A comienzos de junio, el importante hombre de negocios búlgaro Vasil Bozhkov, prófugo en Dubái, contra el cual la Fiscalías especializada de Bulgaria ha formulado decenas de cargos por correspondencia, manifestaba su intención de entrar en la política. Hace un par de días, este empresario fugitivo de la Justicia anunció vía Facebook que su proyecto político llevaría el nombre de Verano Búlgaro y hasta ha llegado a publicar en su cuenta una encuesta con la pregunta: ¿Me van a respaldar en un nuevo proyecto político? Como era de esperar, esta patentizada intención ha acaparado la atención de los analistas sociales y políticos, “pese a que la política promovida por medio de Facebook no sea auténtica”, según asegura el politólogo Borís Popivanov.
”Hasta la fecha no ha habido empresarios búlgaros que hayan puesto de relieve un potencial para desarrollar un proyecto político independiente −manifiesta Popivanov− . Ha habido intentos por entrar en la política por medio de un partido propio, pero éstos, en su conjunto, han fracasado o bien no han sobrevivido más de un mandato. No creo que el caso actual sea capaz de alterar la tendencia. Para colmo, tenemos a un personaje que ni siquiera puede volver a Bulgaria, y ni hablar de cómo podrían volver sus ideas y sus planes”.
Según el sociólogo Yuriy Aslanov, Vasil Bozhkov carece de potencial político propio, aunque podría contribuir a un cambio en la correlación de fuerzas políticas en Bulgaria.
”Obedece a la ofensa infligida y al afán de desquitarse −en estos términos explica el sociólogo el comportamiento del “amo de los juegos de azar”− . No creo que Bozhkov sea una persona a la que le falte una apreciación objetiva de las cosas y de sí misma. Él debería tener bien claro que no es esa figura carismática y atractiva capaz de ir acumulando energías. Eso sí, puede contribuir a la ingeniería política de otros proyectos e insuflarles fuerza; financiera, desde luego”.
El sociólogo Andrey Raychev califica de “juego meditado e ingenuo” el deseo manifestado por el empresario imputado de diseñar un proyecto político con el cual derribar al Gobierno de Boyko Borisov, tal y como lo ha expresado el propio Bozhkov, entrevistado por la agencia internacional Bloomberg.
”Sus posibilidades de éxito frisan el cero −afirma Raychev− . Los búlgaros detestan a los ricos ya que creen que éstos han amasado sus fortunas de manera deshonesta en los años de la transición. Si Bozhkov respaldara a otra formación política, podría dotarse de una especie de “megáfono” y, eventualmente, acceder al escaño de diputado y tener protección de diputado −por la inmunidad− para volver a Bulgaria. Sea como fuere, este hombre se siente agraviado. No obstante ello, no se deja llevar por la emoción, sino que va dosificando sus jugadas”.
El politólogo Stoycho Stoychev también opina que Bozhkov más bien repele que atrae simpatías por su presencia desmesurada y excesiva en el espacio público. Este analista político interpreta asimismo las referencias a proyectos políticos como un fenómeno ”malsano” en la sociedad búlgara.
“De principio, la mentalidad proyectista es para la política una monstruosidad, pero se ha impuesto como método influenciada por el hecho de que la administración pública adoptó la organización y la financiación de su actividad en base a proyectos. Y es que un proyecto es algo que es breve en el tiempo, es decir, acaba al quedar cumplidos los objetivos. El proyecto no es equivalente a una visión de presencia a largo plazo. Un proyecto eventual de Bozhkov podría tener un plazo que expire cuando se celebren las elecciones”, concluye Stoycho Stoychev.
Fuente: Programa Jorizont de Radio Nacional de Bulgaria
Versión en español por Mijail Mijailov
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