Uno de los monasterios más hermosos de Bulgaria se encuentra agazapado sigilosamente a apenas 2 kilómetros al norte de la cabecera de provincia Maglizh, en el sur del país. Son pocas las personas que se animan a darse una vuelta por aquella zona, al margen de los concurridos centros turísticos, para sentir el retraimiento y absorber el soplo de lo espiritual lejos del ruido mundanal.
El Monasterio de San Nicolás en Maglizh acoge a sus visitantes con el continente orgulloso de su iglesia de una nave, erigida en el lugar del que fuera antaño un templo ortodoxo, cuyos vestigios se habían ido desperdigando en los alrededores.
Pese a haber sido remozado y encontrarse bien mantenido, el monasterio no ha perdido ni ápice de la pátina del tiempo ni del ambiente que irradia sosiego y santidad. Las edificaciones aseadas construidas al estilo del Renacimiento Nacional Búlgaro (siglos XVIII y XIX) rodean por todos lados el patio colmado de flores. Mientras uno va paseando por los balcones saledizos cuyo suelo de madera cruje bajo los pies, puede disfrutar hasta la infinidad los hermosos panoramas que se abren hacia las cumbres de la montaña enfrente del monasterio. Sin embargo, ¿qué es lo que se conoce de la historia de ese lugar empapado de espiritualidad? Se sabe, desgraciadamente, muy poco.
No obstante, los historiadores coinciden en una cosa, y es que hasta en los años más turbulentos del dominio otomano, el Monasterio de Maglizh resguardó el espíritu búlgaro y la fe ortodoxa y que ya en el siglo XVI allá se estaban formando sacerdotes que luego ejercerían su ministerio en toda la región meridional de Bulgaria. Según fuentes escritas, en el año 1623 el cabecilla de jenízaros Sklav, habría llegado a Maglizh para recaudar el devshirme (impuesto de sangre o tributo en sangre que consistía en reclutar a la fuerza a niños cristianos para ser entrenados como soldados jenízaros o bien para desempeñarse en otros servicios en el Imperio Otomano, y que eran forzados a convertirse al islam). Despavoridos, los moradores de Maglizh escondieron a sus hijos en el monasterio y como los monjes no los traicionaron, el convento fue incendiado, como escarmiento, y todos y cada uno de los monjes fueron decapitados.
“La restauración del monasterio se produjo entre los años 1956 y 1969 −cuenta Dusho Gavazov, teniente de alcalde de Maglizh− . En este lapso se le reconstruyó en dos ocasiones y fue íntegramente remozado. Según datos bibliográficos, en la época del Renacimiento Nacional funcionó en el monasterio una escuela para varones, y varios años más tarde hubo igualmente otra para niñas. En 1870, aquella escuela primaria pasó a ser de educación secundaria. Además, el monasterio contaba con una biblioteca muy nutrida. Desgraciadamente, la mayor parte de su archivo fue pasto de las llamas durante la Guerra Ruso−Turca de liberación de Bulgaria de los años 1877 a 1878. Se supone que en este monasterio se habría cobijado reiteradamente el Apóstol de la Libertad de Bulgaria, Vasil Levski” .
Hoy en día, la celda monacal en que se alojaba Vasil Levski, así como la escuela, se encuentran restauradas. ”Hay algo en la iglesia de este monasterio que no se puede ver en ninguna otra parte de Europa: unos frescos en que aparecen recreados juntos los santos hermanos Cirilo y Metodio y el santo patrón de Irlanda, san Patricio”, resalta Dusho Gavazov.
Según una leyenda local, los insólitos frescos habrían sido encargados y hechos con donativos efectuados por un irlandés anónimo. Los estudiosos, en tanto, suelen interpretar su existencia partiendo del hecho de que todos y cada uno de los tres santos habían dejado sus nombres grabados en la historia de la civilización europea, cumpliendo misiones similares. San Patricio, que vivió en el siglo V, habría llevado el cristianismo a los pueblos del Norte. Cuatro siglos después, los santos Cirilo y Metodio tradujeron la Biblia a la lengua búlgara antigua y difundieron el verbo escrito entre eslavos y búlgaros.
Hay también otra cosa que llama la atención y es que algunos de los santos búlgaros en los frescos que adornan la iglesia aparecen recreados ataviados con trajes típicos búlgaros.
Versión en español por Mijail Mijailov
Fotos: Veneta Nikólova, municipio de Maglizh
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