Inspirándose en un lienzo del gran artista búlgaro Vladimir Dimitrov–El Maestro, la fotógrafa Dimitra Leftérova se había propuesto hacer una sesión de fotos en medio de un campo de girasoles. Pero al conocer a su futura modelo, decidió recrear el ritual búlgaro “recolecta de rosas”. Según la tradición, en la víspera del mismo se elige a la joven más hermosa, que en gracia y perfección rivaliza con la reina de las flores: la rosa.

Krasi Kisyova, que trabaja como maestra infantil en la ciudad meridional de Jisarya, posa ante la cámara en traje tradicional búlgaro cuyos vivos tonos como si hubieran absorbido el color de las rosas. Esta foto que revela las bellezas de Bulgaria, ha sido incluida en una exposición montada en la ciudad nipona de Murayama, y los anfitriones quedaron tan impresionados que han impreso un sello con el rostro de la encantadora búlgara que representará a nuestro país durante los Juegos Olímpicos.

En la foto, Krasi hace de recolectora de rosa y posa con un traje autóctono de la región de Jisarya –explica la fotógrafa Dimitra Leftérova– . Con esta foto queríamos mostrar uno de los símbolos más típicos de Bulgaria, la rosa. Los japoneses son personas muy finas, se esfuerzan por conseguir la perfección y adoran las rosas y las flores en general, la belleza femenina y la de la naturaleza. Aprecian lo que tenemos en Bulgaria, y nuestro país es realmente rico en mujeres agraciadas y hermosos paisajes naturales. Por eso es normal que eligieran a Krasi, como una linda búlgara, para que nos represente.

Nieta e hija de cantantes folklóricas, Krasi desde pequeña asiste a las ferias y festivales, baila danzas búlgaras y siente admiración por los trajes tradicionales.

En la foto, llevo puesto un traje típico de la región de Jisarya usado hasta mediados del siglo XX. Lo he heredado de mi abuela y por eso es el más preciado por mí. Colecciono trajes tradicionales y hasta el momento tengo muchos, reunidos de todas las regiones folklóricas de Bulgaria, pero éste es el más querido y más próximo a mi corazón y me gusta lucirlo. Vestida así, me siento diferente. En las ferias folklóricas encuentro a otras personas que también se han esforzado en conseguir la vestimenta nacional, y es agradable empaparse de su energía, ya que esto es un retorno a las raíces. Nuestras abuelas han invertido mucho trabajo en hacer a mano estos trajes relucientes de colores y decorados con bordados, en los que han codificado sus sueños, así como símbolos alusivos a la salud, el amor y la prosperidad.

Comprometida con la tradición, Krasi Kisyova organiza en Jisarya una feria dedicada al protector local durante el yugo otomano. Al mismo tiempo, sueña con visitar Japón y la ciudad, gracias a la cual personas del mundo entero podrán imaginarse a Bulgaria, tan soleada y hermosa como su rostro. La naturaleza de Murayama es similar a la del Valle de las Rosas de Bulgaria y no es casualidad que en la ciudad se encuentre uno de los rosedales más grandes con 750 especies, incluida la rosa oleaginosa búlgara.

Durante los Juegos Olímpicos, las “chicas de oro” de la gimnasia rítmica búlgara se hospedarán en Murayama, donde ya cuentan con un club de aficionados.

Versión en español de Daniela Radíchkova

Fotos: Dimitra Lefterova y archivo personal