Perderse entre el pasado y la actualidad, detenerse o incluso mejor, retroceder en el tiempo... Tal vez a cualquiera le ha pasado desear reunirse con el pasado sin abandonar el presente.
En Bulgaria todavía hay lugares así, y uno de ellos es la aldea de Brashlián, en la montaña Strandzha, en el sureste del país. Dista 15 km de la ciudad de Malko Tárnovo y un poco más de 60 km al sur de Burgás, en la costa del mar Negro. Por las más de ochenta casas antiguas conservadas en su forma auténtica, la aldea ha sido declarada reserva arquitectónica e histórica.
Pueden conocer qué truco utilizaban los maestros constructores para garantizar la estabilidad y larga vida de las casas de Brashlián −la más antigua de ellas del siglo XVII− , cuál era antaño el modo de vida de sus habitantes y qué sitios de interés ofrece a los turistas en el artículo que hemos rescatado de nuestro Archivo pinchando AQUÍ.
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