Una encuesta de la agencia sociológica “Gallup International”, distribuida en el contexto de la campaña electoral y probablemente por ello considerada provocativa por algunos, muestra que la sociedad búlgara exhibe una serie de hábitos tradicionalistas. Se mantiene una cercanía a la tierra a pesar del medio siglo de urbanización e industrialización forzadas, y más del 60% afirma cultivar fruta y hortalizas y criar animales para consumo personal, o tener amigos o conocidos que lo hacen. La forma de vida moderna en la gran ciudad, que permite comprar de todo en supermercados, no ha eliminado la preparación de alimentos para el invierno tan tradicional de Bulgaria.
Más del 70% de los encuestados afirman preparar o consumir con frecuencia productos de invierno como encurtidos, lyutenitsa (una pasta a base de pimiento), compota, etc. En algunos casos, incluso se prefiere el consumo de productos caseros al de los producidos bajo regulación estatal. El 66% de los encuestados declara que si beben rakía (licor de frutas) prefieren que sea casero a comprado. El 25% opinan lo contrario, y el resto duda al responder. Tender la ropa en el balcón sigue siendo el método preferido de secarla para el 77% de los búlgaros, a pesar del controvertido efecto sobre la estética de las fachadas y el paisaje urbano. Destaca especialmente el hecho de que para más de dos tercios de los participantes en esta encuesta representativa nacional es de gran importancia no llevar zapatos dentro de casa: el 71% afirma que cuando tiene invitados, prefieren que se descalcen antes de entrar.
También hay casos en que el progreso “vence” a la tradición. El 55% de los encuestados, no se identifican con la afirmación "Prefiero ocuparme yo mismo de las reparaciones del hogar". Sin embargo, el 41% todavía prefiere ocuparse de ello en lugar de que lo hagan profesionales.
En general, no hay diferencias importantes en las respuestas de hombres y mujeres. Naturalmente, los más jóvenes, las personas en las poblaciones más grandes, con mayores ingresos, etc., están más lejos de los hábitos y gustos tradicionales, pero incluso en esos casos, las diferencias de actitud no son especialmente grandes. En la capital, Sofía, la mayoría de los residentes han abandonado el cultivo de hortalizas, la cría de animales y las reparaciones por su cuenta, pero no la preparación de conservas para el invierno, el consumo de rakía casero o tender la ropa en el balcón.
Versión en español por Marta Ros
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