El camino al cambio en el Gobierno de Bulgaria está allanado. En esos términos ha comentado el periodista Iván Garelov los resultados de las elecciones, en los que la diferencia entre las dos primeras fuerzas parlamentarias es prácticamente inapreciable, inferior al 1%. Aunque consigan una mínima delantera, el resultado para los hasta ahora gobernantes del partido GERB (Ciudadanos por el Desarrollo Europeo de Bulgaria) equivale más bien a una derrota, algo que no había sucedido en los pasados 12 años. El otro varapalo ha sido para el Movimiento por Derechos y Libertades (DPC), el partido de la minoría turca.
“El partido ha perdido su papel de equilibrador, tal vez para siempre —señala Vesislava Táncheva, experta en comunicaciones políticas, durante una entrevista para Radio Nacional—. Las observaciones que he hecho sobre terreno apuntan que el enorme reflujo en los votos al DPC no se ha producido en el extranjero, sino que ha surgido de sus propias filas. Los turcos búlgaros, aquellos que el partido llevaba años creyendo ser capaz de emplearlos y movilizarlos a su conveniencia en cualquier época de elecciones, han desistido de votarlo. Otra cosa que ha pasado en estos comicios es que, por primera vez, el peso del voto comprado es más insignificante que nunca, quizá como lo habría sido desde el comienzo de los cambios democráticos en Bulgaria. Esto se ha debido en gran medida al voto mecánico, pero también a la imposibilidad de que se controle el voto comprado, y es por ello que los partidos han renunciado a gastar dinero en comprar votos. Es un hecho el que en una parte predominante de los colegios electorales gitanos la participación electoral haya sido pasmosamente baja, de un 10% aproximadamente, tras haber llegado en años anteriores hasta a un 40% o un 60%”.
Los abusos destapados por el Gobierno interino, cometidos durante el gobierno del GERB, provocarían pérdidas cuantiosas en los países de democracia avanzada: “En Bulgaria, empero, el impacto ha sido limitado —comenta Vesislava Táncheva—. Ciertamente hay un desplome de la credibilidad del partido GERB, pero soy de la opinión de que este descrédito se encuentra compensado por el voto controlado en la Administración Pública y en las empresas sumisas a este partido, las que aleccionaron a sus plantillas de cómo tenían que votar si no querían perder su empleo”.
“Las elecciones terminan con foto finish, unas terceras elecciones golpearían duro a los partidos del cambio”, vaticina el sociólogo Kancho Stoychev.
“La formación de un Gobierno regular es inevitable —dice Stoychev en una entrevista con Radio Nacional de Bulgaria—. Me parece que no se irá hacia la formación de una coalición, sino que se pondrá rumbo a un Gobierno de la minoría respaldado en el Parlamento. Se contará así con un poder ejecutivo que se mantendrá sometido a un control permanente y muy recio por parte del Parlamento. Lo más importante que ha pasado es que se dispondrá de un papel restaurado de la Asamblea Nacional, ya que este es el recinto en el que se ha de promover un diálogo público en torno a todos los temas de candentes actualidad, en vez de incurrir en politiquería”.
Por su parte, el politólogo Jristo Panchugov, docente en la Nueva Universidad Búlgara, estima que “el cuadro político no cambia en lo fundamental”. La falta de claridad en por qué la legislatura anterior no fue capaz de constituir un Gobierno ha movido a numerosos electores a no encontrar un motivo para ir a votar el 11 de julio, y ello se ha reflejado en la baja participación electoral en el país, de un 38,4% según el escrutinio paralelo de la Agencia Demoscópica Gallup. Sin embargo, algunos analistas no descartan, en medio de esta situación, la posibilidad de un tercer giro de la ruleta electoral.
“Soy de la opinión de que lo que la sociedad búlgara está exigiendo ahora es una responsabilidad y una visión política diáfanas —prosigue Jristo Panchugov—. No se trata de unas componendas o faltas de principios, sino de la necesidad de que alguien cargue con la responsabilidad de sentar pautas en el camino que queda por delante, y tener la resistencia para recorrerlo. Si esto no ocurre ahora mismo, los ciudadanos búlgaros castigarán a los agentes en este juego de una forma más dura de la que éstos se puedan imaginar. O sea, la posibilidad de unos terceros comicios con estas tendencias que estamos notando, lo que sería un juego de azar muy grande. Creo que los políticos búlgaros no se permitirán semejante juego, puesto que las circunstancias les presionarán para que formen un Gobierno, por muy arduo que sea lograrlo”.
Adaptado por Elena Karkalánova
Versión en español por Mijail Mijailov
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