El 4 de abril se celebrarán las elecciones para la 45ª Legislatura de la Asamblea Nacional de Bulgaria. Serán los décimos comicios a una Asamblea Nacional ordinaria desde el comienzo de los cambios democráticos en el país.
Pese a haberse frenado durante más de cuatro décadas el desarrollo democrático del país (desde 1946 hasta 1989), los búlgaros tienen una experiencia electoral significativa. Las bases para la celebración de elecciones en este país se sentaron inmediatamente después de la Liberación del dominio otomano (1878). En 1879, Bulgaria ya contaba con una legislación electoral moderna, basada en las normas de Europa.
La Asamblea Constituyente, convocada en 1879 en la ciudad de Tárnovo (actual Veliko Tárnovo), imprimió un impulso a la edificación del Estado búlgaro moderno y confeccionó las primeras reglas para la elección de diputados en el país. La propia Asamblea Constituyente estaba compuesta por 229 diputados agrupados en cuatro categorías: elegidos por derecho, electos conforme el cargo que ocupaban; designados por el comisario del emperador, elegidos directamente por el pueblo y se contaba asimismo con sendos representantes del Monasterio de Rila, de la Sociedad Búlgara en Odesa y de la Sociedad Benéfica Búlgara en Viena. A todos ellos incumbía la responsabilidad de forjar la primera Ley Fundamental de Bulgaria.
”La propia Constitución introdujo algunos parámetros esenciales de la legislación electoral, a saber, el sufragio universal directo, que por el año 1879 aún no llegaba a generalizarse –dice el Doctor en Historia Svetoslav Zhivkov, docente de la Facultad de Historia de la Universidad de Sofía– . Eran pocos los países que contaban con sufragio universal simultáneo en el derecho electoral directo y paritario. Existía un sistema mayoritario en circunscripciones plurinominales, pues a finales del siglo XIX, esta era la forma más difundida para convertir el voto de los electores en mandatos. Carecíamos de la experiencia de representaciones medievales tardías, estructuradas en base a un principio corporativo o gremial, tales como curias, parlamentos curiales, etc”.
La historia enseña que a menudo entre las leyes escritas y la práctica electoral, que depende en gran medida de la mentalidad, la cultura política y los hábitos de la gente, surgen desavenencias. Ocurría así hasta mediados del siglo XIX en el sur de Europa, incluso en Gran Bretaña y Estados Unidos, donde imperaban los engranajes partidistas para la votación. En la práctica electoral búlgara incipiente era un asunto escabroso la formación de los burós electorales para la votación directa.
”Se trata de una estructura análoga a las comisiones electorales actuales, un organismo muy importante, porque administra la celebración de las elecciones sobre terreno –dice el doctor Zhivkov– . A primera vista, al principio todo ocurriría de modo completamente democrático. Los electores se congregaban en el centro de la localidad cabecera de distrito donde se efectuaba la votación, y allí, en la plaza, muy de mañana, lo primero que tenían que hacer esos ciudadanos era elegir una comisión electoral seccional, llamada a la sazón buró electoral. En teoría, se trata del principio más democrático posible ya que los electores eligen a quienes gestionarán el proceso electoral. Sin embargo, justo en aquel ajetreo se producían grandes enfrentamientos, incluso peleas y palizas, en las que acababa predominando el hombre más fuerte o el más madrugador y él designaba a sus representantes en el buró electoral. Al comienzo, no regían requisitos algunos para una representación de los partidos, además, los partidos no estaban regulados por la ley como tales. Esto facilitaba toda clase de maquinaciones y abusos por parte del buró, sobre todo cuando estaba formado por representantes de un solo grupo político. El abuso más frecuente consistía en echar en las urnas papeletas adicionales”.
La participación electoral a finales del siglo XIX y principios del XX tampoco fue muy elevada. Al comienzo no llegaba a superar el 20%. No hay que perder de vista, empero, que en aquellos años los electores sólo representaban un 25% del total de la población, puesto que solo los hombres de edad superior a los 21 años tenían derecho al voto.
”En las elecciones para la quinta Magna Asamblea Nacional (1911), la participación electoral superó por primera vez el 50% –dice el Dr. Svetoslav Zhivkov– . El factor primordial para impulsar la participación fue la creación de burós seccionales como forma para aproximar a los electores a la votación”.
En los años posteriores a 1920, el salto registrado en la participación fue significativo, llegando al 75–80% de los ciudadanos con derecho a voto, lo que se puede explicar por haberse hecho obligatorio votar. La ley además preveía sanciones monetarias para quienes se negaban a hacerlo. Incluso hoy en día la ley obliga a los ciudadanos búlgaros a ejercer su derecho al voto, aunque no contempla sanciones para quienes no lo hagan.
Bulgaria fue uno de los primeros países del mundo en implementar el voto proporcional. En la continuación de la conversación con el Dr. Svetoslav Zhivkov, el historiador explicará los motivos para ello y hablará de cómo se pasó de las papeletas manuscritas a las impresas para la votación.
Versión en español por Mijail Mijailov
Fotos: archivo, Plamena Bachíyska
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