¿Puede el turismo ser lúgubre, evocar recuerdos y emociones sombríos y tristes? La respuesta se podrá descubrir en el interés enorme por las fábricas, edificios administrativos, hospitales y templos obsoletos y abandonados y hasta en las aldeas fantasmales petrificadas en el tiempo. Por la dejadez en distintas obras de infraestructura de la época del totalitarismo (1945 ) y los edificios, estadios y escuelas derruidos de aquella época, Bulgaria es una mina de oro para los aficionados al llamado turismo oscuro. No es casualidad que el país figure como uno de los destinos primordiales que aparecen en los sitios electrónicos extranjeros especializados en este tipo de viajes. Ofrecemos a continuación nuestras cinco propuestas para practicar el turismo oscuro en Bulgaria.
1. El monumento en el pico Búzludzha
Este monumento, popularmente conocido entre los turistas extranjeros y en Internet como el OVNI de Búzludzha, por su parecido a un platillo volante, es el símbolo emblemático por excelencia de la época del totalitarismo en Bulgaria. Se encuentra incorporado a la clasificación internacional de los 33 lugares abandonados más bellos del mundo y es visitado por miles de turistas cada año. La estructura de hormigón de la llamada casa–monumento del Partido Comunista Búlgaro fue construida en el año 1981 y está rematada por un pilar de 70 metros, en cuya cúspide, más cerca de las estrellas, emiten su destello dos estrellas pentagonales gigantes rojo rubí. Hoy en día, ese prodigio de la arquitectura totalitaria, posado cual OVNI en la cima de la montaña, sigue derruyéndose a la espera de ser restaurado en el marco de un proyecto internacional.
2. El campo de concentración en la isla de Persín
Durante la época totalitarista, más de 8.000 búlgaros –según datos extraoficiales– , que en su grueso formaban parte de la intelectualidad nacional, murieron en el campo de concentración en la isla de Persín, en el río Danubio. Un puente de pontones, donado personalmente por Stalin, sirve para enlazar hasta hoy en día la orilla de la ciudad de Bélene con esa isla, donde se pueden ver los pocos rastros que se quedaron sin borrar del llamado campo reformatorio laboral. La zona es accesible para visitas turísticas.
3. La iglesia sumergida por las aguas de la represa de Zhrébchevo
En Bulgaria hay casi 3.000 represas grandes y pequeñas, todas construidas en la época del totalitarismo. Cientos de localidades búlgaras de arquitectura hermosa e historia dilatada han sido borradas para siempre por las aguas de los embalses. Una de esas localidades es la aldea de Zapalnia, con su magnífica iglesia de San Juan de Rila. En la actualidad, el templo desaparecido bajo las aguas es el único testimonio del florecimiento de antaño de ese pintoresco pedazo del Valle de las Rosas.
4. El Lago de Mármol en las inmediaciones de la ciudad de Brézovo
Este embalse es de color azul verdoso claro y sus aguas son planas como la superficie de un cristal. Sin embargo, no se trata de un fenómeno de la naturaleza, ya que el lago, situado en la zona de Sredna Gora o Antebalcanes (noroeste de Bulgaria) es una cantera de extracción de mármol abandonada de la época totalitaria, que poco a poco se ha ido llenando de agua de lluvia, agua cristalina filtrada de forma natural. La profundidad del lago alcanza los 20 metros. La zona atrae como un imán a los aficionados al turismo oscuro y los apasionados de las vistas insólitas.
5. La aldea de Gorno Lúkovo
Bulgaria atesora auténticas joyas para los fanáticos del turismo negro; se trata de los cientos de pueblos desiertos de iglesias en ruinas y vetustas casas pétreas, cubiertas de maleza e hiedra, que evocan parecidos con el castillo de la Bella Durmiente.
Uno de estos sitios fascinantes es la aldea fronteriza de Gorno Lúkovo en la porción oriental de la montaña Ródope, un pueblo que parece sumido en un sueño secular. La aldea comenzó a despoblarse en la época del totalitarismo, cuando sus moradores emigraron a las ciudades cercanas en pos de un sustento y una vida mejor.
Versión en español por Mijail Mijailov
Fotos: Veneta Nikólova
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