabakov abandonó luego Bulgaria y llegó a Austria donde se mantuvo trabajando, inicialmente, de jardinero, luego se desempeñó durante 16 años en una emisora y, hasta la edad para cobrar el retiro fue funcionario en el Ministerio de Interior de Austria.
Han sido muchas, en nuestros días, las ideas para el remozamiento de la calle “Malko Tarnovo” pero no fue sino a comienzos del año en curso cuando se acometió la materialización de un proyecto con este fin. La empresa elegida para esta materialización fue recopilando bastante información, organizó discusiones con ciudadanos y montó una exposición especial-que se exhibió desde el 20 de mayo hasta el 5 de junio pasados-dedicada a la historia de la calle.
Durante el verano, con la asistencia ciudadana, la información recabada sobre la calle “Malko Tarnovo” se vio recreada en un sugestivo cuento sobre las leyendas que conserva esta calle. Durante largo tiempo faltó el elemento aglutinador en torno al cual enlazar las historias. Aunque suene simplista, este elemento es, en realidad, el tiempo. Se gestó así el nombre de este proyecto, que sigue desarrollándose: “Malko Tarnovo, la calle del tiempo”. La idea es que el transeúnte al transitar por esta calle haga un paseo a través del pasado, ayudado por distintos elementos interactivos, entre vídeos y fotos, montados en los muros de algunos de los edificios.
El objetivo es que uno, al pasear por esa calle, pueda obtener la información básica y hacerse una idea del pasado que aquélla ha tenido, dice Filip Boyadzhiev. Si a uno le apetece profundizar y conocer más leyendas y cuentos podrá hacerlo valiéndose de técnicas interactivas.
Versión en español por Mijail Mijailov
Fotos: stolica.bg, archivo y BTA
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