En Bulgaria la fecha 10 de noviembre de 1989 se concibe como el inicio de la transición del socialismo a la democracia. Siguieron tres decenios de un lento reajuste de la sociedad búlgara. Sin embargo el regocijo inicial y la esperanza de una vida mejor poco a poco cedieron lugar a las decepciones. El antiguo sistema de gobierno fue sustituido por instituciones en que se coló la corrupción, el clientelismo y los intereses de estructuras oligárquicas.
Los cambios que anhelaba la sociedad fueron tergiversados y viciados. Con el paso del tiempo la población de Bulgaria fue empobreciendo y la decepción de la vida política tuvo como respuesta una gran ola de emigrantes que decidieron buscar un futuro mejor.
La enorme energía social de los años 90 del siglo pasado paulatinamente se redujo de brotes esporádicos de descontento civil a causa de una u otra cosa. Las turbulencias que vivió Bulgaria a través de los años tuvieron su impacto en los medios de comunicación. Desaparecieron las ediciones analíticas de peso y el público comenzó a satisfacerse con noticias y comentarios de la prensa amarilla.
Los periodistas que tenían el valor de buscar respuestas a cuestiones incómodas perdieron el trabajo, contra ellos se ejercía presión y con frecuencia se vieron perseguidos por la Justicia. Los últimos datos de la Organización Internacional “Reporteros Sin Fronteras” (RSF), con sede en Francia, mostraron de modo unívoco que Bulgaria ya ocupa el puesto 111 en libertad de expresión, posicionándose entre Guinea y Nepal.
“Los medios de información son una imagen de espejo de la sociedad civil búlgara. Tener una posición en el ámbito del periodismo equivale al concepto de defender una postura cívica”, señala Ivo Indzhev. A principios de los años 90 Indzhev ocupaba el cargo de director de la Agencia Telegráfica Búlgara, después de lo cual encabezó la Asociación de Periodistas Europeos como vicepresidente. Fue presentador del programa político “En el Centro”, transmitido por la cadena televisiva bTV (2000-2006). Hoy tiene un blog y sus publicaciones se editan en varios medios de comunicación extranjeros.
“Probablemente en los años 90 el periodismo búlgaro fuera más ingenuo pero era más auténtico desde el punto de vista de la confrontación de las opiniones, analiza Indzhev. Entonces uno podía darse cuenta a primera vista de la postura de cada medio de información. Esto no era un secreto ni era un objetivo que perseguían los medios de comunicación de entonces. Somos periodistas y sabemos que hay diferentes géneros y no se debe equivocar la información imparcial que ofrecen las noticias con los textos del periodismo de opinión, en los cuales sucede lo contrario. La gente lee un comentario periodístico para saber cuál es la postura de su autor.
El periodismo de opinión implica antes que nada defender una posición pero no son muchos los periodistas que pueden permitirse expresar su opinión sin miedo.
En el marco de una vida uno puede cambiar su punto de vista y sus posturas siempre y cuando lo haga de un modo desinteresado. Lamentablemente los periodistas nos merecimos la actitud negativa de la sociedad, me refiero a todos y no quiero excluir a nadie. La gente puede valorar el lugar que ocupa cada uno en esta profesión”.
A juicio de Boyko Stankushev, que a través de los años trabajó como reportero, redactor de noticias y director de los más populares programas televisivos en los años 90 en la Televisión Nacional, va disminuyendo el número de los medios de información independientes. Esto es así porque durante años las instituciones en Bulgaria que representan a los diferentes poderes, sin excepción, hacen todo lo posible para llegar a dominar las voces independientes del periodismo.
“Desde los albores de la transición todos albergaban la esperanza de que de aquí en adelante las voces humanas libres, en particular las voces libres en el periodismo, no sufrirían represalias y no serían machacadas. La sociedad búlgara no logró presionar al Parlamento para elaborar una legislación que garantizara a Bulgaria un lugar digno, en su calidad de una democracia nueva. La verdad es que en lo que se refiere a la libertad de expresión Bulgaria ha bajado al menos dos veces en la clasificación. Hay países en Europa que no son parte de la UE, como Albania, Serbia, Montenegro, pero se adelantan a Bulgaria en la libre expresión. Nuestro país se rezaga mucho de ellos y esto es lo que más me preocupa a mí”.
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