El período de la historia búlgara que abarca desde las últimas décadas del dominio otomano en el país hasta el año 1944, resulta interesante no sólo por lo que ocurrió en aquellos años sino también por los cambios acaecidos en Bulgaria a consecuencia de aquellos acontecimientos. Se debieron aquéllos a acertados lideratos políticos, a capacidades administrativas y competencia profesional, cualidades obligatorias que debía reunir cualquier persona candidata a ocupar determinado empleo público. Desde la liberación del dominio otomano, en 1878, hasta el año 1944 al alcalde de las grandes ciudades ora le elegía el pueblo ora se le nombraba. Aquello traía la necesidad de cambios frecuentes en los criterios y las reglas y en este sentido, a juicio de Milena Stefanova el sillón del alcalde se mantenía siempre como la manzana de la discordia entre los partidos políticos. No obstante ello, durante el Régimen de los Poderes, que duró una década, desde 1934 hasta 1944, y en el que a los alcaldes se les nombraba por decreto del zar, hubo buen número de alcaldes que han permanecido en la historia de los núcleos poblacionales como las personas que más hicieran por la urbanización de esas localidades y por el bienestar de sus habitantes.

Un ejemplo en este sentido es el alcalde de Sofía, Iván Ivanov, hombre de profesionalismo comprobado aun antes de ser nombrado para el puesto. Bajo su dirección se proyectó y construyó el Acueducto de Rila y, posteriormente sus habilidades y conocimientos fueron aprovechados incluso por el poder comunista en Bulgaria, en las obras de construcción de la represa Iskar de la que se surte de agua la capital de Bulgaria. Con la ayuda de la profesora Stefanova y su peritaje de personas estudiosa del interés público por la autogestión local hemos efectuado un peculiar análisis de las campañas a través de los años hasta 1944, el cual se mantiene, hasta cierto punto, vigente hasta hoy en día; ”Las pugnas partidistas, las luchas intestinas, la denigración y el lenguaje gratuito contra el candidato rival iban acompañando todas las campañas en el país. Ya antes de la liberación del dominio otomano, durante el renacimiento Nacional, cuando los chorbadji -hacendados- búlgaros como gobernadores locales podrían ser concebidos como prototipos de los alcaldes, se formaban partidos de chorbadji. Después esas personas luchaban por todos los medios posibles e incluso no tenían reparos en proceder a asesinatos o arrasar escuelas existentes. La causa por tal destrucción era que los partidos rivales polemizaban en cuál de las barriadas poner la escuela. Siempre existieron tal tipo de procederes deshonestos. Hoy en día somos testigos de compra de votos y de intentos infructuosos por atajar esta perniciosa práctica”.

La profesora Milena Stefanova ha dedicado un libro entero a los chorbadji -hacendados- búlgaros, a sus hábitos y costumbres y a la época en que vivieron. En este libro he investigado los componentes que acompañan el proceso político al que en aquella época sólo podemos llamar así en forma condicional. En los años postreros del dominio otomano en Bulgaria, el poder oficial buscaba la forma para incorporar a su seno a representantes de los territorios conquistados ya que así le resultaba más fácil. Lo único que al sultán le interesaba era que no hubiera disturbios y que se recaudaran regularmente los tributos que iban a las arcas del imperio. El régimen de mayores libertades en los últimos años del Imperio otomano desembocó en el despertar de intereses, objetivos y pasiones diversos, en la prosperidad de una parte de la población, que ya podría pretender a ocupar ciertas posiciones de poder. Fue así como se gestaron también las primeras confrontaciones conflictos y relaciones mutuas que se prolongaron más allá de liberación en 1878.

En este sentido los frecuentes relevos de los gobiernos tras la liberación del dominio otomano no deben sorprendernos. Tanto en aquellos años como hoy en día detrás de la lucha de ideas estaba, en la práctica la pugna por el poder, por influencias, por la repartición de recursos. Todo ello se encuentra elocuentemente descrito en algunas muestras literarias patria, entre ellas los escritos satíricos del famoso escritor búlgaro Aleko Konstantinov. Se mantienen vigentes hasta hoy aunque sean modernos los recursos medios y procedimientos que se emplean. En la época de este escritor búlgaro no existía la Red Global, y el acceso a la información era limitado. No hay que perder de vista que Internet ofrece mayor vigor cívico y más posibilidades. Quisiera muchísimo que dejáramos de impresionarnos por las muy diversas noticias falsas, que antaño no se llamaban así sino que se les consideraba francamente mentiras. Al que quedaba denigrado le costaba un montón de esfuerzos limpiar su nombre. En la actualidad, sin embargo, la gente, en mayor o menor medida, se pierde y va desnortada entre las posibilidades de en quién confiar. Se vuelven cada vez menos numerosas las autoridades capaces de despertar una mayor confianza en la gente y esto complica grandemente la situación en la sociedad moderna.me gustaría mucho que existiera un grado mayor de confianza en las instituciones que, lamentablemente, no funcionan como tales sino como entidades en dependencia partidista, concluya la profesora Milena Stefanova.

Versión en español por Mijail Mijailov