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Ecoactivistas buscan soluciones sostenibles para los ríos Tundzha, Prut y Dniéper

Río Tundzha
Foto: BGNES

Un vaso de plástico tirado con negligencia puede ser llevado por el viento al río cercano, y las aguas residuales lo harán aún más tóxico. Los humanos destruyen pero al mismo tiempo pueden crear. Da un ejemplo de ello la Fundación Tierra para Siempre, que junto con tres organizaciones no gubernamentales extranjeras buscará soluciones ecológica para los ríos Tundzha (sur de Bulgaria), Prut (en Ucrania, Moldavia Rumanía) y Dniéper (que corre por los territorios de Rusia, Bielorrusia y Ucrania).

El proyecto Ríos más limpios, mares más limpios se gestó como una iniciativa de asociaciones de cuatro países costeros del mar Negro: Bulgaria, Moldavia, Ucrania y Rumanía. Los activistas ambientales decidieron acometer acciones al ver que los ríos se atascan por deshechos no descomponibles, que luego van al mar, y el vertido ilegal de aguas residuales no depuradas en el cause de los ríos. 

¿Quién contamina más?

“Al hablar de residuos plásticos, son las personas quienes contaminan más, pero no las personas que se encuentran en la orilla del río −dice Diana Ískreva, directora ejecutiva de la Fundación Tierra para Siempre, en entrevista con Radio Bulgaria − . Simplemente los desechos plásticos son arrastrados por el viento, la erosión, las corrientes y la lluvia y, de una manera natural, llegan a los ríos. En cuanto a la contaminación fecal y doméstica, los ciudadanos tienen la culpa hasta cierta medida, pero también los municipios que no disponen de estaciones depuradoras. Desde luego, las empresas también contaminan, pero no son objeto de nuestro proyecto”.

El socio búlgaro del proyecto Ríos más limpios, mares más limpios es el municipio de Maglizh y dos aldeas cercanas, ubicados a lo largo del curso del río Tundzha. En ellas se realizarán proyectos piloto, mediante los cuales la población local aprenderá cómo convertir los residuos en recursos. Será construida una compostera para triturar ramas y recoger hojas; serán instaladas prensas para aplastar residuos plásticos; será construida una instalación piloto para la depuración de las aguas residuales.

En el marco del proyecto, por un valor total de 487.000 euros se diseñará una aplicación móvil para localizar brotes de cantidades crecientes de residuos. Será de gran provecho la formación que recibirán los jóvenes para proteger la riqueza natural y redactar sus quejas sobre contaminación detectada para que sean analizadas por las instituciones y logren el resultado deseado.

Lamentablemente, los esfuerzos de las oenegés no pueden resolver los problemas globales y Bulgaria sigue ocupando uno de los últimos lugares en términos de cumplimento de la legislación europea.

“Cuando Bulgaria se unió a la Unión Europea, el Gobierno y los expertos europeos llegaron a la conclusión de que el país necesita 2.900 millones de euros para lograr la compatibilidad con la directiva de las aguas residuales −recuerda Diana Ískreva− . Bulgaria gastó este dinero, pero logró un nivel de compatibilidad del 23%. Una de las causas es que los medios se gastan de forma irrazonable y la otra es que la tecnología aplicada funcionaba bien hasta mediados del siglo XX. Según la legislación búlgara, existe solo una tecnología, la llamada red de alcantarillado, mientras que en el mundo se utilizan varias tecnologías y la mayoría están relacionadas con el tratamiento de agua descentralizado, es decir tratamiento in situ sin construcción de alcantarillado. En Bulgaria, estas tecnologías se han aplicado como piloto, pero son tan escasas, como una ilustración, y no hay una sola población en que operen a pleno rendimiento”.

Para lograr los requisitos de la legislación europea mediante la única tecnología en Bulgaria, esto significa dos cosas: inversión de fondos irrazonablemente grandes en la construcción de nuevas alcantarillas y descuentos de amortización a expensas delconsumidor.

“El objetivo no es purificar el agua para hacer imposible su pago, sino conservar las posibilidades de ser utilizada por la gente, sin contaminar el medio ambiente”, concluye diciendo Diana Ískreva.

Versión en español de Hristina Táseva

Fotos: BTA, BGNES


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