Museos, galerías, salas de conciertos y casas de cultura no pueden acoger a sus visitantes por segundo mes consecutivo. La causa está clara: todos se someten a las medidas restrictivas durante la pandemia. Nuestro mundo material está limitado, pero el espíritu no puede ser puesto en cuarentena. Uno siempre trata de aprender algo nuevo, de vivir su vida pletóricamente, de trabajar durante los días laborales y a esperar con impaciencia los festivos.
Para no cortar el lazo vivo con el público, el Museo Etnográfico, uno de los museos más populares de Sofía, ha trasladado su programa al entorno virtual. Los ingeniosos y entusiasmados científicos siguen siendo útiles y reorientan sus esfuerzos hacia la Red Global. En la página del museo en las redes sociales han compartido nuevos videos dedicados a las fiestas primaverales.
La conexión con el público es interactiva, cualquiera tiene la posibilidad de publicar una foto y de compartir su experiencia en relación con un tema propuesto por el Museo como, por ejemplo, antiguas técnicas de colorear huevos pascuales, preparación y decoración de panes rituales, sutilezas para hacer masa madre casera.
La videodemostración de amasar panes rituales la ha llevado a cabo personalmente por la directora del Museo Etnográfico, la Dra. Iglika Míshkova.
Las fiestas son la época que nos une y nos aleja de los días laborales. El periodo de cuarentena nos brinda la magnífica oportunidad de involucrar a toda la familia en la preparación. Por esto decidimos comenzar con publicaciones en nuestra página de Facebook antes de las fiestas pascuales −cuenta Iglika Míshkova a Radio Bulgaria− . Todo se hizo en un ambiente hogareño en mi propia casa. Compartí con el público en las redes sociales cómo mi familia y yo nos preparábamos para la fiesta. El pan en la tradición búlgara es un sacrificio sin sangre. Esta es nuestra veneración y una variante para la mesa que preparamos para cada fiesta. Nuestros antepasados preparaban panes rituales para la Pascua de Resurrección, y más tarde, después de la Liberación, en 1878, poco a poco comenzaron a elaborarse los panes dulces.
Según Iglika Míshkova, ahora la gente está volviendo a un ritmo de vida más lento, lo que brinda una excelente oportunidad para dedicarle más atención a la familia y los seres queridos. El tiempo que se pasa en casa permite valorar todo lo que se ha tenido, incluso el ir al trabajo como un proceso diario.
Como una posibilidad para retomar una tradición antigua pero olvidada, la etnóloga ofrece una demostración de preparar pan a partir de masa madre en condiciones caseras.
La tecnología es lenta y requiere atención, pero hacer masa madre nos enseña a ser pacientes −dice Iglika Míshkova− . Quienes deseen hacer masa madre y usarla en vez de la levadura deben saber que cualquier época del año es idónea para ello. El único requisito es que hay que “alimentar” la masa madre durante un periodo más largo, casi una semana, obligatoriamente con harina y agua. Hace falta dedicarle más atención, pero los panes dulces amasados con masa madre son mucho más sabrosos, tienen mejor aroma y un aspecto más bello. En la tradición búlgara y en las canciones folclóricas se canta sobre las dos fiestas: la Pascua de Resurrección y el Día de san Jorge. Para éste último prepararemos un relato sobre la fiesta, vinculada con la actividad laboral, no sólo con los platos que todos solemos preparar en este día. Estamos pensando en diferentes variantes para ofrecer información curiosa y útil a nuestro público.
Versión en español de Hristina Táseva
Fotos: Marta Ros, Museo Etnográfico
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