Cuenta la leyenda que una vez el emperador romano Marco Ulpio Trajano (98 - 117) se detuvo con su hueste cerca de uno de los manantiales kársticos de Devnya, en la provincia de Mesia Inferior. Su hermana, Marcia, envió a su criada a por agua fresca pero, por desgracia, el jarro se escurrió de las manos de la chica y desapareció en el agua. Cuando poco después lo vieron aparecer en el cercano río, los romanos consideraron el milagro como una señal de los dioses que llevó al emperador a la decisión de fundar en ese mismo lugar una ciudad. La bautizó Marcianópolis, por el nombre de su bella hermana.
Los restos de uno de los centros estratégicos para el Imperio Romano yacen debajo de la actual ciudad búlgara de Devnya (a 22 km al oeste del mayor puerto marítimo de Varna). Puesto que el poblado estaba situado en el cruce de caminos importantes, en el siglo IV el emperador Valente lo convirtió en capital provisional y desde allí dirigía todo el Imperio. La urbe existió sólo cuatrocientos años. A finales del siglo VI los ávaros lo arrasaron y sobre los cimientos de las magníficas construcciones romanas montaron sus viviendas rudimentarias.
Esta es una de las mayores ciudades, fundadas por los romanos en el territorio de la Bulgaria de hoy −cuenta Iván Sutev, director del Museo de Mosaicos de Devnya− . Estaba desplegada sobre 70 hectáreas, protegidas por una muralla extremadamente sólida. La arquitectura de la urbe obedece al sistema llamado octagonal con calles rectas, orientadas a los puntos cardinales. En el centro, al igual que en los barrios se alzaban grandes edificios públicos, templos a las deidades del panteón grecorromano, una biblioteca, un arco de triunfo. Hasta el momento tenemos información del anfiteatro romano, que se erguía en la zona noreste de la muralla de Marcianópolis, así como de una enorme basílica del período cristiano temprano de la ciudad, cuando ésta se convierte en un importante centro administrativo y obispal.
La antigua urbe vuelve a aparecer para la historia recién a comienzos del siglo ХIХ. En 1976, durante unos trabajos de excavación para un nuevo edificio, salieron a la luz los cimientos de una enorme construcción antigua con bellísimos mosaicos en el suelo, que hoy forman parte del Museo de Mosaicos de la ciudad de Devnya.
Los mosaicos –unas de las mejores muestras del arte románico del mosaico– son una auténtica obra maestra −prosigue su relato Iván Sutev− . Están elaboradas con las técnicas clásicas de cerámica, tierra cocida, pasta de cristal (el llamado esmalte), de mármol y piedra caliza de dieciséis colores. Las imágenes sugieren que el dueño de la casa debe de haber sido un terraneniente local acaudalado de origen griego, ya que la temática está relacionada exclusivamente con la mitología griega.
En el suelo del tablinum (que era la sala de estar en la vivienda romana) aparece quizás el mosaico más interesante: la cabeza cortada de la gorgona Medusa, con la que la diosa Palas Atenea decora su escudo.
El mosaico en el cubículum (el dormitorio) representa una de las numerosas aventuras amorosas de Zeus, la seducción de Antíope. De todos los ornamentos en el suelo se ha conservado no más que la parte inferior y el marco de aves exóticas que rodean la imagen. El único mosaico encontrado en Bulgaria que recrea otro mito griego: el rapto de Ganimedes, adornaba el salón principal de la mansión, mientras que en el ginoceo (el aposento femenino) apreciаmos una hermosa composición con ornamentos florales entrelazados, en cuyos extremos habrían sido representados las cuatro temporadas del año, personificadas por las caras de mujeres jóvenes.
Para atraer a más turistas y propagar este remarcable patrimonio cultural, el municipio de Devnya viene organizando desde hace unos años un festival antiguo con la participación masiva de habitantes de la ciudad.
Durante los días del festival se hacen reconstrucciones de importantes acontecimientos de la historia de la urbe romana: batallas de gladiadores, un mercado de esclavos, demostraciones de diferentes oficios −agrega el director del Museo de Mosaicos− . Esperamos poder crear pronto un grupo propio de jóvenes que salgan a representar esos eventos en el escenario auténtico del anfiteatro romano.
Hoy del subsuelo de Marcianópolis siguen apareciendo vestigios de valor que amplían los conocimientos sobre esa ciudad antigua. Este año, por ejemplo, el historiador Jristo Kuzov descubrió todo un tesoro: doce monedas de oro sólido y otras cuarenta de bronce, así que sus colegas esperan con impaciencia la próxima temporada arqueológica.
Versión en español Katia Dimánova
Fotos: Municipio de Devnya, Museo de Mosaicos, Wikipedia y BTA
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