El primer centro de veraneo marítimo, Varna, ya desde tiempos de la antigüedad atraía a visitantes no solamente con el saludable aire marino y la arena dorada, sino también con sus aguas termales. Las termas romanas, que se encuentran en proximidad del actual puerto, son en realidad las fuentes termales más grandes en los Balcanes y las cuartas en Europa. Se utilizaban activamente hasta finales del s. III; hoy la piscina olímpica de Varna, parte del complejo de natación “Primorski, utiliza la captación que abastecía la ciudad con aguas minerales hace 2000 años. Después de los romanos las funciones de Varna como centro balneológico van decayendo para convertirse la ciudad en el centro del veraneo preferido en los Balcanes muchos siglos después.
En la actualidad, las termas, novedosas en su momento, siguen sorprendiendo a los arquitectos con la construcción perfecta de los sistemas de cañería.
A finales del s. XIX los baños de mar se ponen de moda en Europa y en 1889 se inicia la construcción de los primeros vestuarios en la costa de Varna. Había una estricta división entre la parte de las damas y la de caballeros, y las propias cabinas se encontraban montadas en rieles metálicos sobre las aguas. Éstos estaban clavados en el fondo del mar, lejos de las miradas de los curiosos, legándose hasta ahí por medio de un puente.
En un principio los bañistas se hallaban separados de las bañistas y los trajes de baño cubrían incluso los brazos y las piernas.
“Los búlgaros veían como algo amoral acudir a la playa” explica Trayán Dimitrov, del Museo regional de historia. - La mayoría de los hombres, como también en el resto de Europa, iban de pantalón largo, con cinturón y hebilla. Luego los pantalones se vuelven tres cuartos, y van acortándose más poco a poco, pero el material sigue siendo la lana o bien la mezclilla. Para las mujeres era inaceptable ir muy ligeras de ropa, por lo cual los trajes de las bañistas se asemejaban a las combinaciones de hoy. La playa estaba dividida en una parte para caballeros y otra para señoras. Estaba prohibido entrar juntos en el agua. Había un gendarme que vigilaba el acatamiento del orden y la moral.”
Con la llegada de los extranjeros la rigidez fue desapareciendo y los trajes se fueron haciendo más desabrigados. Justamente en los años 20 y 30 del s. XX se celebra el concurso “Reina de la playa”, participando principalmente jóvenes extranjeras o de la capital, no así de Varna, porque esto en la ciudad marítima estaba muy mal visto.
Por esas décadas también abren en Varna los primeros casinos de juego y otros lugares de esparcimiento donde se reunían la alta sociedad de la capital. Entre los extranjeros que solían acudir al Mar Negro búlgaro predominaban los checos, polacos y húngaros que rompieron una serie de estereotipos. Así por ejemplo, para poner fin a la división de la playa y hacerla mixta, en los años 30 los turistas extranjeros protestaron frente al Ayuntamiento de Varna. Amenazaron con boicotear la ciudad y Bulgaria como destino turístico y las autoridades tuvieron que ceder.
Luego de los trajes que cubrían casi todo el cuerpo en un inicio, pasando por los monokini de finales de los 80, hoy en la playa de Varna se ven nuevamente hombres con amplios shorts hasta la rodilla y mujeres con los modelos muy femeninos de la década de los 70.
“En la década de los 70 los trajes etéreos de las bañistas con unos frunces como alitas en los hombros estaban muy de moda y ahora regresan otra vez. También se ven mujeres con bañadores de una pieza, pero naturalmente más provocadores que los de años anteriores. A lo mejor la retro moda está de nuevo al día hasta cierto punto.
Versión en español de Hristina Taseva
Fotos: Agencia estatal de archivos, BGNES, archivo BNR, Biblioteca Regional "Pencho Slaveykov" de Varna
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