Después de que en 2019 recorriera a nado la distancia de 44,7 kilómetros desde el cabo de Emine hasta Maslen Nos, convirtiéndose así en el único atleta que ha atravesado las aguas de la bahía de Burgas, en la costa del mar Negro, Tsanko Tsankov abrigó otro sueño que supera las posibilidades físicas del hombre.

La tarde del 22 de agosto, sábado, Tsanko Tsankov salió de la piscina de la instalación deportiva Flora, en Burgas, como el primer hombre del mundo que pasó 12 horas nadando a más alta velocidad en una piscina de 50 metros. Tsanko comenzó su maratón a las 7:30 y tras doce horas detuvo el contador electrónico en 50 kilómetros y 600 metros. Cuando miró hacia la pantalla se dio cuenta de que el récord de 41,2 kilómetros del esloveno Martin Strel ya no sería un límite inalcanzable para ningún nadador del mundo.

El campeón de 33 años cree que nació con la psíquica estable de competidor que ha desarrollado a través de los años entrenando y participando en competiciones. A ella se debe su importante éxito, ya que precisamente la psíquica ocupa el 70% del valor del récord. El 30% restante fue logrado gracias a entrenamientos de cinco horas en una piscina al aire libre bajo los implacables rayos del sol.

Hay, sin embargo, un factor que no puede ser controlado incluso por los campeones: el tiempo y su capacidad de extender y comprimir, según una lógica que los científicos todavía no han descifrado. 

“Había momentos en que sentía que el tiempo en la piscina corría muy rápido a pesar de que realizaba una labor monótona, cuenta Tsanko Tsankov a Radio Bulgaria. Logré concentrarme al máximo, ya que había muchas cosas en que pensar mientras nadaba. Mis pensamientos se reducían al ritmo, a la técnica, al propósito de no retrasarme del esquema del récord mundial, al tiempo que me faltaba para ingerir las bebidas especiales.

En algunos breves instantes me imaginaba la victoria, el récord mundial y la satisfacción que sentiría si lograba batirlo. Así, casi no me di cuenta cómo pasaron las primeras seis horas de la natación”.

Precisamente entonces alcanzó el límite las posibilidades físicas y la psíquica tomó el control.

“Los momentos difíciles comenzaron a la mitad de la distancia, agrega el nadador. Tuve algunas graves crisis del organismo, que por regla general conllevan crisis psicológicas, ya que la física y las psíquica humanas están entrelazadas”. 

En ningún momento de la natación a Tsanko Tsankov se le ocurrió que pudiera fracasar. “Desde el mismo principio me di cuenta de que este récord mundial estaba al alcance de de mis posibilidades. Lo sabía al 100% y creía que estaba en condiciones de batirlo”, subraya.

“Cuando uno se plantea algún objetivo, esto es válido para todos los ámbitos de la vida, puede lograrlo siempre y cuando esté dispuesto a pagar el precio”, dice Tsanko Tsankov. El precio de un logro deportivo como este es muy alto. Se trata de largas horas de entrenamientos, privación de los bellos momentos al lado de los seres queridos y estricto acato del régimen deportivo, conforme al cual uno debe levantarse y acostarse muy temprano”.

El gran campeón todavía no ha festejado su victoria pero ya mira hacia su próxima meta “inalcanzable”: convertirse en la primera persona en el mundo que haya recorrido a nado el estrecho de Gibraltar, con sus fuertes corrientes, vientos borrascosos, altas olas y bruscos cambios de la temperatura del agua.

Versión al español de Hristina Taseva