El 3 de marzo de 1878 se cumplía el sueño largamente anhelado por los patriotas búlgaros: después de la presencia de cinco siglos del Imperio Otomano en Bulgaria, el país volvía a ocupar su lugar en el mapa político europeo. La libertad por fin había llegado, casi todos los búlgaros se encontraban en las fronteras del nuevo Estado y el mar Egeo de nuevo lavaba la costa búlgara. Sin embargo, la alegría de las cadenas rotas duró poco. En verano de ese mismo año Bulgaria fue fragmentada y el ideal nacional de los renacentistas búlgaros fue machacado.
El 13 de julio de 1878, tres meses después de la firma del Tratado de Paz de San Stéfano, las Grandes Potencias dividieron Bulgaria en cinco partes: el Principado de Bulgaria, vasallo del sultán; la Provincia Autónoma Rumelia Oriental; el norte de Dóbrudzha pasó a formar parte de Rumanía; las ciudades de Nis, Pirot y Vrania, fueron anexadas al territorio serbio; y Macedonia, Tracia Oriental y Occidental quedaron bajo el poder directo del sultán. Desde aquel instante, la política del país estaría orientada a la unificación de todos los territorios poblados por búlgaros.
Por iniciativa del escritor revolucionario Zajari Stoyanov (eminente historiador, escritor y revolucionario búlgaro), en febrero de 1885 fue creado en Plovdiv el tercer Comité Revolucionario Central Secreto, que desempeñó un papel clave en la Unificación del Principado de Bulgaria y Rumelia Oriental. El movimiento unionista centró su labor no solo en la creación de una red de comités, sino en la búsqueda de apoyo político dentro y fuera del país.
El Comité Revolucionario Central Secreto fijó el 15 de septiembre como fecha de inicio de una insurrección, cuyo objetivo era derrocar del poder al gobernador principal, Gavril Krástevic, y el Gobierno de Plovdiv (la ciudad más importante en Rumelia Oriental). El 5 de septiembre los ciudadanos se reunieron alrededor del konak (la sede de la autoridad otomana), llamados por el sonar de las campañas de la iglesia. Zajari Stoyanov anunciaba en una proclamación la noble empresa con las palabras: “¡Hermanos! ¡Ha llegado la hora de la unificación!”. Así, en la noche del 6 de septiembre, tropas encabezadas por el mayor Danaíl Nikolaev tomaron el control sobre la ciudad de Plovdiv y, sin que nadie opusiera resistencia, derrocaron del poder al Gobierno y al gobernador Gavril Krástevic. Rumelia Oriental rechazó la supremacía del sultán y declaró su anexión al Principado de Bulgaria.
El Archivo Sonoro de Radio Nacional de Bulgaria guarda el relato del historiador militar Gueorgui Marin, quien transmitió los testimonios de su abuelo sobre el inicio de la adhesión de Rumelia Oriental al Principado de Bulgaria en la aldea de Golamo Konare (que hoy se denomina Saedinenie, o sea, Unificación).
“Antes de la Unificación, desde Plovdiv fue enviado el prefecto Pétar Dimitrov. Prodan Tishkov (sargento mayor de la milicia de Rumelia Oriental y participante activo en la Guerra Ruso–Turca de 1877–1878, libertadora para Bulgaria) dijo a unos jóvenes que estaría enfermo, pidiéndoles que encaminasen al prefecto a su casa. Prodan Tíshkov residía en la casa en que se escondía Zajari Stoyanov. Los jóvenes la cercaron y, cuando Pétar Dimitrov llegó, lo detuvieron, después de lo cual hicieron sonar la campana de la iglesia y comenzaron a formar las tropas. Se reunieron unos 2500 hombres armados, el grupo mayor se encaminó a Plovdiv y el menor a organizar la lucha en el resto de las aldeas. A 3 kilómetros de Plovdiv toparon con la gendarmería ecuestre enviada a Golamo Konare para liberar al prefecto. Entonces el líder de la tropa, Prodan Tíshkov, ordenó que se arrodillaran para disparar. Quienes formaban parte de la primera tropa dispararon una vez sobre las cabezas de los jinetes. Ellos dieron marcha atrás y huyeron en dirección a Plovdiv. De allí alcanzamos el puente del río Maritsa en Karshiaka*”.
El príncipe Alejandro I de Battenberg expresó su apoyo a la Unificación y en una proclamación consintió que se denominara “príncipe del norte y del sur de Bulgaria”. Sin embargo, con sus acciones los búlgaros violaron el Tratado de Berlín que fragmentó sus tierras, lo que provocó la protesta de las Grandes Potencias y del sultán. Serbia declaró la guerra a Bulgaria, pero sufrió una derrota en una batalla decisiva cerca de la ciudad de Slívnitsa.
Después de la fulminante derrota que el joven ejército búlgaro atestó al experimentado y mejor armado ejército serbio en una guerra que duró apenas dos semanas, el prestigio de Bulgaria en el escenario internacional fue creciendo. El 24 de marzo de 1886 en Estambul los embajadores de las Grandes Potencias firmaron un acta que reconocía la Unificación.
A pesar de que el territorio de la Bulgaria actual no abarca sus fronteras étnicas, en la época de su auge el país tenía salida a tres mares: el Negro, el Egeo y el Adriático. Hoy en día los búlgaros se sienten espiritualmente unidos a la Europa moderna, donde las divisiones físicas tienen cada vez menos importancia.
*Karshiaka: un barrio de la ciudad de Plovdiv
Versión al español de Hristina Táseva
Fotos: militarymuseum.bg, archivo
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